China y Argentina en la Antártida: escenas del presente y ... ¿del futuro?
Como en otras partes del mundo, la creciente presencia de la R.P.China en la Antártida ha despertado gran interés en el complejo escenario político y económico internacional contemporáneo. Este se caracteriza, entre otros factores, por la búsqueda y explotación de nuevas fuentes de recursos naturales y materias primas como pronunciamientos y acciones políticas de distintos países que cuestionan, la capacidad del actual régimen del Tratado Antártico (TA).
El TA, vigente desde 1961, sin fecha de expiración y el Sistema del TA (STA) conjunto de convenciones y acuerdos derivados para gestionar la gobernabilidad del continente en forma relativamente aislada del universo de intereses, organismos y regulaciones del sistema mundial.
El Tratado Antártico está integrado por 29 Miembros “Consultivos” entre los cuales, se encuentran las grandes potencias y un grupo de países latinoamericanos – Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, Perú, Uruguay – junto a otros europeos, asiáticos y africanos (Sudáfrica). Lo acompañan 24 Miembros “No Consultivos”, que a diferencia de los primeros, no participan en la toma de las decisiones más importantes relativas al Tratado y al Sistema.
Es en este contexto donde parece pertinente ubicar la acción china en la Antártida. Iniciando sus expediciones en los primeros años de los ochenta avanza en una primera etapa, en el conocimiento del escenario físico. Se suma al TA en 1983 y adquiere el carácter de “Parte Consultiva” en 1985.
Se incorpora como parte de expediciones de otros países antes de iniciar las propias, utilizando medios logísticos y lugares de acceso provistos cooperativamente por Australia, Argentina, Chile y otras naciones.
A mediados de los años ochenta construye su primera estación científica – “La Gran Muralla” - a la cual seguirán en las décadas siguientes tres más, ya en operaciones y una quinta en construcción cuya finalización se espera para el 2022; todas ellas ubicadas en distintas áreas de la Antártida. Cuenta además con rompehielos y aviones de diseño propio para operar en la región, habiéndose inaugurado recientemente su primer aeropuerto permanente.
A partir del año 2000, la actividad científica china se amplía, fortalece y profundiza. Las inversiones estatales en logística, expediciones e investigación se expanden notablemente, en particular, a partir del 13vo Plan Quinquenal (2016-2020).
Se obtienen así muy importantes progresos en términos de la capacidad adquirida en el campo de las ciencias básicas, los trabajos científicos y el apoyo logístico. Esta coherente y multidimensional acción le permite ubicarse como uno de los actores de mayor importancia y capacidad de incidencia en el conjunto de los Miembros Consultivos del TA.
¿Cuáles son los propósitos que animan este gigantesco y multidimensional esfuerzo de inserción y activa participación china en el STA? En mayo del 2017 se celebra en Beijing por primera vez, la 40 ava Reunión Consultiva del TA. En esa oportunidad se presenta un documento informativo (“China´s Antarctic Activities”) sobre las actividades llevadas a cabo por China.
La comparación de ese texto con el “Libro Blanco” (“China´s Artic Policy) emitido en 2018, muestra un muy alto grado de coincidencia en los objetivos y políticas aplicadas – salvando su lógica adaptación a contextos diferentes- en ambos polos. En los dos casos adquiere relieve cuanto respecta a la exploración y explotación de los recursos naturales y las condiciones político-legales de gobernabilidad de esas regiones.
Con respecto a la Antártida, se considera que representa una de las últimas y aún insuficientemente exploradas áreas de recursos naturales de la tierra. Estos deben ser utilizados bajo un régimen de gobernabilidad que proteja el medio ambiente/ecosistema, garantice la libertad de investigación científica y asegure un uso pacífico sostenible en términos de cooperación internacional.
Se afirma el rol del Tratado como núcleo legal para la gestión de los asuntos antárticos, con el deseo- en términos de la potencial distribución de los recursos- que pueda avanzarse hacia una “más equitativa y razonable orientación del STA”. Cabría ubicar aquí a China como un actor que pone en práctica un “revisionismo limitado”. En cuanto a los recursos, China está particularmente interesada en pesca (ej: krill); prospectiva biológica; mapeo de los recursos; estructura biológica, turismo y servicios.
Por lo expuesto, tanto el Ártico como la Antártica se presentan como ámbitos de acción relevantes en el marco de la materialización a que aspira el Pte. Xi Jinping del “Sueño Chino” (“un país moderno, próspero y poderoso...”) y del “Ascenso Pacífico” en su política global, en virtud de su dotación de recursos, incidencia en los cambios climáticos; localización estratégica e interacciones competitivas interestatales y transnacionales.
En escenarios futuros del sistema internacional (2030- 2050) es dable prever, a pesar de las innovaciones tecnológicas que se incorporen, una sustantiva disminución de la disponibilidad de recursos mineros y energéticos no renovables (gas, petróleo). Las proyecciones de crecimiento económico de China e India y los países emergentes contribuirán al incremento de una amplia clase media mundial, con múltiples demandas en términos de alimentos, energías y artículos de consumo. Estos factores impulsarán una puja vital por el acceso y explotación de los mismos.
Ya desde mediados del siglo pasado, distintos países y empresas transnacionales expresaron su interés por la explotación de recursos naturales antárticos. En ese marco cabe esperar que distintos miembros del TA (y países no pertenecientes a él) procuren modificar el régimen actual, de manera de permitir la explotación de esos recursos en el continente y sus océanos y mares adyacentes (ej: pesca, minería, hidrocarburos).
Con prescindencia de las fórmulas políticas y jurídicas que se generen para alcanzar ese objetivo (ej: un régimen que permita “igualdad de acceso” a los recursos), se requiere disponer de una alta capacidad tecnológica de transporte, prospección y explotación, a la cual es difícil que Argentina pueda acceder a partir de sus propios recursos.
En ese marco, cabe determinar cuáles son los elementos que permitirían llevar a cabo acciones de cooperación con distintos actores externos en particular, con China. Los acuerdos de cooperación en la Antártida que tenemos con ese país podrían ser una base para acciones destinadas a superar las insuficiencias previamente identificadas.
Carlos J.Moneta:
Director Maestría en Economía y Negocios con Asia Pacífico e India, UNTREF. Fue Jefe de la Base Científica “Orcadas” (1962). Ha participado en Seminarios Internacionales, publicado artículos sobre el tema y en los libros: “La Antártida en el Sistema Internacional del Futuro” (Editor,Grupo Editor Latinoamericano, 1988); “La Atlantártida, Un Espacio Geopolítico”, Pleamar 1978 y “Geopolítica y Política del Poder en el Atlántico Sur”, Pleamar,1983.