El acuerdo con la UE diluyó diferencias en la Cumbre Mercosur
La confirmación política del acuerdo en su fase comercial, por parte de la propia presidente de la CE, Ursula von der Leyen, logró una inesperada coincidencia política en el Mercosur. El intenso trabajo de Brasil. Las urgencias europeas por la asunción de Trump y la prometida suba de aranceles. El intento de competencia con China. Inicio de un camino de aprobación en la Comisión y el Consejo de la UE, con la oposición de Francia y sus aliados.
Buenos Aires, 6/12/2024.- En un acto junto al presidente Lacalle y actual presidente pro tempore de Mercosur, von der Leyen celebró el logro, que beneficia a las economías de Uruguay y Paraguay, por su carácter de exportadores agrícolas. En el caso de Brasil y Argentina, la baja de aranceles para productos industriales, como del sector automotor -prorrogada en sus plazos-, de maquinarias y el farmacéutico, pone en alerta, esencialmente a las pequeñas y medianas empresas. Este sector no logró en las negociaciones de 2019, obtener subsidios suficientes para adecuarse en términos de competitividad en el plazo que media hasta su puesta a punto.
Se avanzó sin embargo, en el punto más sensible, anulando la pretensión de nivelar a las empresas europeas con las locales en materia de compras gubernamentales, según lo anunció Lula da Silva en su intervención en la Cumbre Mercosur. De la misma forma, el líder regional se refirió a que “se logró alargar el calendario para abrir el mercado automotor, lo que resguarda la capacidad de producir del sector industrial”.
Como conclusión, el presidente brasileño subrayó que “hoy tenemos un texto moderno y equilibrado, que reconoce las credenciales ambientales del Mercosur y refuerza nuestro compromiso con los Acuerdos de París”.
En ese contexto, sostuvo que “esta cumbre tiene un significado muy especial, porque marca la conclusión de las negociaciones, en las que ambas partes invirtieron capital político y diplomático, a lo largo de casi 30 años”.
En cuanto a las barreras medioambientales, el actual marco incluye una declaración complementaria relacionada con la cláusula de deforestación, para abordar las preocupaciones del Mercosur, en un intento por equilibrar los intereses de ambas partes, según refiere Europa Press. (ver más abajo)
A través de un reclamo directo del presidente de Brasil, que comparte con Europa la preocupación por las políticas de Trump, la Comisión Europea busca sortear el bloqueo de la aprobación del acuerdo por parte de los oponentes, los países proteccionistas de su sector agropecuario, liderados por Francia. Lo hará dividiendo el Tratado para que su componente comercial sea aprobado por mayoría cualificada en el Consejo Europeo, dejando el resto del acuerdo sujeto a ratificación parlamentaria y estatal.
Emmanuel Macron calificó al acuerdo de «inaceptable» por la pérdida de salvaguardas medioambientales de protección para los agricultores europeos, que produjeron varias manifestaciones por lo que consideran una competencia desleal, si los productos ingresados de Mercosur no están sometidos a las mismas exigencias que en sus propios países.
“Esta escisión del acuerdo dependerá de lo que decida la Comisión Europea -cuya presidente en principio ratificó el acuerdo en Montevideo- y el Consejo de la UE, además del Parlamento de Europa”, aclara el profesor de la UCU de Uruguay, Ignacio Bartesaghi, en una entrevista para France24.
En su opinión, Francia, cuyo gobierno está debilitado por sus problemas internos (el Parlamento acaba de destituir al primer ministro designado por Macron, Michelle Barnier), si bien buscará alianzas entre los socios, es difícil que reúna los votos para oponerse a la aprobación de la fase comercial del acuerdo con el Mercosur, opina el analista.
Acorde a las reglas de votación, el convenio se aprueba cuando hay mayoría cualificada, alcanzada cuando el 55% de los Estados miembros (es decir, 15 de los 27 países) le den su aval, siempre que reúnan al 65% de la población total de la Unión Europea. De esta manera, se podría bloquear el acuerdo si al menos cuatro países votan en contra y representan el equivalente al 35% de la población, señala Bartesaghi.
La urgencia europea
España, Alemania y la mayoría de los países europeos presionaron para cerrar estas dilatadas negociaciones, a pocos días de que asuma el republicano Donald Trump en Estados Unidos y disponga, según prometió, un aumento generalizado de aranceles aduaneros. En ese sentido, la preocupación es coincidente con el presidente de Brasil Lula da Silva, bajo cuyo mandato anterior, este país fue declarado "aliado estratégico" de la Unión Europea.
Europa también busca una ventaja política frente al avance de China, presentando el convenio como “el mayor acuerdo comercial con más de 700 millones de consumidores”, según expresó Van der Leyen.
Brasil logra apuntalar el Mercosur
Desde el Mercosur, el presidente Lula da Silva, que presionó directamente a la CE para cerrar el acuerdo sin Francia, logró el apoyo de Argentina, lo que refuerza la consolidación del bloque frente al primer mandatario de su socio argentino, el libertario Javier Milei, que había adelantado su planteo de avanzar en los TLC bilaterales, diluyendo de esta forma la idea fundacional del bloque de negociación conjunta.
Días antes de la reunión del GMC en Montevideo, el ministro de Economía argentino Santiago Caputo, viajó a San Pablo para instar al empresariado de la principal central FIESP a invertir en Argentina. Abandonó la reunión con promesas de una próxima misión comercial para marzo hacia Argentina, aclarando el compromiso subyacente de apoyar el acuerdo Mercosur-UE, dentro del cual los industriales brasileños ofrecerán a la Argentina una alianza de negocios para desembarcar en el mercado de bonos de carbono en Europa.
