El patrimonio de paz sudamericano

Una de las regiones menos armadas de todo el planeta, Sudamérica es la zona con menor grado de conflicto latente en el mundo y eso sin duda contribuye a darle una identidad propia y distinta. Lo señaló el embajador de Brasil en Argentina, Mauro Vieira, en su intervención en la conferencia “Diplomacia subregional: Cooperación y seguridad en América del Sur”. El concepto de la región representa no sólo una visión de nosotros mismos, sino una visión del mundo. Es posiblemente la formulación que mejor responde a los desafíos conjuntos que enfrentan países situados en la misma zona geográfica caracterizada por su lejanía y falta de continuidad en relación a las grandes masas territoriales del hemisferio Norte, dijo el diplomático en el encuentro organizado por el Woodrow Wilson International Center for Scholars en Buenos Aires.


En el plano internacional se verifican contrastes e incertidumbres y en Sudamérica disponemos de un patrimonio envidiado por otras regiones del mundo: la paz en nuestros países, aunque en algunos casos existan situaciones en términos de tensión, la paz entre los Estados sudamericanos se debe a los esfuerzos de nuestros pueblos que han conseguido resolver o encauzar sus diferencias y preparar el terreno para que predominase un ambiente pacífico y fraterno entre nuestras naciones.

Nuestro hemisferio es el más estable, pues el número de países existentes hoy y sus fronteras, equivalen grosso modo al cuadro de mediados del siglo XIX. Conforme lo reconoció el ministro de defensa brasileño, nuestro entorno regional prácticamente descarta contemplar un conflicto interestatal que implique al Brasil. Vivimos en paz con nuestros vecinos desde hace más de 130 años y no hay ningún indicio que permita suponer alguna modificación a esta situación en un futuro. La paz nos da el privilegio y el deber de concentrarnos en promover el desarrollo de nuestros países. Es muy importante que señalemos que conmemoraremos los éxitos que hemos alcanzado y por encima de todo, la confianza mutua que cada año se va reforzando entre nosotros.

Tales hechos positivos nos confieren una base más fuerte para enfrentar juntos los nuevos desafíos que surgen en nuestra región y para brindar cooperación a nuestros vecinos. En el contexto internacional observamos en contraste, la ubicación de temas relativos a la seguridad en la cima de la agenda internacional, empujados por la visión e intereses estratégicos de los Estados Unidos.

Estamos insertos en el mundo y por lo tanto la lógica de poder internacional nos afecta, constituyendo evidentemente un parámetro básico para nuestra acción externa. Pero en lo que atañe particularmente a los intereses de la región en materia de defensa, nosotros no estamos directamente amenazados por el terrorismo. Aunque no seamos ni podamos ser indiferentes a las grandes cuestiones internacionales de nuestros tiempos, nos encontramos innegablemente apartados de los centros de disputa estratégica que rodean a la superpotencia.

El concepto de Sudamérica representa no sólo una visión de nosotros mismos, sino una visión del mundo. Es posiblemente la formulación que mejor responde a los desafíos conjuntos que enfrentan países situados en la misma zona geográfica caracterizada por su lejanía y falta de continuidad en relación a las grandes masas territoriales del hemisferio Norte. Valorar el concepto de Sudamérica es desarrollar una conciencia crítica sobre nuestra circunstancia y nuestro quehacer histórico. La región vive momentos decisivos; el proceso de integración avanza. Más que nunca son oportunos los trabajos y estudios que contribuyan a conocer mejor el pasado; elucidar el por qué de los rumbos seguidos; a movilizarnos en el presente con visión verdaderamente estratégica y sistémica y anticipar lo que puede ser nuestro futuro como países y como región en la que nos insertamos de forma inexorable.

Todos podemos concordar con lo grato que es el hecho de que este tema, sin duda muy importante y en general tan sensible, no invoque en nuestra región los fuertes sentimientos de defensa y dramatismo que suelen invocar en otras partes del mundo. Una de las regiones menos armadas de todo el planeta, Sudamérica, supo en gran medida ir aventajando a lo largo de sus casi dos siglos de vida independiente, la perversa y estéril lógica de la confrontación heredada de tiempos coloniales. Claro está que todavía hay problemas antiguos por resolver. Pero es innegable que en las democracias sudamericanas lo que prevalece hoy es la lógica de la cooperación y la dinámica de la integración creciente.

La nuestra es la región con menor grado de conflicto latente en el mundo y eso sin duda contribuye a darle una identidad propia y distinta. Las carreras de nuestra región son por el desarrollo, la justicia social y la superación de la pobreza y de la exclusión. Ya no como en el pasado, por la supremacía militar. Se trata más bien de unir esfuerzos para llevar adelante tareas comunes y no para prepararse para hipotéticos conflictos entre vecinos.

Graciela Baquero