Mercosur y el sistema emergente de Asia del Pacífico

La supremacía de Asia está a las puertas y el mundo se recrea para adaptarse al nuevo orden que se proyecta a partir de la cooperación de las naciones asiáticas, cimentada en torno a los tres gigantes de esa región, China, Japón y Corea. El profesor y master en Relaciones Internacionales Carlos Moneta adelantó los escenarios posibles para el período 2015-2020 y planteó las preguntas que debe hacerse el Mercosur si no quiere perder el tren y maximizar las enormes posibilidades de negocios que tendrá. La búsqueda de una estrategia no puede esperar: China ya ingresó al juego de América latina, donde desplazó a la Argentina como segundo socio comercial de Brasil. El papel del bloque del sur fue el eje de la conferencia “Asia del Pacífico e India/ Argentina-Mercosur. Contexto y negocios para los próximos años”. El encuentro fue auspiciado por Banco Provincia de Buenos Aires y presentado por MercosurABC en el Auditorio Standard Bank, en el marco de Expocomex 2008.


En menos de diez años un universo nuevo de empresas asiáticas se habrá instalado a lo largo de toda Latinoamérica, siguiendo un patrón productivo basado en la cooperación. Los países del arco andino se está movilizando para adaptarse a ese desembarco, pero en el Mercosur todavía está pendiente el diseño de una estrategia para no desaprovechar las oportunidades de negocios que vienen y el papel decisivo que le cabe en ese mundo. En el año 2007 el intercambio comercial de América Latina solamente con China superó los u$s 102.000 millones, un 46% más que en 2006, pero las tasas de crecimiento de sus exportaciones -del orden del 42%-, podrían desestabilizar la balanza comercial de la región si no se cuenta con un plan de inserción en el contexto mundial que se está construyendo. En el marco de la Expocomex, la mayor muestra de comercio exterior que se realiza en Buenos Aires, el profesor y Master en Relaciones Internacionales Carlos Moneta, describió las tendencias que marcarán el período 2015-2020, y señaló cuáles son las preguntas que el Mercosur debe hacerse para no quedar afuera del nuevo orden mundial.

El consenso hoy indica que hacia 2020 el mundo habrá cambiado radicalmente y las naciones asiáticas se constituirán en el eje indiscutido del comercio mundial, con epicentro en China. Este es más que un pronóstico y se nota en las cifras ya disponibles. Si bien en la actualidad China depende fundamentalmente de la Unión Europea y de Estados Unidos para colocar su producción, hay evidencias de cambio en la región. Un ejemplo es que el comercio de Japón con EEUU bajó un 30% en los últimos tiempos aunque subió respecto de la UE mientras que duplicó sus exportaciones a Asia y se triplicaron las importaciones de Asia a Japón. Otros indicios se observan en las corrientes de comercio entre EEUU, China, países del sudeste asiático (ASEAN), y la India. Si se compara el mapa de la década del 90 con el de 2005 surge que China tenía un saldo favorable en su comercio con EEUU de u$s 22.000 millones, que luego creció hasta casi u$s 150 millones. Del mismo modo, el intercambio estadounidense con ASEAN era más relevante que el que tenían ASEAN y China, pero hoy ocurre lo contrario. "China se está endogenerando como centro", sintetizó Moneta.

Esta modificación profunda que se está operando y las preguntas estratégicas que deben hacerse los gobiernos del Mercosur para tender puentes con Asia fue el tema de la exposición de Moneta el pasado 26 de agosto, auspiciada por Banco Provincia de Buenos Aires y presentada por MercosurABC en el Auditorio Standard Bank. “Durante la próxima década se incrementará en alto grado la actividad de empresas de países de Asia-Pacífico y de India en Sudamérica y este rápido crecimiento de empresas y de la inversión de origen asiático requiere contar a tiempo con una preparación adecuada de nuestra parte, en numerosos ámbitos de actividad del gobierno, la burocracia, el sector privado, las universidades y la sociedad civil”, resumió el experto.

