Argentina en el Consejo de Seguridad

Hace pocos días se celebró en el Hotel Roosevelt de la ciudad de Nueva York, el encuentro convocado por los países que integran la iniciativa "Uniendo para el Consenso" (Uniting for Consensus), que tiene por objeto reunir una posición común relativa a la reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El vicencanciller argentino Jorge Taina expuso la posición argentina relacionada con la creación de un asiento permanente rotativo en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.


Argentina ocupa una banca no permanente en el Consejo de Seguridad durante el bienio 2005-2006. La posición tradicional argentina es y ha sido que no se incremente el número de miembros permanentes en el Consejo de Seguridad, sino de que aumente la cantidad de miembros no permanentes, y que se permita su reelección.

Por su parte, Alemania, Japón, Brasil e India, que han formado un grupo de presión para obtener asientos permanentes, promueve una resolución que pedirá que la Asamblea General adopte una posición sobre un ´Plan A´, para implementar la reforma del Consejo, que crea seis nuevos miembros permanentes, más tres miembros nuevos no permanentes de un total de 24 asientos en el consejo, que ahora tiene quince. El ‘Plan B’ promovido por Argentina pide ocho asientos en una nueva clase de miembros, que serían de una duración de cuatro años y sujetos a renovación, más un sitio no permanente, también en el total de 24. La propuesta de que la región latinoamericana tenga una banca permanente rotativa es una aspiración compartida, dentro de América latina, por México y la Argentina.

En este contexto, se reproduce a continuación la intervención del vicecanciller Jorge Taiana en el Hotel Roosevelt:

"Quisiera agradecer a nuestro anfitrion, Gianfranco Fini, Vice Primer Ministro y Ministro de Relaciones Exteriores de Italia el haber convocado a esta importante reunión de países y a todos ustedes por haber venido a participar de nuestras deliberaciones.

La Argentina alienta una reforma que resulte en un verdadero fortalecimiento de las Naciones Unidas. Ello es esencial para el cumplimiento de sus funciones en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, asi como en la promoción del desarrollo económico y social y la erradicación del hambre y la pobreza.

Es indispensable abordar la reforma de la Organización desde un enfoque omnicomprensivo - sobre la base de los tres pilares señalados por el informe del Secretario General: desarrollo, seguridad y derechos humanos - y encarando todas las cuestiones que puedan afectarlos, incluyendo la violencia y las violaciones masivas de los derechos humanos, las armas de destrucción masiva, el terrorismo, el crimen organizado, la pobreza y las enfermedades, así como la preocupación general por el unilateralismo, la permanencia de barreras arancelarias en los países desarrollados y las inequidades que caracterizan al actual sistema financiero internacional.

Las Naciones Unidas cuentan con su legitimidad y su credibilidad como principal activo. La legitimidad ha permitido forjar en el espíritu de cada uno de los pueblos la convicción de que -no obstante imperfecciones y debilidades- esta Organización actúa en nombre de ellos y por esa razón estos aceptan someterse a sus decisiones. La credibilidad está vinculada con la eficacia, con la capacidad de poder cumplir su rol. Una reforma exitosa de esta Organización exigirá proteger y mejorar estos dos ejes centrales.

La reforma del Consejo de Seguridad debe ser abordada en el marco general del fortalecimiento de las Naciones Unidas.

La categoría de miembro permanente incorporó en 1945 una discriminación que todos debimos aceptar en bien de la paz. En ese momento, fue producto de un acuerdo general. No creemos que incorporar nuevos miembros privilegiados corregirá la discriminación o mejorará la legitimidad del Consejo. En realidad, sólo la profundizará y sus decisiones correrán el riesgo de verse crecientemente cuestionadas. Tampoco creemos que ello pueda conducir a una mayor eficacia de los trabajos.

La clave del éxito de la reforma del Consejo de Seguridad es en realidad, el fortalecimiento de la igualdad soberana y una equitativa representatividad democrática. Por eso, sus miembros no permanentes legitiman periódicamente su condición representativa mediante una elección a través de la cual rinden cuentas de su mandato.

Para Argentina resulta necesario obtener decisiones ampliamente consensuadas sobre todas las cuestiones relativas al proceso de reforma. Creemos que el Modelo B tiene un mayor fundamento democrático. Asimismo brinda la oportunidad de resolver positivamente las lógicas susceptibilidades regionales que la potencial creación de nuevas membrecías permanentes crearía inevitablemente. Una nueva categoría de miembro permanente introduciría un nuevo factor adicional de inestabilidad dentro de cada región, alterando innecesariamente los equilibrios regionales al establecer hegemonías que hoy no existen.

Creemos firmemente que la reforma no debe ser injusta ni inequitativa. El sacrificio de legitimidad y consenso en nombre de intereses individuales, así como arbitrarias presiones de tiempo constituirían un paso atrás, debilitando la acción común que es necesaria para los desafíos comunes urgentes y para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Estamos abiertos a propuestas constructivas que permitan aumentar las posibilidades reales de construir un acuerdo amplio. Nuestros esfuerzos también necesitan ser creativos y necesitaremos imaginación para proponer ideas que favorezcan acuerdos amplios en las próximas negociaciones. Estamos dispuestos a proceder positiva y activamente a favor de una reforma amplia y audaz. Estamos listos para llevarla adelante en toda su extensión, uniendo a favor del consenso."

MABC