Cumbre Amazónica: Brasil se proyecta como principal potencia ambiental
El 8 y 9 de agosto se llevó a cabo la IV Reunión de Jefes de Estado de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), o Cumbre Amazónica, en la ciudad brasileña de Belém do Pará. El evento, convocado por el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, es un hito en la proyección de Brasil como “principal potencia ambiental”.
La realización de la Cumbre fue acordada por Lula y Gustavo Petro, presidente de Colombia, en enero de 2023. Ambos presidentes colocan la cuestión ambiental en el centro de la agenda, con un contrapunto importante en cuanto a la explotación o no de hidrocarburos en áreas de selva.
Es una nueva etapa en la cooperación entre los países de la Amazonia, con una política común para el desarrollo sostenible, basado en relaciones simétricas que garanticen que los recursos se exploten en beneficio de todos y no sólo de unos pocos, afirma un trabajo publicado el 9 de agosto por CELAG.
La reapertura de las reuniones forma parte de las políticas públicas para la conservación de la región amazónica implementadas desde la asunción de Lula da Silva. Entre enero y julio, la deforestación cayó 42,5 %, a 3.149 km2, contra igual periodo de 2022.
Tiene objetivos más amplios, como el fortalecimiento de la OTCA, la definición de una posición común por parte de los países en desarrollo poseedores de reservas forestales y una apuesta soberana desde los Estados (incluidos los periféricos) en cuanto al manejo de fondos y elaboración de normativas de cuidado del medio ambiente, afirman Silvina Romano y Tamara Lajtman en su trabajo.
Por su parte, la prestigiosa periodista Eleonora Gosman, explicó las consecuencias de enfrentar el récord de suba de temperatura monitoreado por el observatorio Copérnicus, en una nota en Perfil del 9 de agosto,.
Ese calor bien por arriba de lo normal, sumado a la muy baja humedad, también afecta ahora al Amazonas y pone en jaque las políticas de los países que comparten la mayor selva del planeta. Son 7 millones de kilómetros cuadrados, ocupados por 8 países: Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana y Surinam, puntualiza Gosman.
La cumbre debe cumplir un compromiso ineludible: impedir que la tala de esa preciosa floresta la lleve a un punto de no retorno y la convierta en sabana. La actividad agropecuaria, los extensos plantíos de soja y la actividad petrolera, se han llevado ya un 20% del territorio verde. Como consecuencia los ríos están contaminados, hay zonas ya desérticas, humo, y extremos de calor y sequía que suceden a grandes inundaciones, expresa la analista.
México, por ejemplo, sufrió una agudización inédita del calor. Pero el fenómeno tuvo fuertes impactos en el Sur del continente. Argentina fue, precisamente, una de las víctimas del fenómeno climático, como también Uruguay y Paraguay. Bien al sur, el casco de la Antártida sufrió una disminución récord del manto de hielo (15% por debajo de la media), al menos desde que los satélites hicieron posible la observación directa. En tanto, la gran selva de Sudamérica sufría en simultáneo devastaciones arbóreas, por las hachas y el fuego.
Un informe publicado en abril, reconoce con todo que América del Sur es responsable solo de 6% de las emisiones de gases de efecto invernadero, aquellas culpables del cambio climático. De ese “aporte”, 39% proviene de la generación de energía y el uso de combustibles fósiles; otro 28% se le atribuye al agronegocio y 24% se debe a cambios en el uso del suelo, prosigue Eleonora.
Esos son los números que observan, con evidente preocupación, los presidentes Gustavo Petro, Luis Arce, Dina Boluarte, la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez y los representantes enviados por Ecuador, Surinam y Guyana. A esta reunión fueron invitados también delegados del Congo y de Indonesia, otras dos naciones que cuentan con florestas tropicales; y funcionarios de Noruega y Alemania, dos países que contribuyen financieramente al Fondo Amazonia.
Lula aseguró que en 2030 habrá desmonte cero en Brasil. “Vamos a llamar a gobernadores e intendentes para discutir y compartir las soluciones”. Hay que señalar, en ese sentido, que la responsabilidad de este gobierno es central, en la medida en que 5 millones de kilómetros cuadrados selváticos (70% del total) están en territorio brasileño, asegura Eleonora Gosman.