Escenarios y tendencias

El profesor observa tres escenarios posibles que alcanzan hasta el horizonte de 2020, pero resaltó que la conclusión fundamental es que en cualquiera de ellos, Asia sale ganando. "Resultaría la región menos afectada aún en el contexto más negativo, a la vez que sería el más beneficiado si la situación va bien", pronosticó. Cabe destacar que aún en escenarios intermedios y de bajo crecimiento global, se esperan aumentos del PBI asiático de más del 6% anual durante los próximos años, recordó.

Otra tendencia mundial es la dualización de la economía, es decir, el aumento sustantivo de la brecha en el desarrollo entre los países y dentro de los mismos. “Muchos se van a poder insertar en el sistema mundial y otros van a quedar afuera", advirtió, a partir de la realidad de “sectores y regiones insertadas en redes internacionales con explotación de nichos y sectores atrasados, de baja productividad, que actúan para el mercado local o regional”. También parece avecinarse una alta concentración de progreso técnico en los países desarrollados “con rentas de innovación protegidas por la difusión y normativa de propiedad intelectual impuesta compulsivamente al resto del mundo”, agregó. Allí, la mayor vulnerabilidad de las naciones en desarrollo es evidente. Para estas se esperan mercados financieros procíclicos, "con limitados instrumentos de políticas anti-shock", anticipó. Destacó además una tendencia a la muy alta movilidad de capital en contraposición a una muy baja de la mano de obra; un contexto de crecimiento irregular con un comercio canalizado básicamente vía TLC’s (Tratados de Libre Comercio) y de acuerdos intra e interregionales; incremento de la demanda mundial de alimentos; mayores precios y competencia por los hidrocarburos con la utilización extendida de la energía nuclear y de tecnologías alternativas; y fenómenos crecientes de pérdida de la biodiversidad y cambio climático, con el consecuente aumento de innovación tecnológica para paliar el deterioro ambiental.

A partir de estos cambios, Moneta recomendó no pensar más en los países como unidades. "El que sigue mirando a Asia de esa manera pierde, porque esa región se está integrando a gran velocidad y formando un sistema económico con un componente político de coordinación muy fuerte; al examinarse las posibilidades de acordar TLCs con un país o esquema subregional de la zona asiática, hay que percibirlos no en forma individual sino como parte de un sistema altamente interactivo”, sostuvo Moneta. La clave cuando un país piense en su política de comercio será que analice primero cómo está vinculado en el engranaje asiático para ver qué posibilidades tiene, qué problemas se le presentará y qué ventajas puede obtener. “Estos son los debates del siglo XXI", aconsejó.


Asia: Los actores

Asia está en plena reestructuración intraindustrial en la que claramente China es el sol, Japón es la luna, y el resto son satélites que se complementan. Moneta explica que esto es así porque por su tipo de producción, China obligó a los países pequeños y medianos del área a elevar su nivel de valor tecnológico agregado. Ante la evidencia de la imposibilidad de competir con la producción básica de este gigante, las naciones del ASEAN reaccionaron al shock inicial y elevaron su producción a un nivel de semi-manufactura, con lo cual hoy venden todo lo que producen a China. "En estos momentos el crecimiento de las exportaciones de ASEAN a China es del 80 al 200% año a año", acotó Moneta. Un ejemplo que fácilmente puede servir de espejo para el Mercosur.

Sin embargo, no vale quedarse con este esquema porque la situación sigue evolucionando y es de esperar que China vaya agregando valor tecnológico y calidad a su producción en los próximos años. “Entonces, el problema (con las importaciones chinas) no se limitará a las zapatillas sino que alcanzará a toda la línea porque al empresario chino no le cuesta ningún “conflicto de diván”: copia (del mundo), lo reelabora y con ello se están dando saltos tecnológicos muy importantes", alertó.

