Debates desde la óptica del Desarrollo

En el contexto de la reactivación de la negociación del acuerdo Mercosur-UE, diferentes sectores han venido manifestando sus posturas. Asimismo, los gobiernos de Argentina y Brasil, países que lideran el proceso de negociación, han expresado estar a favor de su firma.


El pasado 3 de mayo de 2018, en la sede de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, se dieron cita panelistas de diferentes instituciones educativas y con una significativa trayectoria y experiencia en los procesos de negociación del Mercosur con la UE, entre los cuales destacan Adrián Makuc y Félix Peña, integrantes de la plantilla docentel de la Universidad Tres de Febrero (UNTREF), Marita González, titulada de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y representante del sector sindical y Marta Bekerman, miembro del Centro de Estudios de la Estructura Económica (CENES). La actividad fue organizada por la Fundación Friedrich Ebert, como parte de valiosa vocación educativa.

Sectores en desequilibrio:

La primera exposición estuvo a cargo de Adrián Makuc, quien indicó que: “en un acuerdo Mercosur-UE, siempre tiene más posibilidades de ganar la UE. Por ejemplo, en el sector servicios”.

”Del lado europeo es posible que en un plazo mucho más corto se pueda aprovechar la ventaja que se obtenga para acceder al mercado del Mercosur y tener un tratamiento como empresas nacionales del bloque para prestar determinados servicios”, prosiguió.

Seguidamente, procedió a hacer referencia a otro de los aspectos que se han venido debatiendo en torno a la firma del mencionado acuerdo: “compras gubernamentales”.

” En compras gubernamentales lo que se negocia es el acceso a las mismas en los países del Mercosur y viceversa. De vuelta hay un desequilibrio, ¿quién tiene más capacidad de vender? Si una empresa europea en el Mercosur, tiene igual trato que una empresa brasileña, argentina, uruguaya o paraguaya”. La respuesta es obvia, aseguró.

”Lo que se negocia es tan específico que hay que definir ¿cuáles son los bienes que se van a comprar?, ¿cuáles son los servicios, los organismos del Estado de cada parte que van a tener que respetar ese compromiso?, ¿qué productos se van a beneficiar de eso?, es decir productos producidos en cualquiera de las dos partes o cualquier producto” (…) Se discuten las reglas de origen. El 60% de un producto debe estar producido en el Mercosur. Esa es su regla de origen, aseguró.

En consonancia con los desequilibrios antes mencionados, Makuc planteó que los beneficios se harían mayores para la UE, porque se incluye en el acuerdo el reconocimiento de los derechos de propiedad intelectual, en particular de las indicaciones geográficas. Y porque existen fallas en la estrategia de negociación empleada por el Mercosur.

En este sentido, Makuc indicó que ”reconocer las indicaciones geográficas significa darle el monopolio del uso de esas denominaciones”.

Con respecto al intercambio de oferta de 2016, la UE aseguró haber definido la cuota de carne vacuna y etanol (era una cantidad mínima de 75000 a 79000 toneladas y en cuanto al etanol una cifra muy por debajo de lo que habían ofrecido en la etapa original de la negociación en el año 2004). Unos meses después, en octubre de 2016, la UE se sentó y reclamó:” ahora qué nos van a dar a cambio”, señaló.

“En el año 2017, había un interés expreso, declarado y deliberado en terminar la negociación lo más pronto posible, sin que eso pudiera estar acompañado lo mejor posible de todos los detalles de los temas. En síntesis, no se tiene claro del lado del Mercosur, qué es lo que se quiere obtener de la negociación.

”La participación de representantes de la sociedad civil o de los potenciales afectados por estas negociaciones debería ser una parte de trabajo sistemático de las autoridades de gobierno de todos los países”, agregó.

 

Acuerdo marco entre la Comunidad Económica Europea (CEE) y el Mercosur:

Este segundo apartado estuvo a cargo de Félix Peña, especialista en relaciones económicas internacionales, derecho del comercio internacional e integración económica.

