Dilemas de los acuerdos Norte – Norte vs. Sur – Sur

Prorizar los acuerdos Sur-Sur para los países en desarrollo, se torna fundamental en un escenario de asimetrías económicas, y en momentos en que después del estancamiento del ALCA, EEUU comienza a desplegar acuerdos bilaterales con los países de la región, que lo llevarían a una política radial de acuerdos de libre acceso con todos los mercados . Con este panorama, lo prioritario es mantener la estrategia de Unión Aduanera en el MERCOSUR, materia que está en debate en distintos ámbitos, tanto en Argentina como en Brasil, en el sentido de retroceder un poco con el bloque regional a una zona de libre comercio para dar libertad de negociación a distintos socios con terceros países. ¿Cuál es el problema de lanzarse a esa estrategia de TLC con EEUU? Ni más ni menos que la pérdida del poder conjunto de negociación de una región como el MERCOSUR, en donde los países medianos y pequeños serán los más perjudicados, reflexionó Ramiro Bertoni, en la segunda parte de su intervención, en el contexto de una conferencia organizada por MERCOSURABC, en el marco del Ciclo de Actividades Académicas EXPOCOMEX 2007 de octubre.


Uno de los principales obstáculos de los países en desarrollo para mantenerse cohesionados es, justamente, la competencia que deben sostener tienen entre sí, por el ingreso a mercados de los países desarrollados. Esto es algo que ha sido común de la dinámica del comercio internacional y de otros juegos de negociación. Un caso típico en los países desarrollados, es el tema de jugar otorgando preferencias, incluso Estados Unidos presionaba a otros países para que dejen de formar parte del G-20, ofreciendo a cambio una ´preferencia ad hoc, una preferencia exclusiva’. Si nos dejamos seducir por ciertas posibilidades y no se tiene coherencia en la defensa en forma conjunta de los intereses de los países en desarrollo, va a ser muy difícil avanzar y tener algún tipo de beneficio dentro de la globalización, porque las relaciones asimétricas cada vez van a pesar más. En este sentido, es importante priorizar el comercio y la cooperación Sur- Sur; esto implica pasar de la competencia a la complementación. Hay interrelaciones bilaterales que pueden ser altamente complementarias, hay posibilidades con países como Venezuela, India y China. Esta complementación, además de los flujos de comercio incluye intercambios de tecnología, investigación conjunta, programas de desarrollo donde la escala nacional muchas veces es muy baja o la cantidad de técnicos que tiene un país no alcanza, o las investigaciones requieren que haya una colaboración de más socios. Entonces esto es algo fundamental para buscar estrategias Sur –Sur, que se puedan hacer a través de acuerdos regionales, de los cuales los más conocidos son los TLC, o bien mediante instancias de cooperación, o incluso puede existir un sistema de preferencias entre países en desarrollo. Esto da mayor flexibilidad, en el sentido de que se puede acordar preferencias en sectores en los que hay interés y complementación sin la necesidad de negociar todo un TLC, aunque los economistas ortodoxos señalarán que será ineficiente por el desvío de comercio. Esta estrategia es compatible con la OMC porque, si bien la aceptación de los Acuerdos Regionales tiene requisitos muy fuertes, hay una cláusula que se hizo en el ‘79 que permite que los países en desarrollo puedan tener preferencias sin cumplir todos los requisitos. Entonces, en lugar de ir a negociar TLC con países del Norte donde en general las relaciones son muy asimétricas y se imponen temas –como propiedad intelectual, libertad en movimiento de capitales, los servicios- donde tenemos mucho que perder y hay poco que ganar, se pueden hacer otro tipo de programas de cooperación y de intercambio comercial con países del Sur. También el comercio Sur – Sur es mucho más intra-industrial, en donde el componente del valor agregado y tecnología es más alto que los flujos de comercio que tenemos con los países del Norte. Si uno piensa que este es el diagnóstico y el panorama internacional, lo primero que hay que intentar es mantener la estrategia de Unión Aduanera en el MERCOSUR. Me refiero a que hoy está en debate en distintos ámbitos, tanto en Argentina como en Brasil, si no es conveniente retroceder un poco con el MERCOSUR a una zona de libre comercio para dar libertad de negociación a distintos socios con terceros países. En esta línea avanzó Uruguay cuando quiso empezar a dialogar sobre la posibilidad de establecer un TLC con Estados Unidos. ¿Cuál es el problema de lanzarse a esa estrategia de TLC? Es que se pierde el poder conjunto de negociación de una región como el MERCOSUR Una cosa es asociarse Mercosur – Unión Europea y otra cosa es que negocie cada país, Brasil hará una negociación razonable, Argentina podrá hacer una negociación ya bastante desfavorable y Paraguay y Uruguay tendrán que firmar un contrato de adhesión. Otra cuestión que tiene que empezar a plantearse en el MERCOSUR es: cuando se inician negociaciones tienen que tratar de finalizarse, no puede haber negociaciones que empiezan y después se traban o tienen una alta politización y entonces no las seguimos, porque le quita