Integración regional: desarrollo e inserción internacional para estos sures
Invitados por la coordinación del Diploma Superior en “Desarrollo, Políticas Públicas e Integración Regional” ofrecido por el Área de Estado y Políticas Públicas de FLACSO Sede Argentina, pensamos en efectuar una breve reflexión académica sobre el tema que nos convoca: la integración regional.
Ya de por sí, hablar de integración entre Estados no es una tarea fácil, menos aún si pensamos que la finalidad de esa integración es gestionar presuntos intereses compartidos por Estados soberanos, y menos aún, todavía, cuando nos proponemos desafiar aquella literatura convencional, muchas veces de inspiración norteamericana y europea, que privilegia el análisis de la dimensión económica de la integración regional, adoptando una visión propia, latinoamericana y emancipadora que nos proporcione elementos analíticos e interpretativos diferenciados.
El propio Guillermo O’Donnell ya argumentaba que el problema con las teorías extranjeras era que muchas de ellas obturaban el peso de la especificidad de la propia historia. De esta forma, buscamos explicar la integración en la región no solo por oportunidades o restricciones sistémicas, sino, además, y principalmente, a partir de nuestra propia historia, y de los factores estructurales de desarrollo, igualdad y autonomía que, según José Paradiso, explican el “ideal unificador” que América Latina sostiene hace ya más de 200 años.
Asumir que, como decía Aldo Ferrer, el dilema de desarrollo e inserción internacional de nuestros países no es nada nuevo, que como expresara Juan Archibaldo Lanús, lejos de ser una fórmula, la integración es una política, y que conforme describiría Celso Furtado, la integración es una política avanzada de desarrollo, nos vincula con dos cuestiones relacionadas al concepto de integración a la luz del cual debemos analizar las experiencias contemporáneas de aproximación entre los países de nuestra región.
En primer lugar, lo mencionado por estos autores nos remite al hecho de que en un contexto en el que el movimiento natural de los Estados es el de “cerrarse” dentro de sus fronteras con miras a la auto-preservación y supervivencia, la integración regional, en tanto proceso que demanda compatibilizar intereses nacionales de Estados soberanos, emerge como un contra-movimiento producto de la voluntad y racionalidad política de los gobiernos involucrados. En este sentido, la búsqueda de una convergencia entre los diferentes objetivos, intereses y expectativas de los Estados partes del emprendimiento regional, y la creación de mecanismos institucionales a través de los cuales canalizar las diferencias y conflictos entre los mismos, revela, sin dudas, la complejidad de la integración, y nos permite contrabalancear visiones simplistas que restringen los “avances” de estos procesos a la “ausencia” de conflictividad.
En segundo lugar, las expresiones de Ferrer, Lanús y Furtado nos vinculan con la premisa que la naturaleza política de la integración en América Latina también está relacionada con la idea de articular una “defensa conjunta” frente al propio sistema capitalista que colocó a los países del continente, frágiles y con estructuras productivas desarticuladas, en la periferia de la geopolítica mundial. De esta forma, a través de la integración regional, los Estados periféricos latinoamericanos tratarán de buscar una mejor adaptación al sistema actuando juntos e intentando reducir, de esa forma, sus vulnerabilidades y dependencias externas.
Partiendo de la clásica concepción de la CEPAL sobre las relaciones “centro-periferia” que da cuenta de un mundo asimétrico y desigual, y de la importancia de combatir una división internacional del trabajo desfavorable a la industrialización y al desarrollo endógeno de la periferia, las décadas de 1970 y de 1980 en nuestra región fueron testigo de una fecunda producción intelectual que se cuestionaba acerca de las condiciones que los países de América Latina tenían para conducir sus políticas exteriores de un modo más “autónomo”, en el marco de una tentativa de formular posibles mecanismos para contribuir con ese combate. De la misma manera, y en contextos diversos, teóricos de la talla de Dussell, Quijano o Mignolo ya nos advertían sobre el ejercicio de dominación ejercido por los países centrales sobre los periféricos, no limitándose al campo económico, y extendiéndose, a través de la denominada “ideología colonialista” a los campos cultural, social y político.
De esta forma, asumiendo una cosmovisión del mundo favorable a las posibilidades reales de desarrollo, de igualdad y de autonomía de nuestros pueblos, y concibiendo la integración regional como una herramienta asociada con la ruptura con el colonialismo y orientada a revertir el estado de periferismo y fortalecer las capacidades estatales, nos orientamos a construir nuevos entendimientos sobre la integración regional en el Sur, con la expectativa de contribuir con la manera de pensar la política de integración regional, así como con la manera de mejorar su funcionamiento y potencialidades, y su articulación con el resto de las políticas públicas orientadas al desarrollo de un país.
Como ya alertaba Juan Carlos Puig en la década del 80, la integración regional deberá impulsarse en todas sus diversas formas posibles, y no únicamente en su dimensión económica, apelando a una concepción “integral” de la integración que favorezca la creación de valores y objetivos compartidos y el fortalecimiento de las capacidades estatales. En sintonía con estas ideas, Helio Jaguaribe, en Brasil, en diálogo con el propio Ferrer, con Theotonio dos Santos, entre otros autores del pensamiento crítico de la época, también nos advertía sobre la importancia de poner en marcha un modelo autónomo de integración y desarrollo.
