La militarización del Atlántico Sur por Gran Bretaña
La introducción de armas nucleares en el Atlántico Sur es una contradicción al Tratado de Tlatelolco del cual Gran Bretaña es parte, cuyo fin es la desnuclearización militar de América Latina, habiendo todos los países sudamericanos renunciado a las armas de destrucción masiva, denuncia el documento –ver link adjunto- presentado por Argentina en la UN. Eso hace de los archipiélagos en disputa una pieza fundamental del esquema estratégico británico de naturaleza y alcance globales, donde se concentra un enorme poderío militar y el único nuclear de la región; pudiendo concluirse que la infundada defensa por el Reino Unido de la autodeterminación de los 2.500 isleños no es más que una excusa para el establecimiento de una poderosa base militar que sirva a sus intereses estratégicos en el Atlántico Sur con proyecciones a la Antártida, al Pacífico y al Indico.
De acuerdo a las instrucciones recibidas de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el Canciller Héctor Timerman se reunió el 14 de febrero en la sede de la ONU en Nueva York con el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, a quien informó personalmente acerca de la presentación del Gobierno argentino relativa a la militarización del Atlántico Sur por parte del Reino Unido. También manifestó a Ban Ki-moon sobre la violación del Reino Unido de las cerca de 40 resoluciones de la ONU que convocan al diálogo entre ese país y la Argentina para resolver pacíficamente el conflicto iniciado en 1833 con la invasión militar de las islas Malvinas.
Luego, Timerman realizó la entrega formal de la presentación argentina al Embajador Kodjo Menan, presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y mantuvo un encuentro con el Presidente de la Asamblea General de la ONU, Embajador Nassir Abdulaziz Al-Nasser.
Despliegue militar británico en el Atlántico Sur
En el ámbito de la ONU, se mantiene el mandato de la misión de buenos oficios del Secretario General y el tema de la Cuestión de las Islas Malvinas figura desde el año 2004 en la agenda permanente de la Asamblea General, el cual puede ser tratado previa notificación de un Estado miembro. “2012 - Año de Homenaje al doctor D. MANUEL BELGRANO”.
La reanudación de las relaciones consulares y diplomáticas ente ambos países en octubre de 1989 y febrero de 1990 fue precedida por un entendimiento sobre las condiciones en las que ambos países considerarían la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. A este fin se acordó, a partir de las Declaraciones Conjuntas de Madrid de 1989 y 1990, una fórmula de reserva o salvaguarda de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes que, al mismo tiempo constituye un reconocimiento por parte de ambos países sobre la existencia y contenido de la controversia de soberanía. Sin embargo, la cuestión de la soberanía, tema central de la disputa, no ha podido aún ser abordada debido a la negativa del Reino Unido a reanudar las negociaciones sobre esta materia. El Reino Unido insiste en su posición rechazando las reiteradas exhortaciones de la Argentina, de las Naciones Unidas, del GRUPO de los 77 más CHINA, de la comunidad internacional toda, de los organismos regionales (OEA, MERCOSUR, UNASUR, CELAC) de las Cumbres Iberoamericanas entre otros foros multilaterales. El Reino Unido une a su rechazo a la reanudación de las negociaciones la invocación de un pretendido derecho a la autodeterminación por parte de la población de las Islas que es inaplicable al caso y que ha sido reiteradamente rechazada por las Naciones Unidas. Ello es así porque la Organización entendió que una población transplantada por la Potencia colonial, como es la población de las Islas Malvinas, no es un pueblo con derecho a la libre determinación ya que no se diferencia del pueblo de la metrópoli.
Entre las declaraciones de varios funcionarios, las últimas, las de Julien Brazier, miembro de la Comisión de Defensa de la Cámara de los Comunes británica, calificó, el pasado 1 de febrero, al reciente despliegue militar británico como un mensaje para la Argentina “muy poderoso y oportuno”.
Argentina cuenta con información que, en el marco del reciente despliegue militar británico en las Islas Malvinas, alerta sobre el envío de un submarino nuclear con capacidad para transportar armamento nuclear al Atlántico Sur (ver link con documento adjunto). La Argentina, así como otros países de la región a pedido de este país, requirieron información con relación al transporte de armas nucleares en el Atlántico Sur al Reino Unido. Este país se negó a otorgar información alguna que permitiera corroborar o desmentir un hecho de tal gravedad que afecta a países con los cuales pretende mantener relaciones diplomáticas normales.
