Latinoamérica de cara al futuro: Paz, integración y democracia frente a un mundo en crisis

El año 2025 ha marcado para América Latina y el Caribe un punto de inflexión en su proyección internacional. En un escenario global tensionado por el auge de los nacionalismos, la guerra en Ucrania y Medio Oriente, y la disputa tecnológica entre Estados Unidos y China, la región ha buscado consolidar una voz propia en torno a tres ejes: la defensa de la paz, la integración regional y la protección de la democracia. Tres hitos ocurridos en los primeros meses del año —la Declaración por la Paz en enero, la asunción de Gustavo Petro a la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en abril, y la reunión de emergencia “Democracia Siempre” en julio— ilustran con claridad esta búsqueda de autonomía y coherencia estratégica.  


La Declaración por la Paz en un inicio de año marcado por la diplomacia

En enero de 2025, varios países de la región impulsaron la Declaración por la Paz, un documento que reafirmó el compromiso latinoamericano con la resolución pacífica de los conflictos y con la vigencia del derecho internacional humanitario. La iniciativa, respaldada por gobiernos de distinta orientación ideológica, fue interpretada como una respuesta a la escalada de violencia en Gaza y a las tensiones geopolíticas en el hemisferio.

El texto final reclamó un alto al fuego inmediato en los escenarios de guerra más críticos, así como el acceso seguro a la ayuda humanitaria. Más allá de los pronunciamientos, la declaración buscó proyectar a América Latina como una región con autoridad moral para hablar de paz, recordando que la mayoría de sus países han consolidado transiciones democráticas en las últimas décadas y no participan directamente en los conflictos bélicos actuales. Para muchos observadores, este gesto sentó las bases de la agenda diplomática regional de 2025: colocar la paz como eje transversal de la política exterior.

Petro en la CELAC: integración, tecnología y cambio climático

El 17 de abril de 2025, el presidente colombiano Gustavo Petro asumió la presidencia pro tempore de la CELAC. Su liderazgo coincidió con un momento de incertidumbre global, lo que reforzó la necesidad de que la Comunidad —único organismo que reúne a los 33 países de América Latina y el Caribe sin la participación de Estados Unidos ni Canadá— afianzara una agenda estratégica.

En sus discursos iniciales, Petro planteó tres grandes bloques de acción. En primer lugar, propuso avanzar hacia una “confederación latinoamericana”, inspirada tanto en la experiencia de la Unión Europea como en los ideales bolivarianos, con instituciones supranacionales flexibles que permitan superar la parálisis que afectó a otros proyectos de integración como UNASUR. También defendió un “diálogo entre civilizaciones”, en contraposición a la teoría del choque de culturas de Huntington, sugiriendo que América Latina puede desempeñar un papel mediador en conflictos globales gracias a su diversidad cultural y a su relativa paz y estabilidad en cuanto a conflictos entre Estados.

El segundo eje fue la transformación tecnológica. Petro anunció la intención de convertir a Colombia en punto de llegada de un cable submarino de fibra óptica que conecte América Latina con Asia y Europa, con el objetivo de convertir a la región en un “nodo central de inteligencia artificial”. A ello sumó la propuesta de crear una red latinoamericana de universidades especializadas en IA, buscando reducir la dependencia tecnológica respecto al Norte global y fomentar capacidades propias de innovación.

El tercer bloque fue la lucha contra el cambio climático, donde Petro reiteró su idea de un “Plan Marshall Climático”, que plantea canjear deuda externa por acciones ambientales, especialmente en la transición hacia energías renovables. Asimismo, subrayó la necesidad de una red eléctrica continental que permita aprovechar el potencial de energías limpias de la región y convertir a América Latina en líder de la transición energética mundial.

Más allá de las críticas sobre la viabilidad de estas propuestas, el nuevo liderazgo de la CELAC ha sido percibido como un intento de reposicionar a la región en la gobernanza global, con un discurso que combina memoria histórica, innovación tecnológica y responsabilidad ambiental.