Para los países de Mercosur, encabezados por Uruguay en esta fase, la firma en Montevideo representa un paso clave desde lo político, pero no definitivo, insiste Bartesaghi, frente a un convenio ajustado a las necesidades de Europa. Hoy, la UE necesita aliados y una garantía de conservación de la cadena de suministros, tanto por el desarrollo de la guerra de Ucrania como de Medio Oriente, reflexiona.
La cláusula de deforestación
El 1 de octubre de 2024, la Comisión Europea presentó un documento en el que propone extender por 12 meses el plazo para la implementación del Reglamento de la Unión Europea sobre Deforestación (EUDR, por sus siglas en inglés). Una respuesta a las presiones del Mercosur y demás socios comerciales.
La propuesta de la Comisión Europea, oficialmente busca que la implementación del Reglamento sea gradual para asegurar su efectividad. Sin embargo, la decisión de dar más tiempo de preparación a los socios comerciales muestra la presión que ejercieron en los meses previos los países y empresas que se oponían a la implementación del EUDR.
Debe mencionarse que desde comienzos de este año, las voces contra la política de deforestación de la UE se intensificaron. En América Latina fueron países como Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay quienes criticaron la medida y la calificaron como una política comercial “proteccionista”.
Para el caso de Brasil, su postura fue sostenida desde que se aprobó el Reglamento. Pero, a mediados de septiembre de este año, Mauro Vieira, Ministro de Relaciones Exteriores, y Carlos Henrique Baqueta Fávaro, Ministro de Agricultura y Ganadería de Brasil, enviaron una carta a miembros de la Comisión Europea.
En la misma destacan que la UE representa más del 30% de las exportaciones de Brasil, e indican que el reglamento “ignora las leyes nacionales de lucha contra la deforestación, entran en conflicto con el principio de soberanía y discrimina entre países al afectar sólo a los que tienen recursos forestales”. Por su parte, el presidente de Paraguay, Santiago Peña, señaló que los países desarrollados “quieren imponer restricciones cuando ellos son los que más impacto causan al medio ambiente”.
Estados Unidos también se pronunció en contra y presionó en favor de extender el plazo de implementación. En una carta dirigida a la Comisión Europea, la representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai y el secretario de agricultura de Estados Unidos, Thomas Vilsack, expresaron la incertidumbre que viven los agricultores estadounidenses y pidieron específicamente postergar la implementación hasta que exista una guía clara.
A su vez, países como Malasia e Indonesia, productores de aceite de palma, se habían pronunciado en contra del Reglamento por las consecuencias en pequeños productores y operadores. Con la propuesta de la Comisión de la Unión Europea de aplazar la implementación, por ejemplo, desde el Consejo de Aceite de Palma de Malasia señalaron que es una “victoria del sentido común”.
En caso de que el Parlamento y el Consejo Europeo aprueben dicho documento, las disposiciones comprendidas en el Reglamento se aplicarían a partir del 30 de diciembre de 2025 para las grandes empresas y el 30 de junio de 2026 a las microempresas y las pequeñas y medianas empresas.
Originalmente, el reglamento establecía que “no se introducirán en el mercado europeo, ni se comercializarán o exportarán aquellas materias primas y productos derivados que hayan sido producidos en tierras deforestadas después del 31 de diciembre de 2020”. Las materias primas a las que hace referencia son la carne vacuna, el cacao, el café, el aceite de palma, el caucho, la soja y la madera. Entre algunos de los derivados figuran el cuero vacuno, el aceite de soja y los neumáticos.
Este Reglamento histórico de la Unión Europea se presentó como una iniciativa para detener la destrucción de los bosques relacionados con la agricultura y la ganadería. El Reglamento entró en vigor el 29 de junio de 2023, pero las disposiciones relativas a las importaciones de productos libres de deforestación deberían comenzar a aplicarse a partir del 30 de diciembre de 2024. La reciente iniciativa de la CE se descuenta que será aprobada por el Parlamento y el Consejo Europeo, por lo que la legislación más ambiciosa de limitar o erradicar la deforestación en las cadenas de suministro deberá esperar un año más.
Amplias coincidencias en los comunicados del Mercosur
Declaración Conjunta de los Estados Partes Signatarios del MERCOSUR y la Comisión Europea sobre la conclusión de las negociaciones del Acuerdo de Asociación
Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del MERCOSUR
El Comunicado Conjunto de los presidentes del Mercosur, que esta vez contó con la firma del presidente argentino Javier Milei, que asumió la Presidencia Pro Tempore del bloque, insiste en la defensa del multilateralismo, la lucha contra el cambio climático, la defensa de las instituciones democráticas, y del proceso de integración.
Hace especial referencia a la integración energética y la construcción de gasoductos e infraestructura en la región, además de apoyar la gestión de Lula da Silva en el G20. (Sus principales propuestas pasaron por una nueva arquitectura financiera, la atención a los problemas de deuda externa de los países pobres, y la propuesta de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, dirigida al Sur Global).
Comunicado Conjunto de los Presidentes de los Estados Partes del MERCOSUR y Estados Asociados
En este documento, el Mercosur y sus asociados pusieron de relieve “su compromiso con la defensa y el fortalecimiento de las instituciones democráticas y la plena vigencia del Estado de Derecho”. También defiende el multilateralismo, los principios fundamentales del derecho internacional, y los derechos humanos. Hace referencia a “las desigualdades socioeconómicas como condiciones esenciales para la consolidación y la profundización de la integración regional”. También hay compromisos en la lucha contra el narcotráfico y el tráfico de armas y personas. Una vez más, el grupo apoyó el reclamo de soberanía por parte de Argentina sobre las islas Malvinas.