La introducción de armas nucleares en el Atlántico Sur es una contradicción al Tratado de Tlatelolco del cual Gran Bretaña es parte, cuyo fin es la desnuclearización militar de América Latina, habiendo todos los países sudamericanos renunciado a las armas de destrucción masiva.
Eso hace de los archipiélagos en disputa una pieza fundamental del esquema estratégico británico de naturaleza y alcance globales, donde se concentra un enorme poderío militar y el único nuclear de la región; pudiendo concluirse que la infundada defensa por el Reino Unido de la autodeterminación de los 2.500 isleños no es más que una excusa para el establecimiento de una poderosa base militar que sirva a sus intereses estratégicos en el Atlántico Sur con proyecciones a la Antártida, al Pacífico y al Indico.
Simultáneamente la nueva Revisión de la Seguridad y Defensa Estratégica británica, presentada en octubre de 2010, muestra el verdadero objetivo estratégico de la base militar establecida en las Islas Malvinas: contar con un centro de apoyo para el despliegue militar británico a escala global. Huelga señalar que ese objetivo es ajeno a los intereses de la región.
La escalada militar británica preocupa no sólo a la Argentina sino también a los países del área y fuera de ella. La Cumbre Iberoamericana en diciembre de 2010 y en octubre de 2011, y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en octubre de 2011, se sumaron a la Argentina en el rechazo al despliegue militar británico en la zona.
Esta situación se enmarca en la reiterada negativa del Reino Unido a reanudar las negociaciones que ordenan las Naciones Unidas y en sus ilegales medidas unilaterales que involucran la exploración y explotación de recursos naturales renovables y no renovables del área de la controversia. Ello en abierta violación de lo dispuesto por la Resolución 31/49 de la Asamblea General de la Naciones Unidas, que requiere que ambas partes se abstengan de adoptar decisiones que entrañen la introducción de modificaciones unilaterales en la situación de las Islas mientras se encuentre pendiente de solución la controversia de soberanía entre los dos países.
Las ilegítimas exploraciones hidrocarburíferas desarrolladas por el Reino Unido en aguas adyacentes a Malvinas - e intensificadas a partir del año 2010 -, además de ser contrarias a la Resolución 31/49 antes mencionada, se llevan adelante en las difíciles condiciones del Atlántico Sur, en un medio ambiente marino, hasta el presente, prístino.
Estas actividades, también, son motivo de particular preocupación para la Argentina toda vez que implican un grave riesgo ambiental que puede producir una catástrofe ecológica, como la ocurrida recientemente en el Golfo de México.
Tales ilegales actividades han sido rechazadas por el MERCOSUR y los Estados Asociados, la UNASUR y la CELAC. Los dos primeros a fin de prevenir o evitar que ellas se realicen han acordado informar a la Republica Argentina sobre el movimiento de buques con cargas vinculadas a la exploración y explotación de hidrocarburos en las áreas ocupadas por el Reino Unido.
La ilegal actividad británica pesquera en el área de la controversia se ha visto gravada, también, con la adjudicación unilateral a terceras banderas por parte del Reino Unido de derechos de propiedad sobre recursos pesqueros por un plazo de hasta 25 años, creando de ese modo hechos consumados que ponen de relieve, una vez más, el rechazo británico a solucionar la disputa a través de negociaciones bilaterales.
A la luz de lo anterior, la conducta del Reino Unido en relación a la disputa de soberanía resulta incompatible con sus obligaciones como miembro de las Naciones Unidas, en virtud de las disposiciones de la Carta, relativas al arreglo pacífico de las controversias internacionales. Ello resulta particularmente grave en su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad, órgano encargado de velar por la paz y seguridad internacionales.
Más grave aun es que, en momentos en que el mundo debate la necesidad de controlar y disminuir el riesgo nuclear, un miembro permanente del Consejo de Seguridad envía el mensaje contrario.
La República Argentina reitera su disposición a reanudar las negociaciones, ya largamente postergadas, para alcanzar una solución pacífica de la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes”.-
La proyección del sistema militar británico a partir del archipiélago
Las Malvinas representan un espacio estratégico en un sistema militar que le permite al Reino Unido el control del Atlántico Sur a través de las bases de Ascensión, Santa Helena, Tristán de Cunha, Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.
El sistema de bases permite el control desde el Amazonas a la Antártida y desde la costa oriental sudamericana a la costa occidental africana. Así como los accesos interoceánicos: Atlántico-Pacífico, Atlántico-Indico, explica el documento de la Cancillería argentina.
