Ingreso básico de emergencia, instrumento de protección social
En su último informe especial de junio 2020 COVID 19, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, revisa a la baja las proyecciones de exportaciones de la región, que caerían cerca de un 23%, con disminución de precios del 11%, además de la contracción productiva de los países de AL y C. Con el consiguiente aumento de los niveles de pobreza, y en razón de la magnitud y la duración de la pandemia, propone cuatro ejes para paliar la situación de emergencia social. La extensión del ingreso básico universal, a 12 meses; un bono contra el hambre; el apoyo a las pymes y la rápida respuesta del sistema financiero internacional a las necesidades de los países de renta media y bajos ingresos.
Una crisis sincrónica de alcance mundial
La economía mundial experimentará su mayor caída desde la Segunda Guerra Mundial y el producto interno bruto (PIB) per cápita disminuirá en el 90% de los países, en un proceso sincrónico sin precedentes, señala el informe de CEPAL “Enfrentar los efectos cada vez mayores del COVID-19 para una reactivación con igualdad: nuevas proyecciones”, de junio de 2020.
En 2020, el PIB mundial se reducirá un 5,2%. La caída será del 7,0% en las economías desarrolladas y del 1,6% en las economías emergentes. El levantamiento gradual de las restricciones sanitarias y la puesta en marcha de políticas expansivas han permitido una lenta e incierta recuperación, primero en China y posteriormente en los Estados Unidos y la zona del euro.
Sin embargo, en otros países la situación aún no cede y la pandemia sigue afectando varios sectores esenciales de la economía. Los indicadores generales de actividad muestran que en varios países hay una fuerte contracción. La producción industrial en México cayó un 29,3% interanual en abril, mientras que la actividad total de la economía en el mismo período disminuyó un 26,4% en la Argentina, un 15,1% en el Brasil, un 14,1% en Chile, un 20,1% en Colombia y un 40,5% en el Perú. En el caso de Chile, el dato de mayo fue aún más negativo, ya que correspondió a una caída del 15,3% interanual.
Sobre la base de estimaciones de los efectos de los procesos en curso, la CEPAL proyecta, para el conjunto de la región, una caída promedio del PIB del 9,1% en 2020, con disminuciones del 9,4% en América del Sur, el 8,4% en Centroamérica y México, y el 7,9% en el Caribe, sin incluir Guyana, cuyo fuerte crecimiento lleva el total subregional a una caída del 5,4%.
Las exportaciones de bienes de América Latina y el Caribe, que alcanzan el 20% del PIB, se concentran en los Estados Unidos (8,5% con relación al PIB), China (2,2%) y la Unión Europea (1,9%). De este modo, la disminución del crecimiento mundial, así como del consumo y la inversión de esos socios comerciales, implican una fuerte contracción de la demanda externa para la región.
Los precios internacionales de los productos disminuirán en 2020, lo que tendrá efectos negativos en los términos de intercambio de América del Sur. En el promedio de 2020 se situarían por debajo de los niveles de 2019.
En el caso de los productos energéticos, se pronostica una caída del 39,3% respecto de los niveles promedio de 2019, en el caso de los minerales y metales, una caída del 6,1%, y en el caso de los productos agrícolas y agropecuarios, una caída de casi el 6%.
En América Latina y el Caribe, la exportación neta de productos primarios y manufacturas basadas en ellos equivale al 4,5% del PIB. Por su especialización en la producción y exportación de esos bienes, América del Sur sería la subregión más afectada por el descenso de precios.
Estas condiciones hicieron que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) revisara a la baja las proyecciones del comportamiento de las exportaciones de la región.
El valor de las exportaciones regionales caería cerca de un 23%, con una disminución de los precios del 11% y una contracción del volumen del 12%, debido principalmente a la agudización de la contracción de la demanda mundial.
Cuatro líneas de acción
Un ingreso básico de emergencia como instrumento de protección social
En la región, hay amplios estratos de la población muy vulnerables a la pérdida de ingresos laborales. Con base en las nuevas proyecciones de caída del PIB y aumento de la desocupación, se estima que en 2020 491 millones de personas (79,2% de la población de la región) pertenecerían a los estratos de ingresos bajos o medio-bajos, con ingresos per cápita de hasta tres veces la línea de pobreza. La CEPAL propone un aumento en el costo del ingreso básico que había recomendado por 6 meses, y dada la intensidad y duración de la pandemia en la región, sugiere a los países que consideren extensiones a 9 o 12 meses del ingreso básico de emergencia para aumentar la protección a la población. Destaca la aplicación de estas medidas por parte de Argentina en forma temprana.
Un bono contra el hambre
Apoyo a las empresas y los empleos en riesgo
Los efectos de la crisis llevarían al cierre más de 2,7 millones de empresas formales en la región, con una pérdida 8,5 millones de puestos de trabajo. Propone aumentar la liquidez de las empresas pyme, cofinanciamiento de nómina salarial según tamaño, apoyo en efectivo a los trabajadores autónomos, apoyo de capitalización a grandes empresas estratégicas de riesgo con condiciones.
Fortalecimiento del rol de las instituciones financieras internacionales
La comunidad financiera internacional debe ampliar las condiciones de liquidez para hacer frente a las necesidades de financiamiento a nivel mundial. Propuestas para que el FMI haga una importante emisión de derechos especiales de giro (DEG) que aumentaría la liquidez y permitiría a los países hacer frente a una disminución de sus reservas internacionales. Una condición necesaria para lograr esta ampliación de las líneas de crédito es que la comunidad internacional, en especial el Grupo de los 20 (G20), se comprometa a capitalizar las instituciones multilaterales de crédito. Reclama alivio de la deuda y su servicio en países de renta media y bajos ingresos Propone operaciones de canje de deuda por acciones de adaptación al cambio climático.
La cooperación y la asistencia financiera internacionales son fundamentales para hacer frente a los efectos de la pandemia y dar el espacio financiero a la región para construir sociedades más igualitarias y sostenibles, concluye el informe de CEPAL.