El paso del reclamo a la recuperación
Desde el gobierno de Néstor Kirchner hubo una política paciente, pero sostenida y dinámica, para revertir los antecedentes que habían tenido los distintos gobiernos argentinos en relación con las Islas Malvinas.
La mayoría de ellos se restringió al periódico reclamo en las Naciones Unidas y en otros organismos internacionales, lo que no constituía más que un hecho de carácter testimonial, explica Oscar Laborde en una nota.
Sin embargo, ocurrieron dos acciones que marcaron un antes y un después en los planteos que se venían realizando.
Uno fue la declaración de guerra de la cúpula militar en 1982, que, lejos de hacerlo por intereses patrióticos, la promovió por una especulación política, ya que veía su desprestigio internacional por la represión y el reclamo popular interno en aumento.
Luego, en la época menemista, se llevó adelante, en el marco del planteo de las “relaciones carnales” con los Estados Unidos, un intento de seducción –absolutamente inviable y ridículo– a los isleños, con regalo de los muñequitos Winnie the Pooh incluido.
Es necesario rescatar, sin embargo-explica el Representante Especial para la Integración Económica Regional y la Participación Social de la Cancillería argentina-, la Resolución 2065 de las Naciones Unidas, aprobada durante la gestión presidencial de Arturo Illia. Dice textualmente en su punto primero:
“(…) Invita a los gobiernos de la Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a proseguir sin demora las negociaciones recomendadas por el Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales a fin de encontrar una solución pacífica al problema, teniendo debidamente en cuenta las disposiciones y los objetivos de la Carta de las Naciones Unidas y de la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General, así como los intereses de la población de las Islas Malvinas (Falkland Islands).”
De esta decisión, se desprenden elementos fundamentales, pues el pedido está dirigido a los dos gobiernos y no incluye a los isleños como tercera parte. Y, además, al hacer referencia a ellos, menciona sus intereses pero no sus deseos; con lo cual marca el escenario de la negociación sin margen a dobles lecturas como ha pretendido hacer el gobierno británico permanentemente.
La Resolución de referencia tiene su antecedente en la 1514, del 14 de diciembre de 1960, que se inspiró en el anhelado propósito de poner fin al colonialismo en todas partes y en todas sus formas, en una de las cuales se encuadra el caso de las Malvinas.
El gobierno que comenzó el 25 de mayo de 2003 debió revertir esos dos antecedentes nefastos a los que hacíamos referencia y comenzó un camino de fuerte acción diplomática, buscando la construcción de consensos en el plano internacional y aislando políticamente a Inglaterra en los foros y diversos espacios de la integración regional y mundial.
La Declaración de los Jefes de Estado del Mercosur (Brasilia, 2012) desconoce el referendo que iba a llevar adelante los isleños; y además se manifiesta, entre otras cuestiones, el rechazo a la exploración de recursos naturales no renovables en la plataforma continental argentina que desarrolla el Reino Unido; se complementa con resoluciones de la Unasur y la CELAC. Es importante resaltar que en este último organismo participan ex colonias inglesas y de otros países europeos.
A su vez, el apoyo se extendió a los organismos de comercio como la Aladi en 2008, los países africanos y árabes y muy especialmente el Grupo 77 y China, en septiembre de 2011.
Es decir, la comunidad internacional, de distintas formas y en repetidas oportunidades va quitando espacio político a la estrategia británica, aislándola en su posición imperial.
Un elemento esencial para que Argentina pase del reclamo a una posición que permita, más temprano que tarde, recuperar las Islas Malvinas. RedComsur.
MALVINAS, BASTIÓN MILITAR DEL REINO UNIDO EN UNA REGIÓN DE PAZ
Las Islas Malvinas son uno de los territorios más militarizados del mundo, con casi un soldado cada dos habitantes, a pesar del compromiso de Argentina y América Latina de resolver la disputa de soberanía por la vía diplomática, y del pedido de las organizaciones pacifistas que instan al Reino Unido a terminar con la escalada armamentista.
En el archipiélago hay 1.060 efectivos militares, según las últimas cifras oficiales, informadas el 5 de marzo pasado por el secretario de Defensa británico, Mark Francois, en la Cámara de los Comunes.
