Horizontes y dificultades de la integración
Uno de los elementos centrales en el plano global es el papel que desempeñan los dos principales actores del sistema político internacional: China y Estados Unidos. Si efectivamente el ascenso de China terminara consolidando en el mediano plazo el traslado del eje del sistema político hacia la región del Asia Pacífico, por primera vez el dominio del sistema se ejercería bajo patrones diferentes a los de la cultura occidental, dando lugar a un escenario altamente imprevisible.
El 1 de junio tuvo lugar en la Escuela de Defensa Nacional el primer taller de “Defensa Nacional: cooperación e integración regional” organizado por el Ministerio de Defensa, con el objeto de aportar elementos para la construcción del Libro Blanco de la Defensa 2010, en el marco del Libro Blanco del Bicentenario. La actividad tuvo entre sus momentos de mayor interés la exposición de Anabella Busso (investigadora independiente del CONICET y profesora de la UNR-CERIR) y Juan Tokatlian (profesor titular e investigador de la UTDT).
La investigadora Anabella Busso se refirió a las perspectivas para la integración y la cooperación en materia de defensa, en relación con el nuevo contexto internacional derivado de la crisis financiera mundial y su eventual impacto en el ámbito local.
Especialista en relaciones internacionales, Anabella Busso se esfuerza en sopesar aspectos generales y particulares del sistema político, de dispar pero insoslayable influencia en las posibilidades de integración regional. Es que si bien América del Sur es territorio de paz, el éxito de los intentos de cooperación puede verse amenazado por diversos factores, tanto globales como locales.
Varias cuestiones se destacan en el plano global. En primer lugar, la crisis financiera internacional, que ha mudado de la periferia hacia los centros, parece desnudar un conflicto sistémico entre los estados nacionales y el poder financiero transnacional, convertidos en actores en pugna por la conducción del capitalismo. Lo más preocupante, según Busso, es que el poder financiero no ha manifestado ninguna disposición a la negociación, manteniéndose incólume en su negativa a aceptar cualquier tipo de regulación a su desempeño.
Entre las consecuencias de la crisis capaces de afectar las posibilidades de integración y cooperación en materia de defensa, se señalan los problemas de gobernabilidad al interior de los países, el aumento de la xenofobia frente al impacto directo de la recesión económica, y las eventuales modificaciones en el mapa ideológico, que puedan quebrar los consensos que en la actualidad sirven de base a las perspectivas de integración regional.
Otro elemento central en el plano global es el papel que desempeñan los dos principales actores del sistema político internacional: China y Estados Unidos. Si efectivamente el ascenso de China terminara consolidando en el mediano plazo el traslado del eje del sistema político hacia la región del Asia Pacífico, el panorama internacional se enfrentaría con una situación inédita en la historia: por primera vez el dominio del sistema se ejercería bajo patrones diferentes a los de la cultura occidental, dando lugar a un escenario altamente imprevisible en la medida en que occidente no cuenta con la experiencia histórica de tener que desenvolverse bajo tales parámetros. En este sentido, un conjunto de valores que hoy se presentan como universales, en materia de derechos humanos, de género, del valor de la vida frente a la guerra, etc., podrían verse cuestionados con la pérdida de la hegemonía occidental.
Con respecto a la situación de Estados Unidos, la investigadora del Conicet cuestiona la idea de que el presidente Obama haya aceptado como inevitable la pérdida del dominio estadounidense. Por el contrario, parecen ser más las continuidades que las rupturas en materia de política exterior en relación a la era Bush y al imaginario de liderazgo mundial.