De acuerdo a la información presentada durante su intervención, uno de los aspectos que resaltó fue la importancia de ir al momento fundacional, en el que se suscribió el acuerdo marco entre la CEE y el Mercosur.

”El proceso de negociación entre la UE y el Mercosur… es un proceso que como tal lleva- me consta fehacientemente, he estado en el momento original- lleva más o menos 28 años”, comenzó.

“Y es muy bueno interrogarse acerca de por qué se inició en ese momento, ¿cuánto hay y cuánto ha habido del lado europeo de jugar a que negocio como si estuviera realmente negociando?”, inquirió. “Y de ahí la importancia de ir al momento fundacional. Tiene una raíz profundísima en la relación triangular entre EEUU, Europa -que por el momento incluía a Gran Bretaña- y los países de América del Sur, que básicamente eran los del Mercosur y en buena medida Chile”.

En consonancia con todo lo anteriormente expuesto, podemos decir que el activismo de la UE, no sólo ha obedecido a intereses económicos en América

Latina (en términos tanto de comercio como de inversión), sino que en sus orígenes también fue estimulado por la implementación del Tratado de Libre

Comercio de América del Norte (TLCAN), el 1º de enero de 1994, y por el inicio de las negociaciones del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en

diciembre de ese mismo año (Peña, 2018).

En aquel contexto esto impulsó al bloque europeo a promover la formalización de las negociaciones birregionales que inicia con la constitución del Mercosur en 1991 y luego con la implementación del Acuerdo Marco Interregional (AMI) Mercosur- UE en 1996 (Bouzas, 2004).

De acuerdo a lo indicado, el contexto fundacional da cuenta de que uno de los principales factores que indujo al multilateralismo de la CEE, en aquel momento, fue la iniciativa de libre comercio enviada por EEUU a México y a Chile. Pero, ¿cuál fue la reacción del mercado argentino y brasileño, ante un acuerdo con la CEE? y ¿cuál fue la naturaleza de ese acuerdo marco?

”En el mercado argentino, pero sobre todo en el mercado brasileño las empresas americanas van a querer un tratamiento preferencial, particularmente del sector compras gubernamentales, con respecto a las empresas europeas.

 “Al comienzo no se hablaba de libre comercio, se hablaba de hacer algo, de manejarnos, de trabajar (…), que de alguna manera estaba en el origen de lo que lleva al primer acuerdo. El primer acuerdo, está firmado, ratificado y vigente, que es el acuerdo de inversiones entre la CEE y el Mercosur de 1995”, prosiguió el académico Félix Peña.

” En su art. 22 o 23, se decía: “si fuere necesario agregar más vamos a una cláusula evolutiva por lo cual esto va a ir creciendo en nuestro compromiso”. Y ese fue el acuerdo inicial, que está vigente y firmado”.

”Varios años después, hoy, literalmente hoy, la UE tiene acuerdos llamados de libre comercio, exactamente con los mismos países con los cuales EEUU, ha hecho acuerdos de libre comercio y este no es un tema menor, a la hora de interpretar lo que se ha estado negociando; señaló Peña.

 

Consecuencias de la firma del Acuerdo Mercosur-UE desde la perspectiva del sector sindical:

Los aspectos presentados a continuación fueron planteados por Marita González, representante de la Confederación General de Trabajadores (CGT).

 ”El carácter del acuerdo, no es un tratado de libre comercio, es un tratado que regula todo, que regula absolutamente todo y que cada vez que nos sentamos en la mesa de negociación, el comercio preferencial se va achicando para el caso del Mercosur, pero se achica porque existe un hecho: la Unión Europea sabe perfectamente que necesitamos la foto con la firma y la necesitamos urgente por una cuestión de imagen, señaló.

La debilidad en la estrategia de negociación se debe a que “particularmente, Argentina y Brasil necesitan mostrar que han regresado al mundo”.

