ONU en su 75°aniversario: el compromiso de revitalizar el multilateralismo
La Organización produjo una Declaración con el compromiso de reinventarse. Un nuevo contrato social para construir sociedades inclusivas y sostenibles. El papel del Pacto Mundial. La lucha para derrotar el SARS-CoV-2 y la xenofobia.
Buenos Aires, 5/ 10/ 2020.- (para Mercosurabc) El secretario general de la organización, António Guterres, instó principalmente a los gobiernos a que trabajen por la cohesión social. Los líderes políticos están llamados a «mostrar solidaridad con todos los miembros de sus sociedades», señaló.
Guterres recordó que la Organización, creada tras la Segunda Guerra Mundial, ha logrado evitar otro conflicto similar, pero señaló los numerosos desafíos que tiene por delante, como la calamidad climática, la pobreza o la pandemia. También destacó la desigualdad de género como el mayor reto para la humanidad.
“Solo podemos abordarlo juntos. Hoy tenemos un excedente de retos multilaterales y un déficit de soluciones multilaterales”, sostuvo.
La cooperación mundial más importante
La ONU, con sede en Nueva York, constituye el logro más importante en lo que respecta a la cooperación internacional, actualmente cuenta con 193 Estados Miembros. La Organización nació en el contexto de la segunda posguerra, después del fracaso de la Sociedad de Naciones. Diversos documentos firmados por los líderes de los países aliados a partir de 1941 fueron paso a paso llevando a su creación finalmente en la Conferencia de San Francisco (1945), con la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas, que la dejó oficialmente establecida.
Sus antecedentes se hallan en el marco de la Segunda Guerra Mundial y en un momento crítico donde los resultados no eran para nada favorecedores a los Aliados. De ahí que los líderes de Reino Unido y Estados Unidos, Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt respectivamente, concretaron la Carta del Atlántico (1941), en la cual establecieron ciertos principios comunes en la política nacional “en los que basan sus esperanzas de un futuro mejor para el mundo”.
El siguiente paso vino en la posterior Conferencia de Dumbarton Oaks (1944) preparándose el proyecto básico que hacía referencia a su estructura, funciones, método de votaciones y fuerzas armadas al servicio de la paz.
La ONU nació con cuatro objetivos principales que sostiene hasta el día de hoy:
Mantener la paz en todo el mundo;
Desarrollar relaciones amistosas entre Estados;
Ayudar a las naciones a trabajar juntas para mejorar la vida de los pobres, vencer el hambre, las enfermedades y el analfabetismo, y fomentar el respeto por los derechos y libertades de los demás;
Ser un centro de armonización de las acciones para lograr estos objetivos.
Sobre la Declaración por la conmemoración del 75º aniversario de las Naciones Unidas
En la apertura citada, el secretario general António Guterres instó al mundo a trabajar conjuntamente para derrotar al virus del SARS-CoV-2 y la xenofobia, y se refirió al Pacto Mundial como indispensable para unir empresas para la transformación de la sociedad, según manifestó ante el Foro del sector privado.
"Debemos asegurarnos de que el mundo en desarrollo no caiga en la ruina financiera, la probreza creciente y la crisis de la deuda. Necesitamos un compromiso olectivo para evitar una espiral descendente", advirtió. "La recuperación necesita construir una capacidad de resiliencia. Eso requiere tanto un nuevo contrato social a nivel nacional como un nuevo acuerdo global".
Una intervención destacada fue la de China, que manifestó que siempre ha estado dispuesta a colaborar con la OMS en la búsqueda del origen del virus de la COVID-19. La declaración la hizo la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hua Chunying.
Estos dichos están relacionados con el creciente interés de la Administración de los Estados Unidos, por conocer el origen del virus de la COVID-19. El presidente estadounidense, Donald Trump, como el secretario de Estado, Mike Pompeo, han declarado que el SARS-CoV-2 fue originado en un laboratorio de Wuhan. Una versión bastante débil, ya que hasta ahora no hay pruebas al respecto. Reiteró y confirmó que China estaba abierta a investigar sobre el origen de la enfermedad.
El objetivo de los Estados Miembros fue plasmado en la Declaración A/75/L.1, que propone mejorar los esfuerzos de la ONU contra un flagelo que cobra cada día más fuerza.