El número, que no incluye al personal civil del Ministerio de Defensa, indica que hay casi un soldado cada dos isleños, si se consideran los datos del censo realizado en 2012 que reveló un total de 2.563 habitantes estables.
Pero además de los efectivos, la militarización incluye armamento pesado, aviones de guerra, la presencia constante del buque HMS Clyde y la visita de destructores y fragatas como el HMS Argyll, HMS Edinburgh, HMS Dauntless y HMS Montrose.
La Campaña para el Desarme Nuclear (CND), una de las organizaciones pacifistas más importantes del Reino Unido, condenó “la decisión de intensificar la presencia militar” en la zona y lamentó “la intransigencia” de Londres por no entablar negociaciones con Argentina, tal como lo disponen más de 40 resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Pese al compromiso pacifista de América Latina, el gobierno británico utiliza su base para realizar pruebas con misiles,pero su verdadera importancia, como las del resto de los vestigios de su época imperial, es controlar espacios geopolíticos clave.
Las Malvinas ofrecen una ubicación estratégica en el Atlántico Sur y la Antártida, como los 2825 soldados del Reino Unido en el sur de Chipre le otorgan una presencia al este del Mar Mediterráneo, con rápido acceso a Oriente Medio y el Canal de Suez.
De la misma forma, la isla de Diego García, bajo soberanía británica pero alquilada a Estados Unidos tras expulsar a la población nativa, es importante para controlar el Océano Índico, y los 400 efectivos que tiene en Gibraltar (en disputa de soberanía con España) les permite vigilar el estrecho que comunica el Mediterráneo con el Atlántico Norte.
El costo para mantener esta monstruosa maquinaria de guerra escaló este año a unos 63 miles de millones de dólares, el cuarto presupuesto bélico más grande del mundo.
“Las prioridades están erradas. El dinero que se gasta en el Ejército equivale al doble de los recortes al NHS(organismo público de salud)”, apuntó un vocero de la organización británica Campaña Contra el Comercio de Armas (CAAT) en declaraciones a Télam.
La ONG indicó que “existe un lobby fuerte” de la industria armamentista que “tiene una relación cercana” con el gobierno británico y “una gran influencia en la toma de decisiones”.
En ese sentido habló de un vínculo “sistémico” y citó una investigación del diario The Guardian que comprobó que desde 1996 hubo 3572 oficiales veteranos del Ejército y funcionarios del Ministerio de Defensa que obtuvieron un trabajo en una empresa dedicada a la venta de armas.
El mismo diario, más recientemente, indicó en un informe que si el Reino Unido cumple su compromiso de retirarse de Afganistán en los próximos meses, el 2015 podría ser el primer año en un siglo en el que el país no está involucrado en un conflicto armado en alguna parte del mundo.
Pese a la contundencia del relevamiento, que va desde la Primera Guerra Mundial hasta la fecha, CAAT negó que haya un componente bélico en el ADN de los sucesivos gobiernos británicos: “No hay nada de natural en la guerra”. “Apoyamos una desmilitarización de la política exterior de Reino Unido, y queremos ver al país jugar un papel positivo en el extranjero”, manifestó el portavoz de la organización.
Telam
MALVINAS, OTAN Y LA ANTÁRTIDA
En una entrevista realizada para la Televisión Cooperativa Argentina, por el Programa “Con Sentido Común”, en un especial para el 2 de abril de 2014, el especialista en Defensa, Carlos Pereyra Mele, se refirió a las claves geopolíticas de Malvinas, las bases militares de Gran Bretaña y la OTAN en el Atlántico Sur; los accesos bioceánicos; el futuro de la Antártida y la idea de continentalismo como la posibilidad de “ser” de los americanos del Sur en este mundo multipolar. También las nuevas alianzas estratégicas que cree se debe dar Argentina para reforzar su poder nacional y consolidar su intereses en su mar y continente.
Parte Uno: Malvinas Zona Estratégica (1) x Pereyra Mele
http://www.dossiergeopolitico.com/2014/04/malvinas-zona-estrategica-1-x-pereyra-mele.html
Parte Dos: Malvinas Zona Estratégica (2) x Pereyra Mele
http://www.dossiergeopolitico.com/2014/04/malvinas-zona-estrategica-2-x-pereyra-mele.html