Un Mercosur en clave de complementariedad productiva

La discusión sobre si Brasil se encuentra en vías de un modelo neodesarrollista o si su modelo puede ser caracterizado como de "neoliberalismo ligero" no resulta fácil de saldar. Sin embargo, señaló el catedrático, existe una posibilidad alentadora en la senda de superación del neoliberalismo, en la medida en que se avance en el proceso de integración regional, a partir de un Mercosur que se desarrolle en clave de complementariedad productiva.


En el panel sobre "Liberalización Financiera y el papel de la OMC: experiencias y debates en un contexto de crisis", Paul Cooney, experto brasileño que integra el Programa de Postgrado de la Universidad Federal del Estado de Pará, Brasil, centró su presentación en la caracterización del modelo de desarrollo brasileño y en la discusión en torno de la eventual transición entre neoliberalismo y neodesarrollismo en el BRIC del Cono Sur. El catedrático destacó que Brasil es una de las voces más fuertes en la discusión de un nuevo orden dentro de la Organización Mundial del Comercio, oponiéndose al intento de ésta de reflotar el acuerdo sobre servicios financieros. De manera más que elocuente, Cooney consideró que “la Ronda de Doha está muerta, pero nadie quiere pagar el cajón”. Lo hizo en el marco del Seminario “Los Debates para la Construcción de un Nuevo Orden Financiero Internacional. La OMC y el G-20”, organizado por CEFID-AR y FOCO.

Brasil ingresó en la etapa neoliberal recién en los años 90, a partir de la apertura comercial, con la reducción progresiva de su tarifa promedio, y la posterior apertura financiera. Si bien el establecimiento de una moneda fuerte a través del Plan Real implicó en lo inmediato un gran atractivo para la inversión externa, también significó un incremento de la vulnerabilidad del país frente a los capitales golondrina. Aunque parte de este dispositivo comenzó a desmantelarse en la etapa actual, el diagnóstico de Cooney deslizó algunos puntos oscuros, como la alta vulnerabilidad externa de la economía brasileña -no obstante el establecimiento de controles a los capitales especulativos-, la sobredependencia respecto de los agronegocios, y la desindustrialización heredada del Plan Real, que persiste en contraste con las altas tasas de crecimiento que se registran actualmente.

En conclusión, la discusión sobre si Brasil se encuentra en vías de un modelo neodesarrollista o si su modelo puede ser caracterizado como de "neoliberalismo ligero" no resulta fácil de saldar. Sin embargo, señaló el catedrático, existe una posibilidad alentadora en la senda de superación del neoliberalismo, en la medida en que se avance en el proceso de integración regional, a partir de un Mercosur que se desarrolle en clave de complementariedad productiva.
GS