Cumbre de las Américas y ALCA

La cumbre extraordinaria de Monterrey, no logró generar el consenso político para destrabar las negociaciones hacia un ALCA a ser alcanzada en el año 2005. Lejos de transformarse en un apoyo a la nueva política de negociaciones bilaterales desplegada por EEUU, el encuentro del 12 y 13 de enero, explicitó los alcances de una alianza regional que comenzó a emerger. Si bien cuenta con ribetes más políticos que económicos, esta posición coordinada fue suficiente como para evitar el apoyo a cronogramas compulsivos hacia el área de libre comercio.


La Declaración final de la reciente Cumbre de las Américas realizada en México -sucedánea de la que en 1994 diera lanzamiento a la agenda estratégica hemisférica de Miami, bajo las consignas básicas de “libre comercio y lucha contra el narcotráfico”-, dedicó un párrafo especial al reconocimiento del desarrollo agropecuario como motor de la prosperidad de las naciones del continente.

El documento recomendó la aplicación del Plan de Acción "AGRO 2003-2015 para la Agricultura y la Vida Rural de las Américas" adoptado por la Segunda Reunión Ministerial sobre Agricultura y Vida Rural, de noviembre pasado.

El plan define una agenda hemisférica para impulsar “la prosperidad de las comunidades rurales, la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible de la agricultura”, con la recomendación de acciones estratégicas, como “el desarrollo de empresas competitivas, el incremento de las inversiones en el medio rural, el mejoramiento de la conectividad y el acceso a la información”.

Lo más importante del encuentro estuvo reflejado, sin embargo, en el avance del motor regional por excelencia, Brasil, sobre posiciones de importancia económica y geográfica. En la última reunión de Miami en el ámbito de negociación del ALCA, preparatoria de la cumbre de viceministros de comercio que reunirá en febrero a los representantes de 34 países de América en la ciudad mexicana de Puebla, la discrepancia en los temas básicos de la agenda de apertura, hizo que Estados Unidos avanzara sobre las propuestas de firma de tratados de libre comercio con países considerados estratégicos, como lo son los de la Comunidad Andina, en especial Colombia.

Mientras esta política se desplegaba, avanzó un escenario de acuerdos en los que el Mercosur –a instancias de la iniciativa de Brasil y Argentina-, ató un compromiso político con Perú (el tercer asociado al Mercosur junto a Bolivia y Chile), y un acuerdo comercial con el resto de los andinos: Ecuador, Venezuela y Colombia.

Redefiniciones de agenda

Monterrey se orientó básicamente en torno a dos propuestas. Una encabezada por Brasil, basada en la creación de fondos para el combate a la pobreza; y otra sostenida por Estados Unidos y Canadá, que buscó concentrar el debate en la temática de la seguridad y en la consolidación del Alca.

En suma, los resultados de la reunión desarrollada en México podrían consolidar la posición sudamericana de cara a las negociaciones por el ALCA, cuando existe gran presión por parte de los grandes socios del TLCNA (Nafta en sus siglas en inglés) por concluir las negociaciones de acceso a los mercados en el mes de setiembre. Plazo considerado breve en extremo por los interlocutores del Cono Sur, teniendo en cuenta la batería de medidas que deberán ser adoptadas para proteger a aquellos segmentos menos competitivos de las industrias locales.

Es real la imposibilidad señalada por los mercosureños, de definir los términos de acuerdos que pueden resultar no compatibles con los lineamientos de la Organización Mundial de Comercio (OMC) – como es el caso de los servicios-, pero también están pendientes de resolución asuntos nodales y que llenan de preocupación a América del Norte, como el arancel externo común (AEC) del Mercosur, en momentos en que se ponga en vigencia el ALCA.

Por lo pronto, esta semana los representantes comerciales del Mercosur siguieron avanzando en torno a posturas comunes que serán de importancia de cara a la reunión de Puebla. Ya existe una definición contra la propuesta estadounidense de resolver los diferendos en el Área de Libre Comercio fuera de los tribunales nacionales. En palabras del principal negociador argentino, Martín Redrado, se desarrolló una “estrategia de negociación” en la búsqueda de que cada uno de los países del Mercosur, tenga “la potestad de mantener sus políticas nacionales".

Graciela Baquero