La conclusión del experto es que Asia marcha hacia un sistema integrado, con plexo en China desde el punto de vista económico y con un diálogo político que se está gestando al mismo tiempo que el boom de acuerdos de integración. A pesar de las grandes diferencias y de los enfrentamientos del pasado entre los tres más fuertes de la región –China, Japón y Corea- "se está armando con mucha prudencia, estatura política y visión estadista, un diálogo político que se encamina a lo que será la comunidad de Asia del Este". Aunque falta mucho por recorrer, la idea de marchar hacia esa unidad ya está instalada y armadas sus bases. "Eso no va a pasar ahora ni dentro de diez años porque es muy difícil lograr la combinación de estos tres jugadores a los que ahora se suma India, pero se está armando", dijo. Es decir que estos países actuarán en condiciones de lo que Moneta define como “cooperación competitiva”, una cooperación con “bordes de contención” que, aún con cierta cuota de tensión, podrá brindar un marco para avanzar en la integración regional. “Durante los próximos años, se producirá un incremento de la capacidad del liderazgo chino para determinar las orientaciones principales del proceso”, agregó.

Los resultados de esa cooperación se traducen en un crecimiento sideral del intercambio comercial, y son un buen ejemplo para el Mercosur. India y China prevén pasar de un comercio de u$s 15.000 a 18.000 millones a cuatro veces más dentro de diez años. Esa cooperación se refiere al desarrollo tecnológico conjunto con áreas centrales como es la utilización del agua, los avances en electrónica, y los códigos que van a regir la producción de equipos de comunicación en la próxima década. Este último es apenas un ejemplo de lo que esa cooperación puede hacer. “Esto quiere decir que el aparato de televisión que se va a ver en Asia no va a ser europeo ni norteamericano –sostuvo Moneta- Lo más probable es que sea chino, o chino-indio, o chino-indio-coreano. Sumando, van a ser 2.500 millones que no van a estar comprando televisores americanos o europeos. Esto es visión estratégica”, subrayó.

Otra tendencia clara es que en un futuro cercano China no dependerá tanto del resto del mundo para colocar sus productos, sino que habrá un redescubrimiento de su impresionante mercado interno. "China está dando un sesgo de giro al mercado interno y a las condiciones de su población y está gastando cada vez más dinero en ello –sostuvo- Esto no quiere decir que se va a retirar del comercio exterior pero sí que va a dar peso a ese mercado fabuloso que tiene, lo que relativiza su dependencia con lo que está pasando en el resto del mundo".

A partir de los acuerdos de cooperación en Asia, los actuales y los que están por venir, Moneta proyectó dos escenarios de comercio mundiales, uno que tiene que ver con la complementación de ASEAN y China, y otro en el que se suman Corea y Japón. El primero ya está funcionando en virtud de los tratados vigentes, pero en un horizonte más lejano, la complementación de los tres gigantes con ASEAN constituirá “un cambio tectónico en la economía mundial”, advirtió Moneta.

China/ASEAN: Las estimaciones indican que China aumenta 47% sus exportaciones a ASEAN mientras que esta última región le vende apenas un 2% más. Pero la contrapartida es que China reduciría sus exportaciones a Estados Unidos, a la Unión Europea y al resto del mundo a tasas de 3 a 4%, en tanto ASEAN las incrementaría en 3% a EE.UU. y UE, y en 15% al resto del mundo. Este último grupo –que incluye al Mercosur- avanzaría en 2% en sus ventas a China pero vendería 7% menos a los países de ASEAN.

ASEAN+ 3 (China, Japón y Corea): China aumenta menos sus ventas a ASEAN, un 27%, pero las incrementa 33% a Corea y Taiwán en tanto se profundiza la reducción de sus exportaciones a EEUU (-8%), la UE (-9%) y al resto del mundo (-8%). En este escenario, EEUU aumenta sus envíos a China (5%), la UE (4%) y al resto del mundo (5%). Las exportaciones del Mercosur a China crecen 5% pero acompañado por una caída de las ventas a Japón, Corea y a las naciones de ASEAN del orden del 9 a 10%.

