Elecciones presidenciales en Perú y acciones del Brasil
Los iberoamericanos hemos tenido elecciones presidenciales en el Perú y dos candidatos han quedado para definir el ganador en segunda ronda: Ollanta Humala y Keiko Fujimori.
La relación de Ollanta Humala, durante su campaña, con el presidente Lula da Silva
ha motivado que Fernando Gualdoni, enviado especial en Lima del Diario El País, de
España, en su edición del 13 de abril, titulase en la página 6: “Brasil ya actúa como
potencia regional”, con una bajada indicando que “Lula abandona su política de no
injerencia en América Latina y trabaja activamente por la victoria de Ollanta Humala”,
obviando que el mismo apoyo se habría mantenido durante la presidencia de Dilma
Rousseff desde el 1º de enero de este año.
El contenido de ese documentado artículo acredita suficientemente la afirmación del
título, sobre el que sólo podría objetarse que Brasil ya actúa como potencia regional
desde antes, aunque quizá no con aquella modalidad.
Debo advertir, por lo demás, que no considero opinable que lo haga, pues es condición
natural de toda potencia la defensa, y más aún en su zona inmediata, de los intereses
propios; corresponde a los demás países evaluar si la actitud de la potencia regional
les afecta y, en tal caso, actuar en consecuencia.
Como meros ejemplos de acciones brasileñas aceptadas y compartidas por sus vecinos
tenemos la defensa de la Amazonía y el Programa de Sustitución Competitiva de
Importaciones, en el ámbito de la Unasur y, en lo que hace al Mercosur, su
contribución al Fondo para la Convergencia Estructural.
Empecemos viendo lo que ocurre respecto de la Amazonía, región que se extiende por
los territorios de Brasil, Surinam, Guyana, Guayana Francesa, Venezuela, Perú,
Bolivia, Ecuador y Colombia, posee enormes reservas de agua dulce y biodiversidad, y
abarca el sistema fluvial más extenso del mundo, vertiendo aproximadamente 175.000
metros cúbicos de agua por segundo en el Océano Atlántico.
Respecto de ella Brasil ha encarado con autonomía la seguridad de ese territorio, con
sistemas que luego extendió a otros países de la zona, aunque manteniendo la
administración de ellos en sus manos. El know-how, le llamarían en otros lados.
En 1980 la Organización de las Naciones Unidas declaró a la Amazonía pulmón del
mundo, pero la falta de políticas sociales, económicas y de seguridad por parte de las
administraciones locales provocó un incremento de las actividades ilícitas.
El presidente José Sarney, alertado por las fuerzas armadas, organismos de
seguridad, y organizaciones ambientalistas y de derechos humanos, sobre el ingreso
creciente de bandas de narcotraficantes, el avance en territorio amazónico de
guerrilleros que asaltaban los centros de abastecimiento fronterizos, y la tala
indiscriminada cada vez más peligrosa para el pulmón del mundo aprobó, en 1990, el
desarrollo de un Sistema de Vigilancia del Amazonas (SIVAM), y otro de Protección del
Amazonas (SIPAM).
Esos sistemas entraron parcialmente en operaciones en julio de 2002, ya bajo la
presidencia de Fernando Henrique Cardozo, en otro ejemplo de política de Estado, de
largo plazo y efectivo cumplimiento.
Este sistema de vigilancia y protección está constituido por una combinación de
radares, sensores terrestres, satélites y aviones equipados con inteligencia electrónica,
que con un costo estimado en u$s 1.400 millones fue desarrollado por la empresa
Raytheon, de los Estados Unidos, y la Empresa Brasileña de Aeronáutica (Embraer),
con el apoyo de otras industrias del Brasil.
El SIVAM realiza la recolección de los datos que son proporcionados al SIPAM, y en
base a los cuales se elaboran las políticas que se aplicarán en un área de 5,3 millones
de km2, es decir, un 61% del territorio brasileño.
El SIVAM-SIPAM tiene tres misiones fundamentales: obtener las imágenes satelitales
que permitan el conocimiento y control del clima, y los fenómenos meteorológicos en
general; detectar la invasión por aeronaves del espacio aéreo; y realizar escuchas y
vigilancia mediante radares de adecuada potencia, antenas, y patrullaje aéreo con
naves acondicionadas para tal fin, con el objeto de recolectar datos sobre la región.
Su Centro de Coordinación General está ubicado en Brasilia, Distrito Federal, y tiene
Centros Regionales de Vigilancia, desplegados en Manaos, Estado de Amazonas;
Belem, Estado de Pará; y Porto Velho, Estado de Rondonia. Asimismo se han creado
Órganos Remotos: unidades destinadas a ejecutar la adquisición de datos y soporte de
apoyo en vigilancia, telecomunicaciones y auxilio para la navegación en las diferentes
áreas; ellos dependen en forma directa de los Centros Regionales de Vigilancia, y se
encuentran distribuidos en toda la zona bajo su responsabilidad.
El SIVAM-SIPAM cuenta con una plataforma aérea unida a las estaciones terrestres,
equipada para tareas de Alerta Aérea Temprana y Control; aquélla tiene la
responsabilidad de la vigilancia tanto del espacio aéreo como de la superficie terrestre,
para la búsqueda, localización, identificación y monitoreo de las actividades
irregulares, e incluye también las alertas ambientales. Para sus misiones la Fuerza
Aérea Brasileña (FAB) utiliza aeronaves de Embraer con equipamiento para usos
múltiples y el avión de combate Super Tucano, también de Embraer, en sus versiones
de ataque e instrucción, con radio de acción variable.
