El Mercosur después de Julio 2013: ¿las opciones?
Las reuniones del Mercosur que tuvieron lugar principios de Julio, mostraron un ángulo diferente al esperado, supuestamente influenciadas por algunos hechos que obligaron a modificar las agendas.
En concreto existieron tres temas que polarizaron los discursos: la situación con el avión del Presidente de Bolivia, la cuestión de espionaje internacional y la defensa del derecho internacional de asilo, bastante distintos a los que pudieron inspirar al TA91[1]. Además se confirmó el ingreso de Guyana y Surinam como estados asociados y se produjo el cambio de presidencia Pro Tempore de Uruguay a Venezuela.
Los discursos oficiales fueron en su gran mayoría orientados en la misma dirección y sensiblemente politizados en los cuales, además, se resaltó una especie de futura reconversión del bloque al tratamiento prioritario de las cuestiones sociales, que llevó a pensar justamente en la características y principios de otros movimientos y agrupaciones sudamericanas (ALBA)[2]. Ello se vio plasmado en la Declaración Presidencial y en los documentos oficiales que muestran cierta ausencia en temas de orden comercial o de negociaciones internacionales.
Hubo además expresiones de apoyo hacia una Sudamérica ahora unida a través de acuerdos de diferente naturaleza, sin considerar que en realidad está sometida a una especie de “corsé con cintas algo flojas”[3], dada la pluralidad de tipos de acuerdos y tratados que conforma esa especie de unión. En efecto, se encuentran vigente al menos el TM80[4], el TA 91, la CAN, el ALBA, y varios de los países mantienen una “plurimembresia” no muy entendible[5], (y sin que se les exija el cumplimiento de varios compromisos de los mismos, por ejemplo, el artículo 27 del TM80).
Incidentalmente, fue destacable el informe presentado por los responsables de la Cumbre Social, no solo por su extensión (superior a los 20 minutos) sino, para varios, por su contenido de corte y estilo sumamente ideológico, en contraste con los del Foro Consultivo Economico y Social, Merco-ciudades o II Foro Empresarial del Mercosur (sintéticos y concretos).
A su vez, el 31 de Julio se realizó en Guayaquil , Ecuador, la Cumbre del ALBA y la correspondiente Cumbre Social. Las declaraciones e informes guardan una notable similitud con lo observado en el Mercosur, definitivamente orientadas a la instalación en Sudamérica de un nuevo espacio territorial-económico, constituido por los países miembros del ALBA, del Mercosur y de Petrocaribe, y sensiblemente alejado a lo establecido en el TA 91, que originó el ACE18[6], posteriormente jurídicamente “bautizado” como Mercosur. Más aún, ya se habla concretamente de una Zona Economica Complementaria (“Entre los acuerdos adoptados se establece la conformación de una comisión de alto nivel para elaborar una propuesta para la creación de una Zona Económica Complementaria entre países del ALBA, del Mercosur y de Petrocaribe, la cual será puesta en consideración de estas instancias”), confirmando que lo comentado anticipadamente desde el 2012 por el que ésto escribe como “sensación o intuición”, como un hecho posible pero algo “fantasioso”, debe modificarse a Proyecto real y concreto, pues así se lo expone en discursos oficiales y en informes sobre dicha reunión.
Adicionalmente, en los documentos oficiales se denuncia al proyecto de la Alianza del Pacifico, poco menos como una amenaza directa al bienestar y futuro de Sudamérica, que obviamente no es compartida ni por los países iniciadores del proceso ni por los más de veinte que ya han solicitado ser observadores del mismo. Algunas de las definiciones y tonos son realmente serias e impactantes (“… buscar un nuevo orden mundial multipolar y pluricéntrico, basado en relaciones políticas y económicas internacionales horizontales, respetuosas de los equilibrios entre humanos y naturaleza).Asimismo, se indica que “…… rechaza cualquier intento de retorno al gobierno directo del sector privado empresarial (neoliberalismo)…. y los intentos de remozar la hegemonía imperialista en el hemisferio que se expresa, entre otros, en la Alianza del Pacífico, ya que implica beneficiar a intereses elitistas y privados, lejanos del bien común”.), con las cuales los presidentes del ALBA manifestaron estar “en sintonía”.