seriedad ante cualquier interlocutor. Esto es lo que pasó con la Comunidad Andina, que si bien existe, está fraccionada y no es con la que se empezó a negociar en el año ’97; pasan 10 años y no ha quedado cerrado. Esto no quiere decir no comprender las dificultades, pero cuando el MERCOSUR empieza a negociar con países lejanos la credibilidad que pretende el MERCOSUR, tiene que ver con lo que ha hecho antes. Otro tema tiene que ver con las condiciones para la negociación; hay que empezar a tener más claro cuáles son las posiciones ofensivas y defensivas. Muchas veces ocurre que es claro lo que queremos pedir, pero cuando tenemos que ceder, lo que está dispuesto a ceder un país afecta al otro, y aquel que es perjudicado genera una situación de bloqueo de la negociación. Como el MERCOSUR toma decisiones por consenso, este es uno de los motivos que terminan trabando las negociaciones. En cierta medida esto se soluciona con mayor cohesión interna, y acá aparece la tensión entre profundizar y ampliar. El tema de en qué medida un Acuerdo Regional –Unión Aduanera- puede ampliar o profundizar es un debate muy complejo en el que muchos miran a la Unión Europea para ver cómo lo ha hecho; ya que durante muchos años paralelamente logró profundizar y ampliar al mismo tiempo. Si bien hay momentos que no se puede hacer las dos cosas a la vez, creo que en este momento el MERCOSUR tiene que intentarlo. La profundización del esquema de integración mediante la eliminación de asimetrías y la mejor distribución de beneficios permitirá una mayor cohesión interna. Adicionalmente, el MERCOSUR como Unión Aduanera tiene escala para hacer políticas productivas conjuntas. Entonces, si se puede empezar a hacer políticas productivas regionales puedo salir de la lógica de los conflictos comerciales bilaterales y empezar a diseñar algún perfil productivo para cada país. Si cada miembro empieza a cumplir un rol productivo dentro del MERCOSUR, esto me permite identificar más claramente sectores ofensivos y defensivos hacia afuera. Y si tengo que poner dentro de los sectores defensivos productos que se traduzcan en problemas para algunos de los otros socios, lo que puedo hacer en ese caso es acordar compensaciones internas. Si en relación a la Unión Europea hay un sector que es muy sensible para Uruguay, eso no puede bloquear la negociación con la Unión Europea, habrá que hacer alguna compensación interna para que Uruguay no tenga el costo de haber cedido en dicho tema. A estos fines la institucionalización de los fondos estructurales pueden ayudar a una mayor cohesión interna y de esta forma facilitar las negociaciones hacia fuera del bloque. En cuanto a las asignaturas pendientes del MERCOSUR, hay un par de temas a tener en cuenta. La primera, es una implementación efectiva de lo acordado, ya que hay muchas normas que estableció el MERCOSUR y que aún no fueron internalizadas por los países socios. El otro tema, es que hay que reconstruir el arancel externo común que hoy está perforado, porque de lo contrario es muy difícil sentarse a negociar con otro país o bloque. La pregunta es: ¿Qué estoy negociando? ¿Un arancel teórico que está perforado o lo que realmente se está aplicando? También es difícil evaluar los impactos de la negociación. Tener un arancel externo común es un requisito mínimo para alcanzar una posición negociadora. Los Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos son la principal novedad y las negociaciones que se dan con mayor dinamismo en la región. Esto es producto de que Estados Unidos, una vez agotada la iniciativa del ALCA, se decidió a establecer una estrategia subregional de liberalización competitiva a través de los TLC. Así, ya aprobados o en vías de aprobación están los TLC con Perú, con Chile, con Colombia y el TLC conque se propone tentar a Uruguay. Pero si el MERCOSUR quiere apuntar a América del Sur como espacio regional, no puede quedarse inmóvil y tiene que proponer algo que sea mejor para esos países. Por lo general, las relaciones que hoy está priorizando el MERCOSUR tienen un alto contenido político y un alto contenido en cuanto a la matriz energética. En algunos casos, temas comerciales a través de la complementación productiva, aunque su escala e impacto en el comercio aún es incipiente. El ingreso de Venezuela al MERCOSUR no está resuelto, hay un conflicto con el Senado de Brasil que puede llegar a bloquearlo. Otro punto central es cómo resistir a esta tentación de los TLC con los países del Norte, el interés del sector privado y los costos de exclusión. Es lógico que el sector privado en algún momento, si EE.UU. firma TLC con Colombia y con Perú, (con Chile ya está funcionando), va a tener un “doble costo”, el de perder en ciertos productos el mercado de Estados Unidos a mano de estos países, y empezar a perder mercado en los países latinoamericanos a costa de exportaciones de Estados Unidos que van a ingresar con mayores preferencias a las que existen por la ALADI. Como respuesta al sector privado, el MERCOSUR va a tener que diversificar con otros acuerdos o mecanismos de cooperación con países del Sur, de otro modo va ser muy difícil no ceder a la presión de suscribir TLC en el sentido Norte – Sur.
Ramiro Bertoni