El concepto imperial naval que motivó la ocupación de Las Malvinas en 1833 por su posición crítica frente al Estrecho de Magallanes sigue vigente en el Siglo XXI.
Ello con el agravante de que una potencia nuclear como el Reino Unido incrementa su presencia militar en la Zona desnuclearizada por el Tratado de Tlatelolco a través de la introducción de naves susceptibles de portar y emplear armamentos nucleares, como forma de respaldar la ocupación de facto de territorios respecto de los cuales la comunidad internacional ha reconocido que existe una disputa de soberanía, negándose sistemáticamente a confirmar o negar el tipo de armamento que transportan.
El Reino Unido utiliza la infundada defensa de la autodeterminación de 2500 isleños como excusa para el establecimiento de una poderosa base militar que sirve a sus intereses estratégicos en el Atlántico Sur.
La República Argentina insta una vez más al Gobierno del Reino Unido a cumplir con las Resoluciones de las Naciones Unidas y negociar entre ambas partes una solución pacífica y definitiva al conflicto de soberanía.
Armamento desplegado
La reciente incorporación al sistema bélico desplegado en Malvinas de un Destructor tipo 45, de aviones Typhoon II con misiles Taurus y el envío de un submarino nuclear –el VANGUARD- son los ejemplos más notables de la militarización de la cuestión.
Entre las fuerzas desplegadas recientemente en las islas se encuentra la Escuadrilla de vuelo Nº 1435 del Escuadrón Nº 23 de la RAF (Real Fuerza Aerea), compuesta por aviones EUROFIGHTER TYPHOON, provocando así el desbalance más notorio en el poderío aéreo en toda la región.
Este es el tipo de avión usado en Libia, Afganistán e Irak. Puede decirse que de esta forma los británicos llevaron el poder aéreo en Malvinas de la 3ra a la 5ta generación tecnológica.
Ningún país de América del Sur dispone de esta capacidad bélica.
El TAURUS es un misil crucero de largo alcance, con un radio de distancia de hasta 500 km. Está diseñado para destruir blancos altamente protegidos y valiosos, como centros de mando, estaciones de radar e infraestructuras varias. Su cabeza de guerra está capacitada para llevar hasta 450 Kg de explosivo de altísima potencia.
Combinado con el avión Typhoon II lo transforman en el arma ofensiva más letal en operación en el Atlántico Sur. Con una capacidad ofensiva que alcanza a gran parte de la Argentina y Chile, además de Uruguay y el sur de Brasil.
Polígonos de Tiro utilizados por las Fuerzas Militares en Malvinas: Son 13 en total. Desde ellos se realizan ensayos efectuados contra los parámetros ambientales argentinos y contra las reglas de la Organización Marítima Internacional en cuanto ponían en riesgo la seguridad de la navegación en el Atlántico Sudoccidental. La Argentina hizo la denuncia pertinente ante la OMI.
Texto completo de la presentación con la cartografía correspondiente
http://www.cancilleria.gob.ar/portal/ver_adjunto.php?id=3962
Luego, Timerman realizó la entrega formal de la presentación argentina al Embajador Kodjo Menan, presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y mantuvo un encuentro con el Presidente de la Asamblea General de la ONU, Embajador Nassir Abdulaziz Al-Nasser.
Despliegue militar británico en el Atlántico Sur
En el ámbito de la ONU, se mantiene el mandato de la misión de buenos oficios del Secretario General y el tema de la Cuestión de las Islas Malvinas figura desde el año 2004 en la agenda permanente de la Asamblea General, el cual puede ser tratado previa notificación de un Estado miembro. “2012 - Año de Homenaje al doctor D. MANUEL BELGRANO”.
La reanudación de las relaciones consulares y diplomáticas ente ambos países en octubre de 1989 y febrero de 1990 fue precedida por un entendimiento sobre las condiciones en las que ambos países considerarían la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. A este fin se acordó, a partir de las Declaraciones Conjuntas de Madrid de 1989 y 1990, una fórmula de reserva o salvaguarda de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes que, al mismo tiempo constituye un reconocimiento por parte de ambos países sobre la existencia y contenido de la controversia de soberanía. Sin embargo, la cuestión de la soberanía, tema central de la disputa, no ha podido aún ser abordada debido a la negativa del Reino Unido a reanudar las negociaciones sobre esta materia. El Reino Unido insiste en su posición rechazando las reiteradas exhortaciones de la Argentina, de las Naciones Unidas, del GRUPO de los 77 más CHINA, de la comunidad internacional toda, de los organismos regionales (OEA, MERCOSUR, UNASUR, CELAC) de las Cumbres Iberoamericanas entre otros foros multilaterales. El Reino Unido une a su rechazo a la reanudación de las negociaciones la invocación de un pretendido derecho a la autodeterminación por parte de la población de las Islas que es inaplicable al caso y que ha sido reiteradamente rechazada por las Naciones Unidas. Ello es así porque la Organización entendió que una población transplantada por la Potencia colonial, como es la población de las Islas Malvinas, no es un pueblo con derecho a la libre determinación ya que no se diferencia del pueblo de la metrópoli.
