La crisis internacional como oportunidad. El ejemplo de Brasil

Lo que hemos visto en Brasil desde agosto, en un contexto de crisis internacional agravada, fueron medidas para mantener los fundamentos de la política económica de baja inflación, con reducción de tasa de interés para aumentar competitividad industrial. Es esperable que se continúe con el plan “Brasil Mayor”, que busca lograr inversiones ligadas a mayor contenido local y/o regional MERCOSUR,señala Raúl Ochoa (*) en su trabajo de noviembre.


Nuestro enorme vecino ha logrado un notable posicionamiento internacional, parte debido al tamaño de su economía y potencial de desarrollo y el resto a través del hábil manejo de sus presidentes Fernando H Cardozo y Lula Da Silva y su reconocida capacidad diplomática, aprovechando la ausencia de liderazgos de calidad en los países desarrollados y la irrupción de China e India, lo que les ha permitido en un breve período -no más de una década y media- transformarse en privilegiados interlocutores y participantes de todo foro de importancia a nivel mundial o regional ( BRICs, IBAS, G20, FAO, OMC, UNASUR entre otros)

Es la séptima economía por PBI alrededor de U$S 2.2 Billones, ha logrado indiscutibles avances en materia de desarrollo del etanol de caña de azúcar – nueve de cada diez vehículos fabricados en ese país salen con motor flex para uso indistinto de etanol o gasolina -; posee una de las tecnologías más complejas para la exploración y explotación de petróleo y gas en aguas profundas, atravesando paredes de sal de 1500/2000 metros – de ahí el nombre de petróleo off shore presal – y en materia aéreo – espacial, Embraer es una de las firmas de punta en la materia, con instalaciones propias en Estados Unidos, joint ventures con empresas chinas y acuerdos de tecnología con los fabricantes de conjuntos y componentes global producers. Es sin embargo en el agro, donde el salto cualitativo y cuantitativo resulta más notable, ya que ha pasado en poco más de dos décadas de ser un importador neto a tercer exportador mundial, con una fortísima participación en el comercio de carne vacuna – primer exportador -; pollos – segundo lugar y en porcinos tercer exportador y quinto productor mundial; segundo en soja; tercero en maíz y por lejos primero en azúcar donde domina el comercio internacional de ese producto. Esto ha sido consecuencia de una política favorable a las inversiones, la producción y a la aplicación de tecnología en un ambiente de baja inflación y de apoyo crediticio al agrobusiness.

El Brasil actual es muy diferente del de hace veinte años atrás, pues a partir del Plan Real de 1993, presidencia de Itamar Franco, siendo Ministro de Hacienda Fernando E Cardozo, la política económica fue orientada hacia la estabilización monetaria y de metas de inflación bajas con techos y pisos definidos previamente. A partir de esa época, hubo y hay un consenso en la dirigencia y la sociedad brasileña de que con la inflación no se juega y que la estabilidad es lo que permite ganancias reales en los ingresos y la posibilidad de ascenso social; de hecho en las dos presidencias de Lula da Silva, 42 millones de personas pasaron a ser consideradas integrantes de las clases medias, sobre una población total de 196 millones.

Algunas cifras grafican también la evolución de su economía: el intercambio comercial, suma de exportaciones e importaciones, superarán este año los 500 MM de U$S, es el primer país receptor de IED en América Latina con cerca del 55 % del total; su bolsa de valores BOVESPA es la sexta a nivel mundial en cuanto a volumen y la quinta en materia de emisión de acciones y obligaciones. El BNDES su banco de desarrollo, tiene una capacidad prestable que es dos veces y media la del BID y sus empresas se han expandido a nivel regional y global en forma notable, en este año que está finalizando, las inversiones de sus firmas en el exterior estarán cerca de los 30 MM de U$S.