Desde 2005, con la puesta en vigencia de la Ley del Derribo, el SIVAM-SIPAM se
convirtió en una herramienta importantísima ya que efectúa detecciones tempranas de
aeronaves que pudieran vulnerar el espacio aéreo. Normas con contenido semejante
han sido incorporadas a las legislaciones vigentes de Chile y Perú.
Durante el mes de diciembre de aquel año 2005 los gobiernos de Brasil y Bolivia
convinieron en el acuerdo de control y vigilancia del espacio aéreo que permite a los
bolivianos el uso del SIVAM con el objetivo de combatir el tráfico con aeronaves como
ilícito transnacional.
Lo mismo ocurre con Colombia a lo largo de la extensa frontera que, con Brasil, los
une a los enemigos comunes: narcotráfico, guerrilla y contrabando. Colombia
compatibiliza el sistema brasileño con los sistemas de vigilancia instalados por los
Estados Unidos en su territorio.
Los territorios selváticos de Perú y Brasil representan el 81% de la Amazonía, en una
zona equivalente a más de un 40% del territorio de América del Sur. Este hecho ha
llevado a que los gobiernos de ambos países se encuentren comprometidos en la lucha
por la protección del Amazonas, por lo que ambos resolvieron emprender medidas
conjuntas con ese objeto, con el uso del SIVAM.
A su vez, el escenario Amazonas pasó a ser la nueva prioridad en las hipótesis de
conflicto fijadas por el Perú para impedir posibles agresiones externas, por lo que ha
promovido en sus fuerzas armadas la planificación de acciones concretas en este
sentido.
Brasil y Venezuela establecieron una Coordinación Binacional de Combate, para
enfrentar el tráfico aéreo ilegal, y están compatibilizando procedimientos con las
estructuras de sus respectivas defensas aéreas. Con ese objetivo se llevan a cabo las
Operaciones VENBRA en pleno Amazonas, en las cuales ambas fuerzas armadas
cuentan con la tecnología del SIVAM.
El presidente Luiz Inácio Lula Da Silva inauguró, el 26 de abril de 2004, el Sistema
Integrado de Alerta de Deforestación (SIAD), brazo del Sistema de Protección del
Amazonas (SIPAM), que se encuentra ubicado en el Servicio Integrado del Amazonas.
Este sistema permite controlar todo ilícito que se realice con respecto a la
deforestación del Amazonas por medio de fotos satelitales, lo que también le permite al
Brasil afirmarse como líder de la región en el monitoreo de zonas desprotegidas.
La protección de fronteras fue incluida en los acuerdos a que llegaron los presidentes
Lula y Sarkozy con motivo de Guayana, el Departamento de Ultramar de Francia
situado sobre la costa noreste de América del Sur, lindante al norte con el Océano
Atlántico, al sur con Brasil, y al oeste con Surinam, país miembro de la Unasur. La
superficie de Guayana es de 91.000 kms2, su capital es Cayena, y en su zona de
Kourou está situado el centro de lanzamiento de cohetes propulsores de satélites
orbitales donde se desarrolla el proyecto europeo Ariane.
Brasil y Francia han concretado, desde el fin de 2008, un “diálogo estratégico regular”
entre los Ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores en las áreas de seguridad y
defensa, para un “intercambio profundo sobre todas las cuestiones globales y
regionales de interés para los dos países en esas áreas”, dentro del cual ambos
“acordaron intensificar el intercambio bilateral con vistas a analizar la viabilidad de
una futura cooperación en el área de monitoreo de las fronteras terrestres y marítimas
del Brasil”.
En lo que hace a seguridad pública, se ha firmado un Protocolo Adicional que crea el
centro de cooperación policial en la frontera entre la Región de Guayana Francesa y el
Estado de Amapá, insertándose la instalación de agentes policiales brasileños en
Cayena y en Saint-Georges de L´Oyapock “completando, de ese modo, el Acuerdo de
Cooperación y Asociación en el Area de Seguridad pública celebrado en Brasilia el 12
de marzo de 1997”, así como la utilización por aquel Estado de la capacidad excedente
de la terminal de fibras ópticas de Saint-Georges de L´Oyapock, “lo que facilitaría la
instalación de puestos de control de frontera en ambos países y la inclusión digital de
los habitantes” de Amapá.
Lo anterior muestra que en la seguridad de las fronteras de los países amazónicos se
expresa no sólo el interés del Brasil sino también el de Francia y, atendiendo a la
existencia de la base de Kourou, el de la Unión Europea. En la misma zona, cercana a
la línea del ecuador, se encuentra la base de cohetería brasileña de Alcántara.
Nota: Para la primera parte de este informe se han tomado datos del número julio-septiembre de
2006 de la Revista Manual de Informaciones, y de la cobertura hecha el 25 de septiembre de
2007 por el corresponsal del diario La Nación en Brasil, Luis Esnal, sobre la reglamentación de
la ley que prevé la explotación privada de zonas de la selva amazónica.
* Sixto Portela es abogado, con posgrados en Análisis Estratégico, Geopolítica y Estrategia, y
Política y Administración Aduanera. Profesor en institutos de enseñanza e investigación,
participó como asesor en la redacción de numerosos proyectos de legislación en su país, efectuó
tareas dentro del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, colabora en
publicaciones especializadas, y realiza estudios sobre temas de integración regional para
instituciones estatales y privadas. sixtoportela@gmail.com