Entre las declaraciones de varios funcionarios, las últimas, las de Julien Brazier, miembro de la Comisión de Defensa de la Cámara de los Comunes británica, calificó, el pasado 1 de febrero, al reciente despliegue militar británico como un mensaje para la Argentina “muy poderoso y oportuno”.
Argentina cuenta con información que, en el marco del reciente despliegue militar británico en las Islas Malvinas, alerta sobre el envío de un submarino nuclear con capacidad para transportar armamento nuclear al Atlántico Sur (ver link con documento adjunto). La Argentina, así como otros países de la región a pedido de este país, requirieron información con relación al transporte de armas nucleares en el Atlántico Sur al Reino Unido. Este país se negó a otorgar información alguna que permitiera corroborar o desmentir un hecho de tal gravedad que afecta a países con los cuales pretende mantener relaciones diplomáticas normales.
La introducción de armas nucleares en el Atlántico Sur es una contradicción al Tratado de Tlatelolco del cual Gran Bretaña es parte, cuyo fin es la desnuclearización militar de América Latina, habiendo todos los países sudamericanos renunciado a las armas de destrucción masiva.
Eso hace de los archipiélagos en disputa una pieza fundamental del esquema estratégico británico de naturaleza y alcance globales, donde se concentra un enorme poderío militar y el único nuclear de la región; pudiendo concluirse que la infundada defensa por el Reino Unido de la autodeterminación de los 2.500 isleños no es más que una excusa para el establecimiento de una poderosa base militar que sirva a sus intereses estratégicos en el Atlántico Sur con proyecciones a la Antártida, al Pacífico y al Indico.
Simultáneamente la nueva Revisión de la Seguridad y Defensa Estratégica británica, presentada en octubre de 2010, muestra el verdadero objetivo estratégico de la base militar establecida en las Islas Malvinas: contar con un centro de apoyo para el despliegue militar británico a escala global. Huelga señalar que ese objetivo es ajeno a los intereses de la región.
La escalada militar británica preocupa no sólo a la Argentina sino también a los países del área y fuera de ella. La Cumbre Iberoamericana en diciembre de 2010 y en octubre de 2011, y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en octubre de 2011, se sumaron a la Argentina en el rechazo al despliegue militar británico en la zona.
Esta situación se enmarca en la reiterada negativa del Reino Unido a reanudar las negociaciones que ordenan las Naciones Unidas y en sus ilegales medidas unilaterales que involucran la exploración y explotación de recursos naturales renovables y no renovables del área de la controversia. Ello en abierta violación de lo dispuesto por la Resolución 31/49 de la Asamblea General de la Naciones Unidas, que requiere que ambas partes se abstengan de adoptar decisiones que entrañen la introducción de modificaciones unilaterales en la situación de las Islas mientras se encuentre pendiente de solución la controversia de soberanía entre los dos países.
Las ilegítimas exploraciones hidrocarburíferas desarrolladas por el Reino Unido en aguas adyacentes a Malvinas - e intensificadas a partir del año 2010 -, además de ser contrarias a la Resolución 31/49 antes mencionada, se llevan adelante en las difíciles condiciones del Atlántico Sur, en un medio ambiente marino, hasta el presente, prístino.
Estas actividades, también, son motivo de particular preocupación para la Argentina toda vez que implican un grave riesgo ambiental que puede producir una catástrofe ecológica, como la ocurrida recientemente en el Golfo de México.
Tales ilegales actividades han sido rechazadas por el MERCOSUR y los Estados Asociados, la UNASUR y la CELAC. Los dos primeros a fin de prevenir o evitar que ellas se realicen han acordado informar a la Republica Argentina sobre el movimiento de buques con cargas vinculadas a la exploración y explotación de hidrocarburos en las áreas ocupadas por el Reino Unido.