En la “Declaración sobre la conmemoración del septuagésimo quinto aniversario de las Naciones Unidas”, el texto establece 12 compromisos sucintos para reanimar la determinación global: no dejar a nadie atrás, proteger el planeta, promover la paz, respetar el derecho internacional, colocar a las mujeres y niñas en el centro, generar confianza, mejorar la cooperación digital, actualizar las Naciones Unidas, garantizar una financiación sostenible, impulsar las asociaciones, trabajar con los jóvenes y, finalmente, estar preparada (ONU sitio oficial).
En cuanto a las intervenciones latinoamericanas podemos resaltar al presidente de la República Argentina, que manifestó: “No es tiempo de globalizar la indiferencia sino de globalizar la solidaridad”, proclamando un espíritu solidario y el cuidado de los más vulnerables. Además de defender la idea de una vacuna que represente un bien público global y accesible, Argentina se sumó a las reiteradas críticas y llamó a reformar la organización para hacerla más democrática e inclusiva. Esta modificación del modelo multilateral actual quedó plasmada en su propuesta de “transformarnos en arquitectos de una nueva casa común”.
Por su parte Guatemala pidió un acceso justo e igualitario a una vacuna COVID-19, Nicaragua denunció politización en los informes de derechos humanos de la oficina de la ONU para esas garantías. El presidente de Paraguay pidió rediseñar las estrategias de recuperación de los organismos financieros, mientras el presidente de Honduras dijo que los Organismos financieros internacionales no han estado a la altura de la tragedia del Covid-19. Por su parte Perú expresó que ejecuta un ambicioso plan de recuperación económica en el combate al virus. Finalmente, Uruguay declaró que la Covid-19 no puede detener la cooperación internacional ni la financiación al desarrollo.
La pandemia ha dejado en evidencia la creciente irrelevancia de Naciones Unidas.
En medio de la peor crisis económica mundial desde la Gran Depresión, una emergencia climática y crecientes legiones de refugiados –unos 80 millones- los mandatarios solo envían mensajes pregrabados dirigidos más a sus audiencias internas que a sus interlocutores, reunidos en una Asamblea sin asamblearios, salvo las delegaciones acreditadas.
Hasta esta reunión, la única resolución aprobada por el Consejo de Seguridad al respecto –la 2532 del pasado marzo- apoyó por unanimidad la iniciativa para un alto al fuego global durante la crisis pandémica, un gesto que no se tradujo en nada concreto.
Mantener en el trono del poder global a Estados con gobiernos que abogan por intereses nacionales, alzando el estandarte de lo políticamente incorrecto, es un error institucional que no posee correlación entre lo que se hace y lo que se pretende alcanzar. Un claro ejemplo de ello es la relación de la administración de Donald Trump con la organización. Desde que asumió el mando, el presidente norteamericano ha tomado decisiones unilaterales que han puesto en peligro la concreción de proyectos globales y ha generado tensiones que se alejan de los esfuerzos para alcanzar la paz.
Sin embargo, no debemos ser injustos. La ONU ha logrado que los tratados y convenciones internacionales impulsan a los países a configurar y reformar sus legislaciones nacionales para su incorporación como leyes supranacionales. Estos tratados contienen materia jurídica importante para el respeto de los derechos humanos, contemplando a los sujetos más vulnerables de la sociedad entre ellos las mujeres, niños y comunidades minoritarias como los pueblos indígenas. Además, los organismos que la componen han alcanzado tener su propia presencia en distintos territorios para ayudar a resolver sus necesidades más urgentes. Punto a favor para sus mecanismos de cooperación.
Finalmente, hoy más que nunca, la cooperación internacional resulta indispensable. Las organizaciones multilaterales necesitan ser apoyadas para salir fortalecidas de las diferentes crisis y dar respuestas prácticas a los problemas mundiales. Pero también necesitan ser reformadas y modernizadas para poder sobrevivir a un nuevo mundo. Por lo tanto, se encuentra obligado a asumir el reto de actualizarse y superar el difícil escenario que nos va dejando el año 2020.
* Gisela Araoz Corbalán es Internacionalista, de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno de Bolivia