Sin embargo subsisten algunos temas estructurales a resolver de gran importancia, algunos ya enfrentados por el gobierno de Dilma Rousseff y otros que todavía esperan; entre los primeros están los referidos a la apreciación del real y la corrupción en altas esferas del gobierno, entre los segundos se encuentran el todavía elevado analfabetismo – 9,6 % de la población - ; la desigualdad educativa en el ciclo básico, que se refleja en la escasez de mano de obra capacitada y las graves falencias de infraestructura a nivel sanitario; estos últimos aspectos son los que hacen que Brasil califique mal en IDH puesto 84º sobre 187 naciones (1) y por supuesto falta una imprescindible reforma fiscal y previsional. (2)

El debate sobre la política económica aplicada desde 1993 y reafirmada luego de la crisis de 1999, comenzó a partir de los últimos meses del gobierno de Lula y se ha centrado en la posible desindustrialización del país, como consecuencia de la cada vez mayor importancia de los productos primarios en la pauta exportadora, el ingreso permanente de inversiones de portafolio, la consecuente apreciación del real frente a otras monedas y la pérdida de competitividad de determinados sectores industriales con respecto a China en particular.

Como consecuencia de tomar las conclusiones de una serie de estudios y análisis llevados a cabo por think tanks ligados al gobierno y otros de carácter privado (3), el Ejecutivo brasileño ha llevado a la fecha dos tipos de acciones: en el frente externo una solicitud de consulta a la OMC sobre la posible manipulación del tipo de cambio en el caso chino, que actuaría como un mecanismo de promoción de sus exportaciones ,y en el frente interno un cambio sobre uno de los pilares de la política de metas de inflación, que será la gradual reducción de las tasas de interés de referencia SELIC, en función a la esperada menor inflación a nivel global efecto de la profundización de la crisis de los países desarrollados, en especial los europeos.

De ahí que uno de los documentos de IPEA – Instituto de Pesquisa Económica Aplicada – dependiente de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, haya evaluado que esta segunda etapa de la crisis que comenzara en el año 2008, sería la oportunidad requerida para disminuir sustancialmente la tasa de interés de referencia y de esa manera reducir la propensión al ingreso de capitales, que unido a la baja esperada de los precios de commodities, permitiría disminuir la apreciación del real y facilitaría las intervenciones del BACEN para evitar movimientos bruscos de oscilación cambiaria. (4)

Para llevar a cabo esta modificación trascendente de la política económica, se ha tenido en cuenta que Brasil posee reservas por más de 350 MM de U$S, la solidez del sistema financiero , que el ritmo de actividad económica se ha reducido a partir del tercer trimestre y su tendencia es de menor crecimiento previéndose un 2012 entre 3/3,5 % de aumento del PBI y que la deuda líquida del sector público (DLSP) es del 39,8 % del PBI versus 56 % en 2003, pero que la diferencia negativa entre lo que se paga por intereses de la deuda y lo que devengan los activos incluido las reservas es del 9,5 % anual y absorbe la totalidad del superávit primario del 3,3 % del PBI, impidiendo de esa manera aplicar más fondos a programas de base social y de infraestructura.

En otras palabras, lo que hemos visto desde fines de agosto con recortes sucesivos de la tasa SELIC y una depreciación acotada del real, tiene que ver con estos supuestos que intentan, en un contexto de crisis internacional agravada, mantener los fundamentos de la política económica de baja inflación – techo 6,5/piso 4,5 % anual – pero reduciendo la tasa de interés acercándola más a niveles internacionales y en la búsqueda de mayor competitividad para la industria nacional.

En ese sentido, es esperable que se continúe con lo enunciado en el plan “Brasil Mayor” de mayo de este año, donde se busca lograr inversiones ligadas a mayor contenido local y/o regional MERCOSUR, como ya se ha observado en la industria automotriz y también para las cadenas de petróleo y gas.

Concluyendo, contrariamente a lo que es habitual, lo envidiable del caso brasileño frente a la experiencia argentina es el reconocimiento de los problemas existentes, la convicción de que la inflación no debe volver si se quiere una sociedad más justa y de mejor desarrollo inclusivo y sobre todo la riqueza del debate sobre su presente y futuro.



(1) En el índice de Desarrollo Humano del PNUD 2011 en América Latina califican como mejores Chile 44º, Argentina 45º y Uruguay 48º
(2) Brasil no tiene IVA sino ICMS que lo cobran los estados y provoca un complejísimo sistema de créditos y devoluciones. El sistema previsional tiene grandes privilegios para el sector público nacional y las FA
(3) Se recomienda en ese sentido ver estudios de http://www.ipea.org.br/; http://www.iedi.org.br/ (Instituto para el Estudio del Desarrollo Industrial)
(4) Ver en página web de ipea.gov.br Comunicado Nº 107 del 18.08.2011



* Ex Subsecretario de Comercio Exterior
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