Desarrollo sostenible, en clave regional

Después del impulso al “buen gobierno” suscitado por los organismos de cooperación internacional, se espera la búsqueda de una interacción que sirva al desarrollo y la cohesión social de los países participantes de la Conferencia.


La noción dominante de buen gobierno, fue difundida en la década del ‘90 por los donantes de cooperación internacional, como el Banco Mundial, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), o el BID.

Desde este enfoque, el buen gobierno implicó determinadas características del proceso de gobernabilidad, en el que el Estado debe garantizar el cumplimiento de la ley (y hacerlo en forma transparente y libre de corrupción), dar lugar a la participación de la sociedad civil y garantizar el Estado de derecho.

Pero por supuesto que se refiere a un modelo de Estado, que en el caso de AL ha mutado, ya que se visualizan nuevos actores con capacidad de interacción sobre él, actores transnacionales, empresas orientando, configurando. Los centros financieros.

Sin duda, el apoyo a las políticas sociales de organismos internacionales en los ‘90 para reducir la pobreza, con provisión de salud y educación más descentralizados, así como la privatización del régimen de pensiones, no dieron los resultados esperados. Por otra parte, se perdió una cuarta parte de la reducción de pobreza lograda en la región entre 2000 y 2015, como consecuencia de la crisis económica, "lo que muestra los altos niveles de vulnerabilidad" a los que quedó sometida la nueva clase media generada en ese plazo, de acuerdo con un informe de la dirección regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Lo que quiere decir que es necesario encontrar formas propias de gobernanza, con un Estado que permita a la sociedad civil contar con canales de participación que apunten a la cohesión social y económica, que dé lugar a la inclusión que AL necesita para el desarrollo de sus sociedades. Formas distintas a los paradigmas de los ‘90, que ya mostraron su inutilidad.

En este sentido es que cobra relevancia el espacio que abrirá la Conferencia de Alto Nivel de la ONU sobre Cooperación Sur-Sur, que se realizará en Buenos Aires del 20 al 22 de marzo de 2019. Se cumplen los 40 años de la adopción en 1978 del Plan de Acción de Buenos Aires para Promover e Implementar la Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo (de ahí su denominación de BAPA + 40).

Una reunión en la que participarán 1.500 personas de los estados miembros del organismo internacional, incluyendo ministros y presidentes, además de autoridades de organizaciones internacionales y regionales. "La Conferencia constituye una oportunidad para acordar un plan de trabajo y poner en marcha consensos acordados en el marco de la Agenda 2030, el Acuerdo de París y durante el G20 sobre alimentación sostenible, capacitación de recursos humanos, cambio tecnológico, sustentabilidad climática, equidad de género, finanzas para el desarrollo y negocios inclusivos", destacó un comunicado del Palacio San Martín, que, además, recordó que "ésta será la única conferencia de las Naciones Unidas en la región latinoamericana durante 2019".

La Conferencia PABA+40 nos brinda la oportunidad de avanzar sobre la gobernanza democrática de la Cooperación Sur Sur, apostando a una agenda más abarcativa. No sólo tratar y medir el cumplimiento de los 17 objetivos de desarrollo sostenible, sino afinar su propio concepto, apuntando a que las alianzas y redes de cooperación, estén dirigidos a la cohesión social y económica, de todos los actores de la sociedad.

Argentina y la cooperación sur sur. La Dirección General de Cooperación Internacional (DGCIN), dependiente de Cancillería, es el nodo fundamental del gobierno argentino en la organización de la Reunión de Alto Nivel. Su titular, Ana Ciuti, junto al embajador Diego Tettamanti, cumplen un rol clave, junto al representante argentino en la ONU, Martín Garcia Moritán.

Ciuti destaca ante los medios el compromiso de Argentina con la "cooperación Sur Sur y triangular”, que la transformaron en un “país líder” en el área. Y es que de acuerdo con el último informe de la Secretaría Iberoamericana (2017), Argentina fue el principal oferente en cooperación sur sur, con 180 proyectos de los 721 desarrollados desde 2015. México y Brasil le siguieron en importancia con 125 y 110 proyectos respectivamente.

Cooperación triangular. La Cooperación Triangular se multiplicó 8 veces desde 2006 en Iberoamérica, con 94 proyectos y 65 acciones. Doce de los 19 países de la región compartieron sus capacidades en el rol de primer oferente. Cuatro de ellos explicaron casi tres de cada cuatro de los 94 proyectos ofrecidos: Chile, Brasil, México y Argentina.

En lo que se refiere a la Cooperación Sur-Sur Regional, existen 44 programas y 57 proyectos, con México como participante en un mayor número de iniciativas de Cooperación Sur-Sur Regional: un total de 68. Le siguieron Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica y Perú, todos ellos presentes en entre 50 y 60 programas y proyectos.
Los organismos multilaterales fueron también actores relevantes de la Cooperación Sur-Sur Regional de 2015, al participar en 89 de las 101 iniciativas registradas. Cabe aquí destacar el rol que jugaron los organismos iberoamericanos, presentes en un total de 26 programas y proyectos. Le siguió la Organización Internacional para la Energía Atómica (OIEA), bajo cuyo Programa ARCAL tuvieron lugar 13 proyectos. Otros actores destacados también fueron el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y MERCOSUR que participaron, en cada caso, en una decena de intercambios.

Cooperación Sur-Sur Bilateral en Iberoamérica. Siete países de la región fueron responsables del 90% de los 721 proyectos desarrollados desde 2015: Argentina, principal oferente con 180 proyectos en ejecución; México y Brasil, los siguientes en importancia relativa con 125 y 110 proyectos; Chile y Cuba, que contribuyeron con el 20% del total; y Uruguay y Colombia, con 40 y 50 proyectos.

Agenda 2030 y ODS. Actualmente, la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en septiembre de 2015, construida a partir de una participación sin precedentes, en base a los 17 puntos de los Objetivos de Desarrollo Sustentable, permite delinear un paradigma de desarrollo particular: el Desarrollo Sostenible, el proceso mediante el cual se satisfacen las necesidades económicas, sociales, de diversidad cultural y de un medio ambiente sano de la actual generación, sin poner en riesgo la satisfacción de las mismas a las generaciones futuras.

Los 17 ODS hablan de calidad educativa, de políticas de ciencia, de recursos para I+D, de acceso a internet, de transferencia de tecnologías ambientales, de movilidad para científicos e integración productiva; también de política fiscal y tributaria, de corrupción, de instituciones que rindan cuentas, de la necesidad de un cambio cultural para vivir en armonía con la naturaleza y de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.

Lo importante de participar en la prosecución del documento final de la Reunión, desde cualquier sector, es que dejará definidas áreas prioritarias, para orientar a gobiernos, instituciones nacionales e internacionales, sociedad civil y actores relevantes para programas, proyectos, estrategias de movilización de recursos.

Líneas de trabajo para la generación de políticas convenientes para nuestros gobiernos locales, nuestras pymes, organismos técnicos, centros de capacitación, universidades, en pro del desarrollo humano.

Bibliografía

COOPERACIÓN SUR-SUR EN LA AGENDA 2030 Y HACIA EL PABA+40. Javier Surasky, Coordinador del Departamento de Cooperación Internacional del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina

GOBERNANZA DESDE AMERICA LATINA. Cristina Zurbriggen, Directora del Proyecto Flacso Uruguay.

UNA AGENDA PARA EL SUR, Roxana Mazzola, Directora del Centro de Estudios y Desarrollo de Políticas (Cedep)

https://www.pagina12.com.ar/139302-una-agenda-para-el-sur

Graciela Baquero