Reunión “Democracia Siempre” como respuesta a las presiones externas

El tercer gran hito ocurrió el 21 de julio de 2025 en Santiago de Chile, cuando se celebró la reunión de emergencia “Democracia Siempre”, convocada en respuesta a las crecientes presiones de la administración Trump sobre Brasil y España. La Casa Blanca había amenazado con sanciones económicas y eventuales medidas militares si se restringía la libertad de expresión o se procesaba judicialmente al expresidente Jair Bolsonaro, en juicio por su intento golpista.

Los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; de Chile, Gabriel Boric; de Colombia, Gustavo Petro; de Uruguay, Yamandú Orsi; y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, se reunieron para defender la soberanía de sus instituciones. El encuentro dio continuidad a la iniciativa iniciada en 2024 en Naciones Unidas bajo el lema “En defensa de la Democracia: luchando contra el extremismo”.

La declaración final de Santiago reafirmó el compromiso con el multilateralismo, la reforma del sistema de Naciones Unidas —reclamando una representación más justa que incluya a América Latina en el Consejo de Seguridad— y la creación de nuevas redes de cooperación en torno a la democracia digital, la lucha contra la desinformación y la reducción de desigualdades. Entre las propuestas concretas se destacaron la conformación de una red de países y sociedad civil para promover mecanismos participativos, la creación de un observatorio multilateral de juventudes frente al extremismo y el fortalecimiento de centros de pensamiento dedicados a la defensa de la democracia.

El documento también incluyó un pronunciamiento firme en favor de un alto al fuego en Gaza, mostrando la coherencia entre la reunión y la Declaración por la Paz firmada meses atrás. Paralelamente a la reunión de ONU, el grupo Democracia Siempre -instituido por el organismo en septiembre de 2024- se reunió para apoyar la última declaración de Santiago.

Como conclusión, se puede señalar que la sucesión de estos tres hitos revela una narrativa coherente. América Latina, a través de la CELAC y de iniciativas multilaterales, busca afirmarse como un actor que no solo reacciona a las dinámicas globales, sino que propone salidas a las problemáticas globales actuales, así, se habla de paz frente al conflicto, integración frente a la fragmentación y democracia frente al autoritarismo.

La visión impulsada por Petro en la CELAC refuerza la necesidad de pensar el regionalismo más allá de lo económico, incorporando la dimensión cultural, tecnológica y ambiental. Al mismo tiempo, la reunión “Democracia Siempre” mostró que, frente a las presiones externas, la región puede articular respuestas conjuntas y sostener un discurso autónomo en defensa de sus instituciones.

Queda claro que la eficacia de este nuevo protagonismo dependerá de la voluntad de los Estados miembros, de su capacidad para superar divisiones internas y de la construcción de consensos duraderos. Sin embargo, 2025 puede marcar un precedente, pues, en América Latina empieza a proyectarse una región capaz de hablar con voz propia en la gobernanza global, con propuestas que conjugan memoria histórica, innovación y un compromiso ético con la paz y la democracia.

Texto de la Declaración de Alto Nivel “Democracia Siempre”

Tras la Reunión de Alto Nivel “Democracia Siempre”, realizada en Santiago de Chile el 21 de julio de 2025, los Jefes de Estado y de Gobierno aquí reunidos reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de la democracia, el multilateralismo y el trabajo conjunto para abordar las causas profundas y estructurales que socavan nuestras instituciones democráticas, sus valores y legitimidad.

Somos plenamente conscientes de que el mundo atraviesa un período de profunda incertidumbre, en el que los valores democráticos son desafiados de forma permanente. Frente a ello, creemos que es un imperativo ético y político impulsar una estrategia común para enfrentar fenómenos globales como la creciente desigualdad, la desinformación, los desafíos que plantean las tecnologías digitales y la inteligencia artificial.

Este encuentro ha sido una oportunidad clave para dar continuidad a la primera reunión de la iniciativa “En defensa de la Democracia: luchando contra el extremismo” organizada en el marco del 79° período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, consolidando este espacio de reflexión y acción frente a los desafíos contemporáneos de nuestras democracias.

