Brasil mediador clave en la crisis regional
Con el involucramiento de su Embajada en Tegucigalpa, poniendo en práctica la tradición diplomática del asilo a un presidente derrocado ilegalmente, Brasil se transforma en mediador clave en la crisis regional. Lo que este país apuesta a liderar, es la defensa de la propia estructura institucional de las democracias latinoamericanas, puestas en jaque por un golpe cívico-militar desde hace tres meses.
La iniciativa permitió al presidente Lula da Silva, como titular de un país líder en la región, transformarse en interlocutor del gobierno de facto de Roberto Micheletti, al que exigió la inmediata restitución de Zelaya, aún conociendo la respuesta negativa.
En el marco de la 64° Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) de New York, Lula da Silva exigió garantías para la vida de Zelaya y para la seguridad de la embajada de su país en Honduras. La delegación brasileña solicitó además una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de UN para discutir estos temas.
En el mismo ámbito, la presidenta argentina Cristina Fernández denunció la situación en Tegucigalpa. "Es imprescindible que tomemos conciencia de que si no diseñamos una estrategia multilateral fuerte que haga retornar la democracia a Honduras, que defienda los derechos humanos, que asegure elecciones libres y democráticas, estaremos sentando un severo precedente en la región que durante décadas sufrió la doctrina de seguridad nacional, interrupciones de la democracia que segaron vidas de latinoamericanos y causaron exilio y tragedia social", afirmó en relación con el golpe hondureño.
En un tramo de su discurso, la primera mandataria destacó que "es necesario señalar que en mi país aún tenemos un enclave colonial que son las Islas Malvinas. (...) A pesar de las múltiples resoluciones de esta misma Asamblea aun no hemos podido resolver ese tema con el Reino Unido y solo hace pocos meses hemos logrado que un grupo de familiares puedan viajar en un vuelo humanitario a rendir el homenaje a sus muertos que lucharon en Malvinas".
Cristina Fernández dedicó este párrafo al grave problema suscitado en estos días en el archipiélago del Atlántico Sur, que obligó a la Cancillería argentina a rechazar el despliegue de aviones de la Fuerza Aérea británica a las Islas Malvinas, decisión que "resulta contraria a la Resolución 31/49 de la Asamblea General de la ONU que insta a las dos partes en la disputa de soberanía en la “Cuestión de las Islas Malvinas” a abstenerse de adoptar modificaciones unilaterales en la situación, mientras las Islas atraviesan por el proceso recomendado por las resoluciones pertinentes de esa misma Asamblea General: la solución definitiva de la disputa de soberanía mediante la reanudación de las negociaciones entre la Argentina y el Reino Unido", señala el comunicado del Palacio San Martín.
Cuatro superjets de la Royal Air Force británica (RAF), de alta sofisticación, fueron enviados a las Islas Malvinas, en un acto calificado de "provocación" por la prensa de Gran Bretaña, según la agencia Telam.
Según informó el tabloide inglés The Sun, citado por la agencia Ansa, los cuatro superjets Typhoons valuados en 100 millones de dólares cada uno, ya se encuentran en las islas del Atlántico Sur, tras haber abandonado en secreto una base militar de Inglaterra la semana pasada.
Los Typhoon, que viajan al doble de la velocidad del sonido y que superan en tecnología a los jet Tornado, pueden ser utilizados como "guerreros" o "bombarderos". Su sistema de misiles puede incluso detectar los blancos de ataque que mira el piloto, a través de sensores de alta sofisticación en el casco que éste lleva puesto.