El impacto de la UNASUR en la CAN
La asunción de que la UNASUR puede fortalecer a la CAN requiere el reconocimiento, por parte de los conductores de los procesos de integración (CAN, MERCOSUR, UNASUR), de la interrelación e interdependencia de ambos procesos, de tal manera que la agenda política suramericana no opaque las metas de convergencia económica CAN-MERCOSUR, señala Olga Trujillo en su trabajo. (Fragmento)
¿Cuál es el impacto de la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, en la CAN?, ¿La fortalece o debilita como esquema de integración subregional?
En la CAN, a partir de la adopción -por parte de los gobiernos de los países andinos- de la estrategia de regionalismo abierto, a principios de los años noventa, se han registrado progresos en términos de liberalización arancelaria intracomunitaria, lo que ha generado un incremento del comercio intra-CAN; sin embargo, este progreso no ha podido cubrir las deficiencias registradas en la generación de una estrategia subregional capaz de orientar la actividad de los agentes económicos trasnacionales en función a las ventajas que podría otorgar un mercado subregional ampliado. Asimismo pocos son los cambios registrados en la estructura de producción de los países andinos reforzándose más bien su rol de proveedores de materias primas al mundo, manteniéndose la situación de dependencia en la relación norte-sur, evidenciándose también una incapacidad para generar un nivel suficiente de interdependencia intracomunitaria que fundamente la necesidad de la profundización de la integración.
Además, desde el año 2006 se ha agudizado la situación de crisis interna, pues a partir de la confrontación ideológica de los países miembros, Perú y Colombia negociaron y firmaron acuerdos bilaterales de libre comercio con Estados Unidos, lo que condujo a la decisión de Venezuela de abandonar la CAN.
Estos resultados poco satisfactorios tienen su origen en la preeminencia de los órganos intergubernamentales de la CAN, en relación a los de carácter comunitario o supranacional, pues la gestión y actuación de estos últimos son los que generan mayores niveles de interdependencia, en la medida que en estos órganos se toman decisiones sin atender, de manera prioritaria, los intereses individuales de los países miembros.
Por el lado de los beneficios que aporta la UNASUR a la integración latinoamericana, y que repercute directamente en la CAN está la creación del Consejo Sudamericano de Defensa. El objetivo del Consejo -aceptado por la mayoría de los países- es generar un espacio de debate en el área de seguridad y defensa, evitando situaciones que potencialmente puedan generar conflictos como la ocurrida entre Colombia, Ecuador y Venezuela (cuyo punto más álgido se produjo con el operativo militar “Operación Fénix, en marzo de 2008) Además, es positivo que la UNASUR proporcione otro espacio de diálogo para temas donde hay un enfrentamiento profundo entre países miembros de la CAN, de tal manera que se puedan ensayar mayores probabilidades de negociación y solución, o incluso iniciar diálogos sobre temas que son de difícil abordaje y resolución al interior del bloque andino. Es el caso –por ejemplo- de la propuesta peruana de un pacto de no agresión entre los países de la región suramericana.
Otra de las potencialidades que ofrece la UNASUR, se visualizó durante los acontecimientos producidos en 2008 en la crisis política surgida en Bolivia, pues ha sido la primera vez en la historia de la integración latinoamericana donde los países miembros – bajo la convocatoria de la presidencia Pro-Tempore- se reunían para deliberar y expresar su apoyo contundente a la legitimidad democrática de uno de sus gobiernos. En el contexto de la CAN se puede afirmar que esta actuación de la UNASUR ha consolidado la institucionalidad y gobernabilidad (vigencia de la democracia, al respetarse los resultados del referéndum de revocatoria realizado en Bolivia) en la subregión, contribuyendo al fortalecimiento de la integración andina.
De otro lado, el protagonismo de la agenda política a nivel suramericano no ha sido acompañado por una actuación conducente al fortalecimiento de los procesos de integración económica en pos de la convergencia CAN-MERCOSUR, lo que ha tenido un impacto negativo en la CAN pues ha contribuido a profundizar la polarización ideológica de los países miembros, facilitando una adhesión más comprometida por parte de Ecuador y Bolivia en torno al ALBA, y la permanencia de Perú y Colombia en su orientación liberal ortodoxa. El riesgo es que con la creación de la UNASUR se genere un espejismo que termine diluyendo los pocos activos acumulados por el Mercosur (Nogueira, 2008), y la CAN.
Este panorama exige que se propicie una actuación contundente e inmediata por parte de la UNASUR, tanto a nivel de fortalecimiento de la cohesión intracomunitaria andina, como de convergencia económica CAN-MERCOSUR. El problema es que la UNASUR tampoco ha resuelto el tema de la preeminencia intergubernamental (es más, en su caso la supranacionalidad aún es casi inexistente), por lo que existe el riesgo de que la resolución de conflictos a nivel suramericano no pueda resolverse eficazmente.
Empero, en el ámbito suramericano se cuenta con la presencia de países importantes que podrían convertirse en federadores externos de la integración andina, es el caso de Brasil; pero la interrogante a formular en este punto es si los países miembros de la CAN están preparados para una intervención de un federador intra-regional que impulse el fortalecimiento de la integración andina. Es precisamente en este instante donde se puede apreciar la interrelación e interdependencia que existe entre ambas agendas a nivel suramericano, es decir de un lado la agenda política, y de otro el tema/ agenda del fortalecimiento de la integración andina y del cono sur en pos de una convergencia CAN-MERCOSUR. Pues en el caso de una supuesta intervención de Brasil es previsible que países como Perú o Colombia, muy vinculados a sus socios estadounidenses muestren cierta renuencia.
En la medida en que se hayan registrado avances en los temas referidos a relaciones hegemónicas en la agenda política suramericana será más viable avizorar escenarios donde sea posible la cooperación intra-suramericana para temas referidos a la creación de un espacio económico suramericano a partir del fortalecimiento de la integración andina y del cono sur, y de una convergencia económica entre ambos bloques, tema de trascendental importancia en el actual panorama mundial geoeconómico.
Para finalizar, la asunción de que la UNASUR puede fortalecer a la CAN requiere el reconocimiento, por parte de los conductores de los procesos de integración (CAN, MERCOSUR, UNASUR), de la interrelación e interdependencia de ambos temas, de tal manera que la especial atención que se está prestando a la agenda política regional suramericana no signifique una pérdida de interés en la promoción del fortalecimiento de la integración andina, y del cono sur en pos del cumplimiento de las metas de convergencia económica CAN-MERCOSUR.
* Olga Cerqueira es licenciada en Derecho de la Universidad Nacional de Trujillo-Perú. Diploma de Estudios Avanzados en Relaciones Internacionales, otorgado por la Universidad Complutense de Madrid. olga_cerqueira2002@yahoo.es
Texto completo en Dossier Temas del Cono Sur Nº 64, octubre 2009