El salto institucional: un desafío para AL
¿Hasta qué punto pueden avanzar los procesos de integración de AL sin un salto cualitativo en la institucionalidad y en el carácter supranacional de los procesos de integración? Para Matthias Jorgensen, es un verdadero desafío para América Latina. A la hora de definir la política europea hacia la región, el encargado de negocios de la Comisión Europea en Buenos Aires fue muy claro. “La definición de la política europea es de apoyo a la integración regional, la elección política de los países de AL", afirmó.
Haciendo alusión al nombre del Panel “Bloques regionales fragmentados: ¿se revierte la tendencia a la integración?”, del cual fue ponente, el encargado de negocios europeo señaló en el XII Cono Sur, que el mismo tema podría abordarse hoy en relación con la Unión Europea, donde actualmente, y después de cincuenta años de haber iniciado proceso, “nos preguntamos si estamos evolucionando en el camino de la integración o no, ya que no siempre se trata de algo lineal”.
En el marco del Encuentro de Estudiantes y Graduados de Relaciones Internacionales del Cono Sur, organizado anualmente por el CEERI, que se celebró el jueves y viernes pasado en Buenos Aires, Matthias Jorgensen, que se desempeña como representante de negocios de la Unión Europea (UE) en Argentina desde abril de 2004, brindó un pantallazo de la política europea hacia América Latina y los procesos de integración, con especial hincapié en la asociación Unión Europea-Mercosur.
¿Cuál es la política de la UE hacia los países de AL?, se preguntó. Los países latinoamericanos, y en particular Argentina, son para Europa socios naturales. Son países democráticos, que ponen énfasis en los derechos humanos, que buscan la cohesión y la inclusión social, objetivos de política pública que la Unión Europea comparte con América latina, afirmó.
La UE y AL apoyan por otra parte el multilateralismo en el mundo, en organizaciones internacionales fuertes como ONU. Europa siguió con mucho interés los procesos de integración latinoamericanos, aunque no siempre fue claro cómo se interrelacionan los distintos procesos entre sí; tan distintos como Mercosur, Comunidad Andina, ALADI, América Central o la Comunidad Sudamericana. Sin embargo, la definición de la política europea es de apoyo a la integración regional, “la elección política de los países de AL que decidimos apoyar”.
Después de haber concluido tratados bilaterales con Brasil, Argentina o Chile, en este momento, nuestra política es el relacionamiento bloque a bloque con la Unión Europea, en forma de asociación comercial y política.
Los procesos de negociación con los distintos bloques latinoamericanos se encuentran en puntos de avance diferentes. Con Mercosur el acuerdo marco de cooperación del ´95, con una negociación que ya lleva 5 o 6 años, desembocaremos en un acuerdo de asociación ambicioso, desde lo económico, comercial y político. Es una de las negociaciones más difíciles para la UE. Compartimos el objetivo de llegar a un acuerdo, pero hasta ahora no logramos concluirlo.
Con América Central decidimos avanzar en un acuerdo asociativo similar al de Mercosur, que comenzó a concretarse en Viena, en la última cumbre de América Latina-UE. Se pudo comenzar gracias al gran avance logrado por la región en materia de integración.
Con la Comunidad Andina de Naciones (CAN) comenzaremos en breve tiempo a negociar un acuerdo de asociación.
¿Por qué las negociaciones llevan tanto tiempo en el marco del Mercosur? Por un lado, existe una oferta de Europa hacia el Mercosur en materia de cuotas agrícolas que este bloque no encuentra satisfactoria. Por otro lado, la oferta de Mercosur en materia de bienes y servicios de cara a los europeos no alcanza a satisfacer a la UE, señaló Jorgensen.
Otra dimensión del tema tiene que ver con la calidad de la integración en América Latina. “Hemos tardado mucho en comenzar el proceso de negociación con América Central y CAN, porque no veiamos un nivel de organización de integración suficiente, para soportar una negociación bloque a bloque”, explicó.
En el caso del Mercosur, la Unión Europea necesita un mínimo de coherencia en un mercado común, en lo que se refiere a códigos aduaneros; a la existencia de una tarifa externa común; a la implementación de políticas que eviten los flujos de bienes, capitales y personas fragmentados dentro de un bloque. Mercosur aún no llegó al nivel de mercado único, y se trata de una unión aduanera imperfecta, en progreso pero imperfecta, señaló el funcionario.
La institucionalidad
¿Hasta qué punto pueden avanzar los procesos de integración de AL sin un salto cualitativo en la institucionalidad y en el carácter supranacional de los procesos de integración? Para Europa, contar con un poder supranacional, con la transferencia clara de un poder de decisión del nivel nacional al regional y la creación de fuertes organizaciones en cuanto a poder de decisión y sólidas en recursos humanos y financieros, fue decisivo. Esto es un desafío para América Latina.
Para Jorgensen, el efecto de las negociaciones entre Unión Europea y los bloques va a resultar de suma utilidad para los procesos de integración regional. “Lo creemos así porque estas mismas tratativas van a imponer más disciplina, más cohesión. El reclamo europeo en pos de lograr mayor claridad en la circulación de bienes en el Mercosur, por ejemplo, ha ayudado al bloque a la creación de un código aduanero, a la perfección de su tarifa externa común y de sus reglas técnicas internas”, dijo.