Lo local
En relación con los aspectos locales pasibles de impactar en la problemática de la integración, particularmente en lo atinente a la Argentina, Busso señala diferentes asuntos de la relación con algunos países vecinos, como Chile, Brasil y Uruguay. En el caso de Chile, el giro ideológico del nuevo gobierno ha reabierto una discusión interna respecto de cuestiones pendientes en la delimitación de los hielos continentales, lo que podría implicar un escenario diplomático más ríspido que el actual. En relación con Brasil, si bien la Argentina comparte el rechazo del líder regional a la injerencia externa sobre los desarrollos pacíficos de la energía nuclear, la conflictiva situación de Argentina con Irán puede implicar diferencias en este aspecto entre los socios sudamericanos. Finalmente, la necesidad de solucionar los temas pendientes con Uruguay derivados del conflicto por las pasteras y el corte del puente internacional aparece como un tema clave en la agenda de la política exterior doméstica
La investigadora Anabella Busso se refirió a las perspectivas para la integración y la cooperación en materia de defensa, en relación con el nuevo contexto internacional derivado de la crisis financiera mundial y su eventual impacto en el ámbito local.
Especialista en relaciones internacionales, Anabella Busso se esfuerza en sopesar aspectos generales y particulares del sistema político, de dispar pero insoslayable influencia en las posibilidades de integración regional. Es que si bien América del Sur es territorio de paz, el éxito de los intentos de cooperación puede verse amenazado por diversos factores, tanto globales como locales.
Varias cuestiones se destacan en el plano global. En primer lugar, la crisis financiera internacional, que ha mudado de la periferia hacia los centros, parece desnudar un conflicto sistémico entre los estados nacionales y el poder financiero transnacional, convertidos en actores en pugna por la conducción del capitalismo. Lo más preocupante, según Busso, es que el poder financiero no ha manifestado ninguna disposición a la negociación, manteniéndose incólume en su negativa a aceptar cualquier tipo de regulación a su desempeño.
Entre las consecuencias de la crisis capaces de afectar las posibilidades de integración y cooperación en materia de defensa, se señalan los problemas de gobernabilidad al interior de los países, el aumento de la xenofobia frente al impacto directo de la recesión económica, y las eventuales modificaciones en el mapa ideológico, que puedan quebrar los consensos que en la actualidad sirven de base a las perspectivas de integración regional.
Otro elemento central en el plano global es el papel que desempeñan los dos principales actores del sistema político internacional: China y Estados Unidos. Si efectivamente el ascenso de China terminara consolidando en el mediano plazo el traslado del eje del sistema político hacia la región del Asia Pacífico, el panorama internacional se enfrentaría con una situación inédita en la historia: por primera vez el dominio del sistema se ejercería bajo patrones diferentes a los de la cultura occidental, dando lugar a un escenario altamente imprevisible en la medida en que occidente no cuenta con la experiencia histórica de tener que desenvolverse bajo tales parámetros. En este sentido, un conjunto de valores que hoy se presentan como universales, en materia de derechos humanos, de género, del valor de la vida frente a la guerra, etc., podrían verse cuestionados con la pérdida de la hegemonía occidental.
Con respecto a la situación de Estados Unidos, la investigadora del Conicet cuestiona la idea de que el presidente Obama haya aceptado como inevitable la pérdida del dominio estadounidense. Por el contrario, parecen ser más las continuidades que las rupturas en materia de política exterior en relación a la era Bush y al imaginario de liderazgo mundial.
Lo local
En relación con los aspectos locales pasibles de impactar en la problemática de la integración, particularmente en lo atinente a la Argentina, Busso señala diferentes asuntos de la relación con algunos países vecinos, como Chile, Brasil y Uruguay. En el caso de Chile, el giro ideológico del nuevo gobierno ha reabierto una discusión interna respecto de cuestiones pendientes en la delimitación de los hielos continentales, lo que podría implicar un escenario diplomático más ríspido que el actual. En relación con Brasil, si bien la Argentina comparte el rechazo del líder regional a la injerencia externa sobre los desarrollos pacíficos de la energía nuclear, la conflictiva situación de Argentina con Irán puede implicar diferencias en este aspecto entre los socios sudamericanos. Finalmente, la necesidad de solucionar los temas pendientes con Uruguay derivados del conflicto por las pasteras y el corte del puente internacional aparece como un tema clave en la agenda de la política exterior doméstica
Gustavo Sánchez