China es percibida como un poder cooperante en la región

China ha construido una imagen muy potente en la región y es fruto de un trabajo en lo político, diplomático, y de vinculación incluso en el campo académico.


En este sentido, la iniciativa One Road, One Belt, tiene esta doble visión de desarrollo y cooperación que está en la misma matriz o en el mismo seno de su concepción, según señaló Sergio Cesarin en un foro sobre OBOR.

Entre los días 3 y 4 de diciembre, se desarrolló en Buenos Aires el Simposio Latinoamericano del Foro Mundial de Estudios sobre China, One Belt, One Road (OBOR), organizado por la Universidad Nacional de La Plata, la Fundación ICBC y el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales por la parte argentina y la Academia de Ciencias Sociales de Shanghai (SASS), junto con su Fundación, y el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia China de Ciencias Sociales por la parte del país asiático.

En su intervención, el especialista en Asia-Pacífico Sergio Cesarín, se refirió a la nueva visión para el desarrollo surgida de la iniciativa del gigante asiático.

“Es un punto importante porque somos economías en desarrollo al igual que China, aunque parezca una escala más adelantada que la nuestra. Como un factor instrumental aparece la cuestión de la infraestructura, las rutas, todo lo que tiene que ver con la conectividad y en este sentido me parece que durante estos últimos años, China ha construido una imagen muy potente en la región y es fruto de un trabajo de lo político, diplomático, de vinculación incluso del campo académico que lo convierte en un actor que es percibido como un poder cooperante de la región.

“China no es un actor hostil en la región, en general no es así visto, aunque puede haber visiones distintas. En este sentido, la iniciativa One Road, One Belt, tiene esta doble visión de desarrollo y cooperación que está en la misma matriz o en el mismo seno de su concepción. Hay un aspecto de la iniciativa que me parece importante destacar y que está en su origen y en su concepción y es lo de reducir la desigualdad geográfica. Sin duda la iniciativa está pensada en reducir la desigualdad geográfica de China misma, mejorar, diferenciales geoeconómicos entre sus distintas regiones. Pero esto de la desigualdad geográfica y de la función positiva y que las obras de infraestructura o conexión tienen obviamente para nosotros como región como América latina, como América del sur es importante. Tal vez más importante sea, para los que percibimos esto de manera general positiva, esta idea que atada a la ruta de la seda, al proyecto a la concepción misma, está la idea de proponer desde China un modelo de desarrollo inclusivo”, sostuvo ante un nutrido auditorio de especialistas chinos, argentinos y latinoamericanos.

“Fíjense que yo trato en distintos foros siempre la cuestión del desarrollo porque nosotros como América latina hemos cedido en parte la discusión del desarrollo para dar prioridad a temas que son más acuciantes”, sostuvo.

“Si esta propuesta en China tiene idea -y que la tiene desde ya-, el tema es cómo se operacionaliza, por supuesto. Pero si trae como modelo de desarrollo inclusivo la reducción de la pobreza, los programas centrados en inversión social y la sostenibilidad ambiental, evidentemente es y será un proyecto altamente apreciado como motor para el desarrollo de la región.

“Por supuesto, quisiera mencionar algunos temas históricos. Nosotros como América Latina. Aquí voy a dar mi opinión personal en función de la experiencia de haber compartido con muchos colegas chinos y latinoamericanos en distintos foros y hablarles de lo que a veces escuchamos en estas reuniones. Lo primero que dije tiene que ver con esto, entendemos y vemos que en el mediano y largo plazo, la iniciativa desde esta base conceptual del desarrollo inclusivo, de la mejora de la calidad de vida de nuestros ciudadanos, de la reducción de la pobreza, es un punto importante. El segundo punto, tal vez sugerirles que consideren, cuando transmiten o elaboran un discurso, análisis o sus conceptos, que nosotros como región fuimos en el siglo XVI, XVII, incluso parte del XIX, parte de la ruta del oro, ruta de la plata, ruta de la especias, ruta del cacao, ruta del banano, ruta del café, hasta ruta del comercio esclavista. Cada una de estas rutas bajo el imperativo de formas coloniales de dominación.

“Obviamente tenemos la esperanza - este no es para nada el enfoque que quiere aplicar China en la región-, de que esta ruta nos sirva para mejorar nuestros niveles de desarrollo.

“Agregaría, que esta ruta no se desarrolle sólo en términos de lo que es la parte dura: cemento, hierro, acero, etc. Le falta tal vez una bajada más concreta en lo que denominaría la ‘ruta del chip o de la inteligencia artificial’”.

naciones y economías que podemos ver en China -y creo que China está muy dispuesta a eso, porque lo dicen sus documentos de estrategia hacia América Latina del año 2016-, trabajar mucho más intensamente en cuestiones de software o cuestiones que tienen que ver con tecnología de la información, alianzas tecnológicas y complementar proyectos de inversión -o la conectividad dura- con este tipo de conectividad más soft.

Graciela Baquero