Europa nunca pretendió constituirse en un impulso decisivo para la integración en América latina, ya que la fuerza en este proceso regional está en los pueblos de los propios países y la decisión de los gobiernos, que en el caso de países de menor envergadura que China o Estados Unidos, sólo con la unión pueden lograr transformarse en jugadores a nivel internacional, concluyó.
En el marco del Encuentro de Estudiantes y Graduados de Relaciones Internacionales del Cono Sur, organizado anualmente por el CEERI, que se celebró el jueves y viernes pasado en Buenos Aires, Matthias Jorgensen, que se desempeña como representante de negocios de la Unión Europea (UE) en Argentina desde abril de 2004, brindó un pantallazo de la política europea hacia América Latina y los procesos de integración, con especial hincapié en la asociación Unión Europea-Mercosur.
¿Cuál es la política de la UE hacia los países de AL?, se preguntó. Los países latinoamericanos, y en particular Argentina, son para Europa socios naturales. Son países democráticos, que ponen énfasis en los derechos humanos, que buscan la cohesión y la inclusión social, objetivos de política pública que la Unión Europea comparte con América latina, afirmó.
La UE y AL apoyan por otra parte el multilateralismo en el mundo, en organizaciones internacionales fuertes como ONU. Europa siguió con mucho interés los procesos de integración latinoamericanos, aunque no siempre fue claro cómo se interrelacionan los distintos procesos entre sí; tan distintos como Mercosur, Comunidad Andina, ALADI, América Central o la Comunidad Sudamericana. Sin embargo, la definición de la política europea es de apoyo a la integración regional, “la elección política de los países de AL que decidimos apoyar”.
Después de haber concluido tratados bilaterales con Brasil, Argentina o Chile, en este momento, nuestra política es el relacionamiento bloque a bloque con la Unión Europea, en forma de asociación comercial y política.
Los procesos de negociación con los distintos bloques latinoamericanos se encuentran en puntos de avance diferentes. Con Mercosur el acuerdo marco de cooperación del ´95, con una negociación que ya lleva 5 o 6 años, desembocaremos en un acuerdo de asociación ambicioso, desde lo económico, comercial y político. Es una de las negociaciones más difíciles para la UE. Compartimos el objetivo de llegar a un acuerdo, pero hasta ahora no logramos concluirlo.
Con América Central decidimos avanzar en un acuerdo asociativo similar al de Mercosur, que comenzó a concretarse en Viena, en la última cumbre de América Latina-UE. Se pudo comenzar gracias al gran avance logrado por la región en materia de integración.
Con la Comunidad Andina de Naciones (CAN) comenzaremos en breve tiempo a negociar un acuerdo de asociación.
¿Por qué las negociaciones llevan tanto tiempo en el marco del Mercosur? Por un lado, existe una oferta de Europa hacia el Mercosur en materia de cuotas agrícolas que este bloque no encuentra satisfactoria. Por otro lado, la oferta de Mercosur en materia de bienes y servicios de cara a los europeos no alcanza a satisfacer a la UE, señaló Jorgensen.
Otra dimensión del tema tiene que ver con la calidad de la integración en América Latina. “Hemos tardado mucho en comenzar el proceso de negociación con América Central y CAN, porque no veiamos un nivel de organización de integración suficiente, para soportar una negociación bloque a bloque”, explicó.
En el caso del Mercosur, la Unión Europea necesita un mínimo de coherencia en un mercado común, en lo que se refiere a códigos aduaneros; a la existencia de una tarifa externa común; a la implementación de políticas que eviten los flujos de bienes, capitales y personas fragmentados dentro de un bloque. Mercosur aún no llegó al nivel de mercado único, y se trata de una unión aduanera imperfecta, en progreso pero imperfecta, señaló el funcionario.
La institucionalidad
¿Hasta qué punto pueden avanzar los procesos de integración de AL sin un salto cualitativo en la institucionalidad y en el carácter supranacional de los procesos de integración? Para Europa, contar con un poder supranacional, con la transferencia clara de un poder de decisión del nivel nacional al regional y la creación de fuertes organizaciones en cuanto a poder de decisión y sólidas en recursos humanos y financieros, fue decisivo. Esto es un desafío para América Latina.
Para Jorgensen, el efecto de las negociaciones entre Unión Europea y los bloques va a resultar de suma utilidad para los procesos de integración regional. “Lo creemos así porque estas mismas tratativas van a imponer más disciplina, más cohesión. El reclamo europeo en pos de lograr mayor claridad en la circulación de bienes en el Mercosur, por ejemplo, ha ayudado al bloque a la creación de un código aduanero, a la perfección de su tarifa externa común y de sus reglas técnicas internas”, dijo.
Europa nunca pretendió constituirse en un impulso decisivo para la integración en América latina, ya que la fuerza en este proceso regional está en los pueblos de los propios países y la decisión de los gobiernos, que en el caso de países de menor envergadura que China o Estados Unidos, sólo con la unión pueden lograr transformarse en jugadores a nivel internacional, concluyó.
GB