La ilegal actividad británica pesquera en el área de la controversia se ha visto gravada, también, con la adjudicación unilateral a terceras banderas por parte del Reino Unido de derechos de propiedad sobre recursos pesqueros por un plazo de hasta 25 años, creando de ese modo hechos consumados que ponen de relieve, una vez más, el rechazo británico a solucionar la disputa a través de negociaciones bilaterales.
A la luz de lo anterior, la conducta del Reino Unido en relación a la disputa de soberanía resulta incompatible con sus obligaciones como miembro de las Naciones Unidas, en virtud de las disposiciones de la Carta, relativas al arreglo pacífico de las controversias internacionales. Ello resulta particularmente grave en su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad, órgano encargado de velar por la paz y seguridad internacionales.
Más grave aun es que, en momentos en que el mundo debate la necesidad de controlar y disminuir el riesgo nuclear, un miembro permanente del Consejo de Seguridad envía el mensaje contrario.
La República Argentina reitera su disposición a reanudar las negociaciones, ya largamente postergadas, para alcanzar una solución pacífica de la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes”.-
La proyección del sistema militar británico a partir del archipiélago
Las Malvinas representan un espacio estratégico en un sistema militar que le permite al Reino Unido el control del Atlántico Sur a través de las bases de Ascensión, Santa Helena, Tristán de Cunha, Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.
El sistema de bases permite el control desde el Amazonas a la Antártida y desde la costa oriental sudamericana a la costa occidental africana. Así como los accesos interoceánicos: Atlántico-Pacífico, Atlántico-Indico, explica el documento de la Cancillería argentina.
El concepto imperial naval que motivó la ocupación de Las Malvinas en 1833 por su posición crítica frente al Estrecho de Magallanes sigue vigente en el Siglo XXI.
Ello con el agravante de que una potencia nuclear como el Reino Unido incrementa su presencia militar en la Zona desnuclearizada por el Tratado de Tlatelolco a través de la introducción de naves susceptibles de portar y emplear armamentos nucleares, como forma de respaldar la ocupación de facto de territorios respecto de los cuales la comunidad internacional ha reconocido que existe una disputa de soberanía, negándose sistemáticamente a confirmar o negar el tipo de armamento que transportan.
El Reino Unido utiliza la infundada defensa de la autodeterminación de 2500 isleños como excusa para el establecimiento de una poderosa base militar que sirve a sus intereses estratégicos en el Atlántico Sur.
La República Argentina insta una vez más al Gobierno del Reino Unido a cumplir con las Resoluciones de las Naciones Unidas y negociar entre ambas partes una solución pacífica y definitiva al conflicto de soberanía.
Armamento desplegado
La reciente incorporación al sistema bélico desplegado en Malvinas de un Destructor tipo 45, de aviones Typhoon II con misiles Taurus y el envío de un submarino nuclear –el VANGUARD- son los ejemplos más notables de la militarización de la cuestión.
Entre las fuerzas desplegadas recientemente en las islas se encuentra la Escuadrilla de vuelo Nº 1435 del Escuadrón Nº 23 de la RAF (Real Fuerza Aerea), compuesta por aviones EUROFIGHTER TYPHOON, provocando así el desbalance más notorio en el poderío aéreo en toda la región.
Este es el tipo de avión usado en Libia, Afganistán e Irak. Puede decirse que de esta forma los británicos llevaron el poder aéreo en Malvinas de la 3ra a la 5ta generación tecnológica.
Ningún país de América del Sur dispone de esta capacidad bélica.
El TAURUS es un misil crucero de largo alcance, con un radio de distancia de hasta 500 km. Está diseñado para destruir blancos altamente protegidos y valiosos, como centros de mando, estaciones de radar e infraestructuras varias. Su cabeza de guerra está capacitada para llevar hasta 450 Kg de explosivo de altísima potencia.
Combinado con el avión Typhoon II lo transforman en el arma ofensiva más letal en operación en el Atlántico Sur. Con una capacidad ofensiva que alcanza a gran parte de la Argentina y Chile, además de Uruguay y el sur de Brasil.
Polígonos de Tiro utilizados por las Fuerzas Militares en Malvinas: Son 13 en total. Desde ellos se realizan ensayos efectuados contra los parámetros ambientales argentinos y contra las reglas de la Organización Marítima Internacional en cuanto ponían en riesgo la seguridad de la navegación en el Atlántico Sudoccidental. La Argentina hizo la denuncia pertinente ante la OMI.
Texto completo de la presentación con la cartografía correspondiente
http://www.cancilleria.gob.ar/portal/ver_adjunto.php?id=3962
mercosurabc