El primer teórico y político de la autonomía periférica

Únicamente el estado Continental industrial de América del Sur en América Latina nos hará viables en las permisividades y fracturas de un sistema-mundo en bifurcación. En este sentido, el rescate académico de la teoría del continentalismo de Perón, como sintetizador y recreador del nacionalismo latinoamericano del 900 y la geopolítica de Ratzel de los pueblos continentes, lo pone en el lugar de los clásicos, sostiene el profesor Miguel Angel Barrios* en la introducción –que se reproduce a continuación- de su nuevo libro de próxima presentación,” Perón y el peronismo en el sistema-mundo del siglo XXI”.


Terminado el último Foro económico Mundial de Davos – enero de 2008 – la “novedad” del mundo económico-político académico reunido en la “meca” del mundo consistió en haber “descubierto” que el siglo XXI se está desplazando desde un “orden unipolar” a un “orden multipolar”.
Vocablos como “desplazamientos del poder del Norte hacia el Sur”, “desdibujamiento de la economía norteamericana”, “los países del BRIC (Brasil, India, Rusia y China)”, el desacople entre la industria y la finadaza y entre el norte y el sur, por consiguiente adquieren status de dogmatismo ideológico al ser incorporado en el debate en la “meca”.
Esos vocablos –desde nosotros- en si mismo dicen mucho y nada al mismo tiempo, también se redescubrió “la importancia del retorno del estado”, sin tampoco precisar que tipo de estado, por lo que los citados dogmatismos al convertirse en ideología se pueden volver engañosos. La globalización no existe en forma neutra y en una geografía vacía, podemos decir que a mayor globalización mayor regionalización, y esto conlleva a que el sistema mundo como espacio unificado de interacción, conflictos y competencias es producto de un sistema histórico, y se halla en pleno proceso de bifurcación hacia otro sistema-mundo.
Un sistema mundo nacido en Yalta de “equilibrio de poderes” de variante bipolar empieza a transmutarse en un sistema-mundo de matriz multipolar.
Pero de lo que se trata no es solamente de llevar a cabo un diagnóstico sino también de determinar cuales son los rumbos y cauces principales que tomaría el sistema-mundo multipolar del siglo XXI. Y nuestras responsabilidades, ante inéditos tiempos, exigencias nuevas, implica no caer en repeticiones. Ello además, cobra en nuestros países un doble significado, nos encontramos en la víspera del bicentenario del nacimiento de nuestra primera independencia y esto nos conduce a un interrogante central ¿Cuál es el grado de soberanía real que tenemos en el sistema-mundo en transición?

La tarea que nos espera desde la geocultura, es decir desde nuestro ser situado en un espacio y tiempo en comunidad, es buscar incesantemente desde la teoría y la praxis las respuestas más profundas a esos interrogantes que nos vienen de la historia.
Poder sin conocimiento, es poder formal, administrativo, electoral del día, sin el mínimo horizonte histórico de ir un poco “más allá” de un periodo de gobierno y conocimiento sin espacio de reflexión de la realidad a partir de un compromiso de transformación de nuestro futuro, es un conocimiento reducido a un ámbito tecnocrático peligroso, tentado a llevarnos a un “despotismo ilustrado”, en la sociedad del conocimiento que intrínsicamente debe ser y será democrático. La ética interpela al conocimiento desde este enfoque. Ética y compromiso por el terruño van de la mano.

Poder y conocimiento constituye la ecuación, de retomar la política desde un proyecto que desde la gestión soluciona los problemas del día a día y desde la estrategia vayamos generando las condiciones reales, de nuestra segunda independencia al decir de la generación latinoamericana del 900 con Rodó y Manuel Ugarte.
En este contexto aparece la figura del general Juan Domingo Perón. Su propio nombre y la historia de su movimiento trascienden fronteras y despierta como todo personaje indiscutible que ya se ganó un lugar en la historia amores y odios, pasiones y tempestades.
Sin embargo el trabajo que presentamos trata de no entrar en el carril clásico de analizar los gobiernos, al personaje, aristas o vertientes de su política o mejor aún, del sistema de poder del Peronismo en sus diferentes etapas, tema fascinante en las Ciencias Sociales del mundo, atrapante, pero también porque no decirlo estudiado en forma muy prejuiciosa en los círculos académicos del exterior.
Lo que intentamos realizar y esperamos que a lo largo de nuestro planteo se cristalice pasa por reconocer en Perón al primer teórico y político de la autonomía periférica en el campo de las relaciones internacionales.
El valor agregado de nuestra hipótesis demostrada a lo largo de este trabajo fue y es la coherencia del teórico y el realista político.

