EL PRODUCTO BRUTO DE FELICIDAD
¿Cómo medir si los países avanzan o retroceden?. Hay cada vez más escepticismo sobre las mediciones tradicionales basadas en el mero producto bruto.
Puede estar creciendo y al mismo tiempo, aumentar la desigualdad, el malestar social, debilitarse la cohesión social, y otros aspectos negativos por el modo en que se produce ese crecimiento. Un pequeño país Bután, aportó una nueva visión: cómo medir el producto bruto en términos de felicidad. Lo expuso ante las Naciones Unidas, que resolvió producirlo desde el 2012, y publicó recientemente el Informe 2016 sobre felicidad.
Dice el creador del concepto en Bután, Dasho Karma Ura, que la felicidad requiere aproximaciones no convencionales. Señala que “la gente se siente feliz cuando ve algo ético, cuando siente que ha hecho algo correcto, y valiente, cuando se puede recargar continuamente a sí mismo como un actor significativo”.
La nueva constitución de Bután que transformó el reinado en una democracia, aprobada en 2008, obliga a que las políticas se basen en maximizar los pilares del producto bruto nacional en felicidad: buen gobierno, desarrollo socioeconómico sostenible, preservación y promoción de la cultura, y conservación del medio ambiente. Sus logros impresionan en la calidad de la vida de su gente, y su alto grado de felicidad, que sigue creciendo. Lo adjudican a toda la filosofía de vida individual y colectiva, que subyace tras la búsqueda de una Felicidad real. En ella son revalorizadas dimensiones como una convivencia basada en valores éticos, los bienes culturales y espirituales, y la armonía con la naturaleza.
En 2011, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución invitando a llevar adelante mediciones basadas en esta experiencia, que puedan captar mejor “la búsqueda de la felicidad en el desarrollo”.
El Informe mundial de Felicidad 2016, utiliza como dimensiones básicas: el producto nacional per cápita, el grado de solidaridad social, la esperanza de vida saludable, la libertad para hacer elecciones de vida, la generosidad, y la ausencia de corrupción. Ha agregado una nueva que se ha mostrado muy importante, el nivel de desigualdad en la distribución de la Felicidad. La felicidad aumenta cuando las personas tienen la percepción de que está mejor distribuida.
El Informe ha captado los datos de 157 países en el periodo 2013 al 2015, recurriendo a datos cuantitativos y encuestas subjetivas. Los cinco países que encabezan el ranking mundial son: Dinamarca, Suiza, Islandia, Noruega, y Finlandia. Como se observa cuatro de ellos integran lo que denomina el “modelo nórdico”. El restante país nórdico, Suecia, está en el décimo puesto. El modelo nórdico, es reconocido por sus logros notables en desarrollo humano, educación, salud, medio ambiente y otros planos. Es líder también en felicidad. Verifica claramente la idea de que a mejor igualdad, mayor felicidad personal por el acceso más igualitario colectivo a la felicidad.
En su anuario 2016 sobre las estadísticas mundiales The Economist señala que el país más igualitario del orbe en distribución de ingresos es Suecia, con un coeficiente Gini de 0.25, seguido a poca distancia por Noruega con 0.26, y Finlandia con 0.27. La baja desigualdad, junto con los factores antes mencionados, pagan en felicidad. El país latinoamericano líder en el índice mundial de felicidad es Costa Rica (número 14), que es muy pobre en materias primas estratégicas y recursos materiales, pero rico en valores solidarios y ambientales, y búsqueda de la equidad.
Hora de sacar conclusiones.
(*) Asesor de diversos organismos internacionales. kliksberg@aol.com