Brasil percibe la crisis alimentaria como fuente de oportunidades
En el marco del seminario "Perspectivas de Negocios, Brasil – Argentina 2008, Como Hacer Negocios con Brasil", que se desarrolló el último miércoles 30 de Abril de 2008 en la Embajada de ese país en Buenos Aires, el economista Gustavo Segré, se refirió a una coyuntura internacional que desde el punto de vista de la crisis de alimentos mundial, deja a América Latina y Argentina en una posición privilegiada. Por otro lado, el economista destacó las ventajas de la visión de largo plazo del socio mayor del Mercosur. Para el consultor, la crisis alimentaria es percibida por Brasil como una fuente de oportunidades. Con un total de 90 millones de hectáreas aún no integradas al agronegocio, el gobierno de Lula da Silva decidió encarar la posible escasez de alimentos como una chance de superarse en los próximos años. Contemporáneamente con la necesidad de abrir la importación de trigo a Estados Unidos y Canadá, para suplir el faltante del grano que hasta ahora le proveía Argentina en su totalidad, Brasil urdió un plan de apoyo a la producción agropecuaria, que podría transformarlo en autosuficiente en un plazo de cinco años, señaló Segré.
Los créditos de Brasil a la producción de alimentos
En el plano internacional, amparado en la crisis de alimentos mundial, la ubicación de Argentina, Brasil y América latina es privilegiada.
Sólo en el caso brasileño, existen 90 millones de hectáreas que aún no están integradas al agronegocio. Con inversiones, podrían desarrollarse productos que faltan en la economía regional e internacional. En el ámbito del organismo de gobierno EMBRAPA, se suceden investigaciones en el área agrotecnológica, para aumentar esta oferta de productos.
En Brasil se inauguran conceptos de inflación desconocidos.
La teoría de la dependencia comienza a darse en una forma distinta, especialmente por la emisión de productos con valor agregado desde los países en desarrollo. El mundo capitalista, socialista, en desarrollo y en desarrollo marginal, comienza a generar una diferencia de cara a un “cuarto mundo”, como los países africanos.
La crisis alimentaria desde Brasil es vista como una fuente de oportunidades. Esto es el producto de la cultura de su empresariado y del gobierno, que lo diferencia de Argentina. La crisis es encarada por Brasil como una chance de superarse en los próximos años.
Argentina históricamente vendió trigo a Brasil. Sobre 10 M de toneladas que Brasil consume por año, 3 M son producidos localmente y 7 M se importan; hasta ahora el resto lo proveía Argentina.
En el caso de Argentina, en el mes de enero existió una restricción en las ventas de trigo que permitió a Brasil concretar la compra de sólo 3 M de tn de trigo, destinándose 6 M a otros mercados. Este país entendió que aún liberando las ventas de 3 M de trigo que aún están sin colocar por parte de Argentina, difícilmente podrá abastecer su mercado. En este sentido, el gobierno brasileño habilitó la importación de 1 M de toneladas de EEUU y Canadá sin pago de derechos de importación. Sin embargo, como esta única estrategia no alcanza para superar el problema a largo plazo, Brasil implementó un plan de incentivos a la producción a través del Ministerio de Agricultura, con créditos al 6,75% muy baratos y en Reales, con facilitaciones extra para aquellos agricultores que elijan convertirse en productores de trigo, planificadas desde EMBRAPA y el Mterio de Agricultura.
Esto supone un escenario en cinco años de autoabastecimiento de trigo por parte de Brasil, como ya pasó en el caso del petróleo, cuando doce años atrás el gobierno de ese país generó un plan de autoabastecimiento.
En el año 2002, el 16,2% de las importaciones eran argentinas; en el año 2005 lo fueron sólo el 1,5% y hoy Argentina dejó de exportar petróleo a Brasil.
La visión de largo plazo de Brasil se contrapone al trabajo de coyuntura de Argentina, con cierres de importaciones y exportaciones a moneda corriente.
* Gustavo Segre es analista del Mercosur y directivo del Center Group
En el plano internacional, amparado en la crisis de alimentos mundial, la ubicación de Argentina, Brasil y América latina es privilegiada.
Sólo en el caso brasileño, existen 90 millones de hectáreas que aún no están integradas al agronegocio. Con inversiones, podrían desarrollarse productos que faltan en la economía regional e internacional. En el ámbito del organismo de gobierno EMBRAPA, se suceden investigaciones en el área agrotecnológica, para aumentar esta oferta de productos.
En Brasil se inauguran conceptos de inflación desconocidos.
La teoría de la dependencia comienza a darse en una forma distinta, especialmente por la emisión de productos con valor agregado desde los países en desarrollo. El mundo capitalista, socialista, en desarrollo y en desarrollo marginal, comienza a generar una diferencia de cara a un “cuarto mundo”, como los países africanos.
La crisis alimentaria desde Brasil es vista como una fuente de oportunidades. Esto es el producto de la cultura de su empresariado y del gobierno, que lo diferencia de Argentina. La crisis es encarada por Brasil como una chance de superarse en los próximos años.
Argentina históricamente vendió trigo a Brasil. Sobre 10 M de toneladas que Brasil consume por año, 3 M son producidos localmente y 7 M se importan; hasta ahora el resto lo proveía Argentina.
En el caso de Argentina, en el mes de enero existió una restricción en las ventas de trigo que permitió a Brasil concretar la compra de sólo 3 M de tn de trigo, destinándose 6 M a otros mercados. Este país entendió que aún liberando las ventas de 3 M de trigo que aún están sin colocar por parte de Argentina, difícilmente podrá abastecer su mercado. En este sentido, el gobierno brasileño habilitó la importación de 1 M de toneladas de EEUU y Canadá sin pago de derechos de importación. Sin embargo, como esta única estrategia no alcanza para superar el problema a largo plazo, Brasil implementó un plan de incentivos a la producción a través del Ministerio de Agricultura, con créditos al 6,75% muy baratos y en Reales, con facilitaciones extra para aquellos agricultores que elijan convertirse en productores de trigo, planificadas desde EMBRAPA y el Mterio de Agricultura.
Esto supone un escenario en cinco años de autoabastecimiento de trigo por parte de Brasil, como ya pasó en el caso del petróleo, cuando doce años atrás el gobierno de ese país generó un plan de autoabastecimiento.
En el año 2002, el 16,2% de las importaciones eran argentinas; en el año 2005 lo fueron sólo el 1,5% y hoy Argentina dejó de exportar petróleo a Brasil.
La visión de largo plazo de Brasil se contrapone al trabajo de coyuntura de Argentina, con cierres de importaciones y exportaciones a moneda corriente.
* Gustavo Segre es analista del Mercosur y directivo del Center Group
Graciela Baquero