Reconociendo que estos desafíos son multidimensionales, interconectados y complejos, los Jefes de Estado y de Gobierno presentes en Santiago reiteramos la necesidad de:

● Promover un multilateralismo renovado, más eficaz, incluyente y participativo, respetuoso de los principios del Derecho Internacional y de la incorporación efectiva de la ciudadanía en la toma de decisiones.

● Impulsar una reforma del sistema de gobernanza internacional, particularmente de las Naciones Unidas, que permita recuperar su capacidad de acción y legitimidad frente a los grandes retos globales. Esto implica avanzar hacia una representación más justa y eficaz, superar bloqueos derivados del uso del veto y establecer mecanismos reales de cumplimiento y rendición de cuentas.

● Fortalecer una diplomacia democrática activa, basada en la cooperación entre Estados que comparten los valores de la democracia, la justicia social, la soberanía de los Estados y los derechos humanos, como respuesta al deterioro institucional y al avance de proyectos autoritarios, regresivos y excluyentes.

● Proyectar una narrativa alternativa al retroceso democrático, con reformas centradas en la equidad y la integridad informativa; a favor del respeto irrestricto a la equidad de género, contra el racismo y por la diversidad étnica; con herramientas que permitan fortalecer la seguridad pública y ciudadana y hacer frente a los discursos de odio, la desinformación y la intolerancia.

● Asumir un compromiso férreo con la razón. Podemos tener diferentes visiones del mundo pero no se pueden falsear los hechos. Consideramos necesario para la buena política que esta resuelva los problemas de nuestros pueblos y que se promueva un diálogo de buena fe, que busque siempre la mejor versión del argumento de nuestros interlocutores.

● Reafirmar nuestro compromiso decidido con la paz, el respeto del derecho internacional y del derecho internacional humanitario. Hacemos una llamada urgente a un alto el fuego en Gaza y exigimos el acceso pleno, seguro y sin restricciones de ayuda humanitaria a la Franja, conforme a los principios del derecho humanitario, y bajo la coordinación de Naciones Unidas.

Como miembros de esta nueva iniciativa, subrayamos la urgencia de articular respuestas conjuntas, innovadoras y concretas que fortalezcan la resiliencia democrática a nivel global. Los desafíos del presente requieren de liderazgo, audacia y acción coordinada.

Durante la reunión de Santiago, Brasil, Chile, Colombia, España y Uruguay hemos trabajado propuestas en torno a tres temas centrales: defensa de la democracia y del multilateralismo, desinformación y tecnologías digitales, y extremismos y desigualdad, proponiendo líneas de acción concretas. Esto representa un avance sustantivo respecto al proceso iniciado en 2024 y un paso firme hacia una cooperación efectiva.

Entre las iniciativas acordadas, destacamos:

● El compromiso con la consolidación de una red de países y sociedad civil para impulsar mecanismos participativos que favorezcan el aprendizaje mutuo y la construcción colectiva de una democracia más abierta, inclusiva y conectada con las realidades ciudadanas.

● Apoyar el establecimiento de una red global de centros de pensamiento que generen análisis riguroso, fomenten un debate basado en datos y contribuyan a la búsqueda de propuestas en defensa de la democracia.

● La colaboración internacional para la transparencia algorítmica y de gestión de datos en el entorno digital y la cooperación técnica para una gobernanza digital democrática.

Se trazó además una hoja de ruta hacia el próximo hito de esta iniciativa: la celebración de la II reunión en el marco del 80° período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre. Esta hoja de ruta representa un paso concreto hacia la construcción de una agenda compartida, sostenida en el tiempo y articulada en defensa de la democracia y frente al extremismo.

Fuente: Cancillería de Chile

Fabián Parra. Politólogo colombiano. Candidato a Maestría en Procesos de Integración regional en la Universidad de Buenos Aires

Fabián Parra