Situándonos ahora en nuestro Cono Sur, estos principios que, en esencia, y con ciertos matices, rigieron el proceso de aproximación inicial de Argentina y Brasil en la década del 80, convertido luego en Mercosur, fueron abandonados en razón de las directrices neoliberales adoptadas en los años 90, y retomados en el siglo XXI. De esta forma, el trípode “política exterior, integración y desarrollo interno” nos permite efectuar un abordaje inicial de la integración sudamericana contemporánea, sobre todo a partir de las políticas exteriores de Brasil y de Argentina que tenían en la estrategia de desarrollo e inserción autónoma, su núcleo central.
Uno de los principales objetivos del Mercosur revelados a partir de 2003 fue la construcción de un espacio regional común que, además de ampliar las oportunidades de generación de empleo, inversiones, energía, infraestructura y comercio, se constituyera, en términos de Daniel García Delgado, en una verdadera estrategia de desarrollo productivo y bienestar social. Este es, en definitiva, el modelo de inserción que ha venido impulsando la alianza argentino-brasileña, con expresivo apoyo del resto de los países miembros, y materializado en los llamados “Consenso de Buenos Aires” y “Compromiso de Puerto Iguazú”, de octubre de 2003 y noviembre de 2005, respectivamente.
De esta forma, este “cambio de visión” en la forma de concebir y organizar el Mercosur, y las políticas consecuentes, tuvieron un fuerte impacto en la praxis, por ejemplo, institucionalidad del bloque, así como en la teoría, ofreciéndonos nuevos elementos para pensar la integración, no como instrumento de mercado y sí como instrumento político. La separación entre política e integración típica de los años 90 sólo reforzó una mirada reduccionista de la integración regional, concebida como mero instrumento de liberalización comercial.
Valores como la reciprocidad, la solidaridad y el reconocimiento de las grandes asimetrías y desigualdades nacionales y sociales dentro de cada país y del bloque de integración como un todo, también fueron expresión de un nuevo entendimiento en este campo en construcción. En un contexto de crisis mundial y regional, de fragmentación y de dificultades en la gestión del Mercosur, fomentado en muchos casos por aquellos que tienen una visión restrictiva de la integración y quieren “reducir” al bloque a un área de libre comercio; una mirada comprometida con valores contribuye a entender la necesidad de afianzar la integración del Mercosur, avanzando en la definición e implementación de una nueva agenda que posibilite conciliar diferencias en los objetivos, conflictos y desavenencias; superar las desigualdades y asimetrías; favorecer la convergencia de políticas públicas de desarrollo con inclusión social; y consolidar una estrategia de desarrollo e inserción autónomas, no subordinadas, en el sistema internacional.
Finalmente, en esa “apuesta” por más integración, los espacios académicos y universidades están llamados a cumplir un rol fundamental; rol que debe estar comprometido con la enseñanza e investigación de todos los aspectos y dimensiones de la integración regional, y que nunca debe perder de vista las necesidades y proyectos de nuestras sociedades latinoamericanas.
*Leonardo Granato, Docente colaborador invitado del Diploma Superior en “Desarrollo, Políticas Públicas e Integración Regional”
Acerca del Diploma Superior de FLACSO: Desarrollo, Políticas Públicas e Integración Regional
Capacitación modalidad virtual de FLACSO
"La integración regional como instrumento de desarrollo e inserción internacional". Para funcionarios de gobiernos nacionales y locales y vinculados a los diferentes ámbitos de los procesos de integración , también a organizaciones de la sociedad civil, docentes e investigadores, y a todos los actores comprometidos e interesados en la integración regional de Argentina y el Mercosur.
FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES
Área Estado y Políticas Públicas (AEPP)
Director: Dr. Daniel García Delgado
Resumen propuesta académica
Frente a un complejo contexto internacional e incierto escenario regional, el objetivo del Diploma será contribuir con nuevos diagnósticos que inviten a reflexionar sobre las oportunidades y desafíos que presentan las diversas iniciativas de integración regional que se desarrollan en este marco. Asimismo, el curso propone analizar las características y el impacto que producen algunas de las más importantes políticas públicas regionales diseñadas en estos ámbitos y que forman parte de las estrategias nacionales para promover los modelos de desarrollo. De esta forma, la presente propuesta académica busca brindar las herramientas teóricas y prácticas que coadyuven al debate y reflexión sobre los modelos de integración regional y su relación con las estrategias de desarrollo nacional e inserción internacional.
Con vistas a cumplimentar estos objetivos, el Diploma abordará los siguientes cuatro ejes temáticos:
Contexto internacional y regional tras la crisis global.
Redefiniendo el modelo de integración regional.
Las experiencias de integración en la Región: el MERCOSUR, la UNASUR y otras iniciativas regionales.
Las Políticas Públicas Regionales.
Cuenta con docentes del porte de Daniel García Delgado, Félix Peña, Nahuel Oddone, Hugo Varsky, Leonardo Granato y otros.
CURSADA: Modalidad Virtual (educación a distancia)
COORDINADORA: Mag. Ma. Alejandra Racovschik
CICLO LECTIVO: Desde abril hasta noviembre de 2016
INSCRIPCIONES
FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES (FLACSO)
Área Estado y Políticas Públicas (AEPP)
E-Mail: integracionregional@flacso.org.ar
Más información: http://politicaspublicas.flacso.org.ar/posgrados/seminarios/desarrollo-politicas-publicas-e-integracion-regional-_5
Tel: (54-11) 5238-9456
Cierre de inscripción: 31 de marzo de 2016
- Cupos limitados -