La teoría del continentalismo de Perón sintetizador y recreador del nacionalismo latinoamericano del 900 y la geopolítica de Ratzel de los pueblos continentes- le brindó a su política exterior y a su pensamiento en el sistema-mundo una contemporaneidad absoluta, por lo que es un clásico. Únicamente el estado Continental industrial de América del Sur en América Latina nos hará viable en las permisividades y fracturas de un sistema-mundo en bifurcación.
Y hoy observamos que el sistema mundo tiene a Estados continentales industriales ya como únicos actores soberanos del nuevo milenio: EEUU, China, India, Rusia, Europa. Pero también es válido señalar que Perón no ha ingresado al mundo académico de nuestros países en nuestra opinión, por los mismos prejuicios que existe en el extranjero. Tener un pensamiento estratégico desde nosotros mismos nos conduce necesariamente a Perón.
El continentalismo anterior cronológicamente a las corrientes cepalianas y de la dependencia ha trascendido a estas en este tiempo histórico por su presente y actualidad, con la diferencia que ambas corrientes están incorporadas en el paradigma de la dependencia o estructuralismo y Perón es visto desde el abanico de planteos desde “un político voluntarista”, “de consumo demagógico”, o incluso “de imperialismo vecinal”.

Es ya tarea del mundo académico traerlo a Perón y ubicarnos en los estudios de nuestras universidades latinoamericanas. Pero también, debemos hacer el redescubrimiento desde la praxis política. La única política real para Perón era y es superar la dependencia en forma unida, de lo contrario nos condenábamos a la desunión y seriamos indefendibles.
El estado continental industrial era llevar a lo máximo el planeto de San Martín y Bolívar o sea la independencia, en los términos relativos de la interdependencia del sistema-mundo, de lo contrario no hay destino histórico.
América del sur en la actualidad posee un PBI de 973.613 millones de dólares, con lo cual se constituye en la quinta potencia mundial, tiene una población de 361 millones de habitantes la cuarta a nivel mundial, ocupa una superficie superior a los 17 millones de Km2, sus exportaciones ascienden a 181.856 millones de dólares, posee el 27 % de agua dulce del mundo, dispone de 8 millones de km2 de bosques, 2 océanos, es la región que más alimento produce y exporta en el mundo, dispone de hidrocarburos para 100 años, sus habitantes hablan dos lenguas mutuamente inteligentes y tenemos una historia común y valores compartidos.
La construcción del estado continental a partir de las ideas-núcleo de Perón, presentadas en el trabajo, nos obligan a diseñar programas de desarrollos regionales para darle funcionalidad al futuro estado continental más allá del “economicismo”.

Enumerando rápidamente encontramos una agenda común compartida: a) el problema energético y su integración desde el petróleo al gas, pasando por otras fuentes alternativas, donde política e investigación científica-tecnológica se potencializan, b) una planificación en la integración de infraestructura de transporte y comunicaciones tomando en cuenta el mercado regional, c) un programa industrial común que materialice integraciones de cadenas productivas, d) una política de defensa y seguridad común de cooperación en el sistema-mundo y de protección ante futuras “amenazas” y e) una política de la cultura que será el sustento de una ciudadanía común que establezca la validez y homogeneidad de los diplomas en el sistema educativo con el sudamericano. La integración es condición de supervivencia histórica y sus tres patas son: La parte política, la parte económica y la parte cultural (lo que pasa por una regionalización de nuestra historia común, tarea pendiente, como señala Methol Ferré).
Estas tareas, condición vital para poder ser independientes, nos llevan a Perón, nuestro contemporáneo, el nos interpela como argentinos, latinoamericanos, peronistas, no peronistas, con su sentencia máxima de ¡Unidos o dominados! Si se encuentra enferma o en trance de recuperación. De nosotros depende, para que el bicentenario no sea simplemente un anecdotario de eventos.


Más información en publicación especial


* Miguel Angel Barrios es Diplomado Superior en Relaciones Internacionales Escuela Complutense Latinoamericana. Universidad Complutense de Madrid, España. Doctor en Ciencia Política Universidad del Salvador. Bs. As
Actual Director Académico de la Diplomatura en Relaciones Internacionales, y de la Diplomatura en Estado, Instituciones, Desarrollo y Liderazgo, ambas desarrolladas por la Escuela de Políticas Públicas y Formación de Actores Sociales del Instituto de Estudios Estratégicos y Relaciones Internacionales de la Fundación Democracia del Círculo de Legisladores del Congreso de la Nación Argentina.

Miguel Angel Barrios