En consecuencia de mantenerse estas tendencias, con un novedoso espacio territorial insertado dentro del Mercosur, se estaría en presencia del inicio de una fragmentación virtual de Sudamérica, con países “mirando” y orientando su desarrollo hacia el Pacifico, en tanto que algunos otros generan una nueva identidad hacia una dirección no totalmente definida, pero eventualmente alejada de los principios fundamentales y consensuados que inspiraron, entre otros, el TM80 y el TA 91.
Todo lo anterior se manifiesta cuando es conocido que los movimientos de los países económicamente mas importantes del mundo buscan integrarse en los así denominados “mega-acuerdos” (TPP, TATIP, CREC)[7], a los que, considerándolos solo por las intenciones y voluntades, habría que brindarles una más que profunda atención. Sobre todo teniendo en cuenta que es previsible que los países involucrados en las negociaciones, sean los que produzcan cambios profundos en las relaciones económicas internacionales en lo que resta de esta década y mas allá, provocando, sin dudas, impactos en todo el mapa mundial [8]. Las dinámicas, plazos, estilos, voluntades políticas, tendrán sin dudas influencias en los resultados y en los momentos en que los mismos se hagan efectivos, pero indiscutiblemente las propuestas presentadas deben ser debidamente atendidas en su nivel de importancia, mas allá de lo que supuestamente, surja de la reunión de la OMC de Bali en Diciembre próximo.[9]
Montado el escenario de esta manera, puede establecerse que las opciones del Mercosur serian tres:
mantener sus propuestas primarias ajustándolas a la actualidad y eliminando progresivamente la condición de “imperfecto” con lo que se lo identifica (mas comercio y quizás más justo reduciendo asimetrías y otros inconvenientes intrazona y generando nuevas estrategias negociadoras) ,
mutar para un esquema que lo reúna con el ALBA y así marchar juntos bajo los postulados bolivarianos, alejándose de los principios del TA91 (comercio administrado y más orientado ideológicamente hacia las cuestiones sociales),
“aggiornar” las metas y postulados iniciales del proceso de integración, alterándose y activándose en busca de uniones y negociaciones que no sean ajenas y resulten alineadas a las claras tendencias mundiales (varias de ellas con una mirada al Pacifico y ajustando en algo el foco puesto sobre el Atlántico).
Recién después de definirse la opción, sería conducente analizar el tema flexibilidades, mecanismos para negociar con terceros países, multimembresías, o adhesiones a algunos de los macro- movimientos de negociación activos en el mundo.
Ing. Carlos R. Restaino, AXXIONAR- C. Restaino y Asociados
[1] Tratado de Asunción 1991
[2] Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Tratado de Comercio de los Pueblos)
[3] “Principio del Corsé” del autor
[4] Tratado de Montevideo de 1980
[5] Incluso otros, como Uruguay, han solicitado la condición de Observador en la Alianza del Pacifico.
[6] Acuerdo de Complementación Económica ALADI Nro. 18
[7] TAPP: Transpacific Partnership Agreement (or Transpacific Strategic Partnership) , TATIP: Transatlantic Trade and Investment Partnership ,RCEC: Regional Comprehensive Economic Partnership
[8] Necesariamente se deberían incluir otras alternativas similares, por ejemplo: Mercosur-Unión Europea, China- Unión Europea, y otros dentro del área americana.
[9] Queda como asignatura pendiente las opiniones acerca de los necesarios cambios a producirse en la OMC, ahora bajo la responsabilidad del brasilero Roberto Azevedo , aunque con miras a la IX Conferencia Ministerial de la OMC a celebrarse en Bali (Indonesia) del 3 al 6 de diciembre de 2013, Pascal Lamy estuvo coordinando negociaciones del denominado “Paquete de Bali”, estructurado en 3 ejes: 1) Facilitación del Comercio; 2) Agricultura y; 3) Comercio y Desarrollo.