Estas pautas de interacción crean una configuración de “ruedas” para el comercio mundial, en el que China y Japón son los centros con un lugar reservado para la India en un futuro no muy lejano, mientras que los países de ASEAN actúan como radios. Luego, están los centros secundarios en Asia Pacífico -es el caso de Singapur-, y en este grupo entran las subregiones de América Latina. Ellos son el nodo andino, liderado claramente por Chile, que lleva la delantera en cuanto a TLCs, y a futuro el nodo del Mercosur, con probable liderazgo de Brasil.

Otras estimaciones para Asia es que seguirá la recuperación de la economía japonesa con un rol importante en nanotecnologías, medioambiente, biotecnología, salud y robots industriales, en tanto que avanzará la cooperación científico-tecnológica con India, quizás sumando a Japón y Corea en algunos proyectos. Corea del Sur podría profundizar su vinculación económica y política con Corea del Norte logrando un mayor peso en la región y se consolidarían los mecanismos de cooperación y protección financiera intra-asiáticos.


El papel del Mercosur

La estatura que está ganando Asia obliga a todos los países a rever su estrategia exportadora y pensar cómo incrementar el flujo con esa región, y en el caso del Mercosur es evidente el retraso en cuanto a iniciativas de acuerdos transpacífico. “Estamos en un digno gheto de cerrazón con respecto al mundo, en tanto que el resto de América latina sí se está moviendo”, afirmó Moneta. Mientras los países del arco andino están avanzando en TLCs con Asia, el Mercosur tiene un acuerdo de alcance parcial con la India y algunos proyectos: negociar un convenio con Singapur y en noviembre, con ASEAN. “En los años 80, en el marco de la asamblea general de ONU, propusimos junto con algunos colegas negociar un acuerdo con esa región, lo que hubiera dado a la Argentina y al Mercosur la posibilidad de poner un pie allá cuando todos estos TLCs no existían, y estar ahora adentro de este juego”, indicó.

Aunque el bloque está ocupado en salir de lo que Moneta considera su actual estado de “terapia intensiva”, la respuesta podría residir en “el reflejo del espejo invertido”, es decir, aprender mirando lo hecho por China. El especialista destaca que esa nación “no aspira a jugar en segunda división sino que piensa en grande”, que en este caso equivale a proyectarse a la Comunidad de Asia del Este para sumar fuerzas en la región.

Estar preparados equivale a complementarse según las fortalezas del otro, y todos los países de ASEAN lo llevaron a la práctica cuando cimentaron sus matrices productivas en función de la demanda china, evitando elegantemente los rubros donde era imposible ganarle y enfocando el esfuerzo en aquellos donde podían venderle. Otro ejemplo contundente es el de India, que primero observó que un objetivo de China era convertirse en el taller mundial de hardware, para después lanzarse a ser el taller mundial de software. Actualmente, los servicios en software es una industria floreciente en la India y un motor de su crecimiento, con más de 7% de expansión anual.

Sin embargo, existe otra limitante en el Mercosur referida a la cláusula que inhibe a sus socios de firmar acuerdos comerciales de manera individual, por lo que el bloque del sur es quizás el único del mundo que no tiene pactos con Asia, más allá los casos mencionados.


*Carlos Moneta es Master en Relaciones Internacionales de la Universidad de Pennsylvania, Estados Unidos. Tiene una Maestría en Asia y Africa en Colegio de México. Fundador y actual coordinador de la Red REDEALAP. Ultimos libros publicados como coordinador y colaborador: El Sudeste asiático. Una visión contemporánea. UNTREF. Bs As 2004. China y América Latina. Nuevos enfoques sobre cooperación y desarrollo ¿Una segunda ruta de la seda?, BID-INTAL, Bs As, 2005. Actualmente prepara una especialización en “Relaciones Económicas con Asia del Pacífico”, a iniciarse en 2009 para la UNTREF y en Argentina es profesor en UBA, UNSE, UNNE y UN Tucumán.

Silvia Martínez, mercosurabc