En síntesis, sus planteamientos vienen a reforzar la idea de que no todos los actores involucrados en el acuerdo Mercosur-UE, conocen el estado de la negociación, ni que dicho acuerdo no es un tratado de libre comercio.

En relación con los efectos o consecuencias, González expresó: “Se ha hecho referencia al acceso de compras gubernamentales, es decir al acceso de licitaciones públicas, de obras públicas, particularmente porque no alcanza solamente a las obras nacionales, sino que también están en la mesa de negociación, las obras a nivel provincial. Y esto afecta directamente a lo que son las pequeñas y medianas empresas, que son las que con mucho trabajo, mucha mano de obra, hacen mucho por ver el desarrollo económico de las economías regionales (…) esto es muy importante no tanto para las grandes obras (…), pero sí para las pequeñas.

Se refirió más adelante al ”tema de las indicaciones geográficas que ocupa una gran cantidad de productos, entre 200 y 300 productos que consumimos, y que tienen denominación europea”. Esto quiere decir, que el reconocimiento de las indicaciones geográficas significaría darle a Europa el monopolio de su uso.

”Lo que hace a autopartes vamos a perder gran parte de nuestra capacidad productiva”, señaló. “La otra cuestión es el tema de la Política Agraria Común (PAC), que corresponde a leche y derivados, huevos y carne bovina, punto central que ocupa a la UE”. “Los subsidios de la UE corresponden al 80% de nuestro Producto Interno Bruto anual mínimo”, finalizó la representante de la CGT.

 

Conclusión

Esbozar unas conclusiones relacionadas con los aspectos que han sido incorporados recientemente por parte del equipo negociador del Mercosur, pudiera ser considerado una posición poco académica, dado que estos datos no se encuentran disponibles a través de los medios convencionales. No obstante, en base a lo descrito por los panelistas, puede decirse que existen en el conjunto de la negociación del acuerdo, diferentes ámbitos a considerar al momento de referirse al mismo.

Ámbitos de tipo estructural, vinculados con la debilidad en la estrategia de negociación por parte del Mercosur y con los aspectos que la UE pone en la mesa de negociación, tales como: los tratamientos especiales diferenciados, el régimen de admisión temporaria y el draw back, las reglas de origen, tratamiento de las compras gubernamentales, entre otros. De acuerdo, a lo indicado por Marita González en su intervención, dichos instrumentos de política económica tendrían que ser eliminados al momento de la entrada en vigor del acuerdo.

También en lo estructural, se observa en términos generales en el acuerdo Mercosur-UE  una defensa de los productos incluidos en la Política Agrícola Común (PAC). Es decir, productos contemplados en ella

(carne, por ejemplo) que vengan desde el Mercosur no contarían con la eliminación total de barreras arancelarias. De allí, el proteccionismo europeo al establecer cuotas.

Un aspecto clave, que forma parte de la esencia del Mercosur, es su naturaleza intergubernamental, esto, en palabras del especialista Peña, da cuenta de que el tiempo de entrada en vigencia del mencionado acuerdo, no sería menor a tres (3) años, y que por lo tanto trasciende momentos gubernamentales concretos que pudieran permitir tanto a los países del Mercosur como a la UE, discutir cómo poner en vigencia lo que se ha firmado.

Ámbitos de tipo coyuntural, relacionados con el interés de la UE en firmar acuerdos de libre comercio con América Latina, cuando existe algún tipo de crisis multilateral (como la suspensión posición proteccionista asumida por EEUU, desde la llegada de Trump, con respecto a negociaciones que se venían gestando con la UE. Concretamente, suspensiones en las negociaciones del TTIP -Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones- con el bloque europeo.

La reactivación del acuerdo Mercosur- UE, viene entonces a ser motorizado por la crisis multilateral EEUU- UE, en lo coyuntural.

 

Lucrecia Armas