La madre del desierto de Nacho Bartolone

La creación de esta obra parte de recortes, fragmentos de ficciones y documentos testimoniales que se desprenden -y se despegan- del universo del escritor David Foster Wallace. Como Andrés Caicedo, como Sylvia Plath, como Salvador Benesdra, Foster Wallace forma parte de los escritores que decidieron cómo y cuándo apagar la máquina.


PREVENTA ONLINE

A partir del jueves 20 de diciembre y hasta el domingo 7 de enero se encuentra habilitado el sistema de preventa online a través de Alternativa Teatral para las obras La madre del desierto y En lo alto para siempre.

La madre del desierto

Escrita y dirigida por Nacho Bartolone

Con: Alejandra Flechner, Santiago Gobernori.

Música en escena: Victoria Barca, Franco Calluso.

Coreografía: Carolina Borca.

Video: Leo Balistrieri.

Música original: Franco Calluso.

Iluminación: David Seldes.

Escenografía y vestuario: Endi Ruiz.

Funciones: jueves a domingos, 18 h.

Desde el 14 de febrero.

Localidades: 280 pesos.

Preventa online: 230 pesos (cupo limitado)

Partiendo de una lengua en continua torsión, la escritura y el teatro de Nacho Bartolone se funden en un mismo gesto: adulteración, sensualidad, poesía, desacato. Sus piezas, dueñas de una sonoridad y un cuerpo escandalosos, parecen el resultado de una virtuosa coreografía intelectual. Con pulso alucinado, sus obras Piedra sentada, pata corrida (2013) y La piel del poema (2015), generan vínculos y dislocaciones entre buena parte de la tradición literaria y el teatro argentinos. La madre del desierto ataca el periplo de la difunta Deolinda Correa, puesto en el cuerpo y la voz de Alejandra Flechner. Si el desierto es una página en blanco, y el pasado un holograma o materia que acarrear, el autor se enfrenta a ambos con entusiasmo y crueldad. Una vez más el lenguaje, a partir del Bebo PuraLeche que encarna Santiago Gobernori, es “un destetado de su raza” y, como toda potencia desobediente, “siempre habla la Lengua de dios”.

En lo alto para siempre

Escrita y dirigida por Camila Fabbri y Eugenia Pérez Tomas

Con: Sergio Boris, Pablo “Kun” Castro, Delfina Colombo, María Onetto.

Música: Guillermo Pesoa.

Coreografía: Virginia Leanza.

Iluminación: David Seldes.

Escenografía y vestuario: Mariana Tirantte.

Funciones: jueves a domingos, 21 h.

Desde el 28 de febrero.

Localidades: 280 pesos.

Preventa online: 230 pesos (cupo limitado)

La creación de esta obra parte de recortes, fragmentos de ficciones y documentos testimoniales que se desprenden -y se despegan- del universo del escritor David Foster Wallace. Como Andrés Caicedo, como Sylvia Plath, como Salvador Benesdra, Foster Wallace forma parte de los escritores que decidieron cómo y cuándo apagar la máquina. En vida, se preguntaba cómo hacer para no dejarse hipnotizar por el monólogo constante que sonaba adentro de su cabeza. ¿Cómo hacer para ahuyentar a los fantasmas? En la obra de Camila Fabbri y Eugenia Pérez Tomas, María pasa los días en el techo de su casa. No quiere bajar. Su hijo, Pablo, se tiró desde ahí hace un tiempo. María piensa: ¿Qué hay antes del salto? Lidia, su hija menor, y un hombre que asiste a la casa para hacer arreglos, suben a buscarla. Una vez arriba, el vacío les revela, a todos, una extraña necesidad de arrojo. En lo alto para siempre es un ensayo, frágil y luminoso, sobre la tensión entre el cuerpo y el pensamiento. También es una obra sobre la orfandad. Y sobre el sosiego que puede dar la compañía, como cuando Emilio y María, subidos al techo, hablan, comen y piensan en saltar, mientras abajo la casa se inunda.

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