La seguridad ciudadana, de lo municipal a lo continental

El establecimiento de políticas públicas de seguridad no es un monopolio exclusivo de los estamentos judiciales, militares y policiales; por el contrario, estas políticas deben ser generadas y aplicadas multidisciplinariamente y con el concurso del conjunto de la ciudadanía. En este sentido, se trata de una exigencia política que compromete a todos los países de la región en la búsqueda de herramientas útiles para lograr resultados duraderos, señala Barrios en La seguridad ciudadana, de lo municipal a lo continental, de Editorial Biblos, Colección Politeia.

Presentación de Leopoldo Frenkel: El estado continental industrial

Doctor en Ciencias Jurídicas y delegado en el Poder Ejecutivo de la Municipalidad de Buenos Aires en 1973, Frenkel fue secretario general del Consejo de Planificación del Movimiento Justicialista entre 1970-1973, estableciendo profundos lazos personales y epistolares con Juan Domingo Perón. Es en este sentido es que el ex dirigente cree necesario “referir al lector cómo este libro, de alguna manera, recoge la visión integral y humanista que, desde sus orígenes, tuvo el justicialismo sobre la seguridad ciudadana, la adapta a estos nuevos tiempos y se entronca con ella”.

“El gobierno justicialista realizó una profunda transformación de las viejas estructuras heredadas. Por de pronto, jerarquizó y profesionalizó los organismos policiales, tecnificando su funcionamiento y desplazando el centro de gravedad de su misión específica al terreno de la prevención y la persuasión antes que la represión del delito”, relata.

“En 1950, en consonancia con la política penitenciaria justicialista, de orientación humanista y correccionalista”, después de operarse la reforma en este campo, “se sancionó el Código de Ejecución Penal, que hizo del primer Estado argentino un precursor en la materia”, señala.

Destaca en primer lugar que, “como lo fue su maestro Alberto Methol Ferré, también Miguel Ángel Barrios es un infatigable promotor de la unidad latinoamericana para la construcción de un Estado continental industrial”.
 

“El propósito de este libro es, según su autor, instalar adecuadamente en las agendas oficiales las prioridades de una política de seguridad ciudadana para Unasur y para cada uno de los Estados latinoamericanos que la componen. La propuesta apunta a la articulación armónica de la seguridad internacional, la seguridad estatal y la seguridad humana. Como instrumentos más adecuados para el logro de tal objetivo, sugiere alianzas dinámicas en los niveles local o municipal, “con una direccionalidad y apoyo nacional y regional que tengan como horizonte estratégico el Estado continental”. En otras palabras, la planificación estratégica de las políticas de seguridad se proyecta hacia abajo, desde el nivel regional hacia cada Estado, que la adecua a las necesidades y particularidades nacionales. Luego se despliega, en el interior de los Estados, hacia las unidades geosociales menores. De donde lo local y lo municipal adquieren un rol preponderante en la elaboración y ejecución de los planes y programas de seguridad humana.

“Miguel Ángel Barrios ha realizado, desde las filas del movimiento nacional y popular argentino, una contribución oportuna, original y estimulante en torno a una problemática de gran actualidad y altamente

sensible para nuestra sociedad. Este libro bien podría ser, entonces, un manual básico para el funcionario o gobernante que debe tutelar la vida y los bienes de quienes le dieron representación. Y también para el hombre de la calle, preocupado hoy por la seguridad ciudadana en un país que enfrenta nuevos desafíos en el contexto de un mundo globalizado. Por último, confiamos asimismo que este texto concebido en clave latinoamericana –como ha sido aspiración del autor– transpondrá las fronteras argentinas y llevará su propuesta a los países hermanos de Unasur, concluye Frenkel.

 

Prólogo de Adrián Bogado: no puede haber democracia social sin seguridad ciudadana

El diputado provincial por la Provincia de Formosa de Argentina, destaca “la importancia de este llamado de atención (a través de la obra) sobre un tema que debería dimensionarse como cuestión prioritaria de cada Estado del continente porque requiere un tratamiento urgente e integral, que debe convocar a la participación masiva de todos los niveles comunitarios, públicos o privados, en suma, de la ciudadanía toda, en la certeza de que no puede haber democracia social sin seguridad ciudadana. Esta obra aborda el análisis teórico-práctico aportando ideas concretas que permitan reducir y anular no sólo la violencia callejera sino también los bolsones de corrupción y la delincuencia organizada trasnacional, en todas sus formas y modalidades”.

“Nuestra América Latina está atravesando una situación inédita, contra viento y marea se encuentra empeñada en la creación de espacios de integración y unión subcontinental en lo cultural, social, económico y político, buscando fortalecer la democracia, planificar mecanismos de defensa común, lograr la plena inclusión social, eliminar las desigualdades socioeconómicas y fomentar la participación ciudadana, contexto en el que con esfuerzo y buena voluntad va fortificando bloques regionales concéntricos y complementarios tendientes a realizar la patria grande sudamericana “, afirma Bogado.
 

Palabras previas de Mariano Ciafardini: A mayor integración, mayor poder local

“Miguel Barrios es un autor poco conocido en materia de seguridad ciudadana o prevención del delito porque no proviene de este campo de investigación. Es un destacado autor en materia de defensa, seguridad global y regional, geopolítica y política internacional. Sin embargo, es precisamente esta no procedencia de las áreas jurídicopenales, criminológicas o político criminales lo que hace que su aporte a esta materia, en este libro que hoy tenemos el honor y el placer de presentar, tenga características, que no vacilamos en calificar como de extraordinaria novedad y originalidad y de insumo valiosísimo para estas cuestiones, en las que pareciera que la teoría hace un tiempo que está dando vueltas sobre sí misma, como un perro que intenta morderse la cola. Siempre es bueno el aire fresco, sobre todo cuando sopla desde una base sólida de conocimientos en ciencias sociales, políticas y económicas”, señala el abogado criminólogo Ciafardini.

“Barrios, como no podía ser de otra manera, dado su amplio conocimiento del tema político internacional, ve, en primer lugar, el todo. Esta característica de pensamiento dialéctico, ausente en la mayoría de los sofisticados “expertos” en prevención del delito, que hace años exploran el intrincado campo de la conflictividad, la violencia y la reacción estatal, le permite algo que es definitivo en las ciencias sociales,

ubicar el problema en los tiempos históricos que, como es sabido por todos menos por unos cuantos juristas penales y criminólogos, se mueven, cambian, sufren tremendas transformaciones”.

“Esta visión del todo le permite ver, en forma inmediata, la época que nos toca vivir, es decir lo que vulgarmente se conoce como “globalización” (aunque el término esté en permanente discusión). Y en esta época, lo que aparece como uno de los rasgos más contrastantes con el siglo XX, es la erosión del poder del Estado-nación, que llevó a algunos a pronosticar apresuradamente la desaparición de toda forma de Estado. Barrios no es de ellos, y advierte, con sagacidad, que este efectivo cercenamiento del área de poder del Estado-país no se produce sin dejar rastros, sino que ese poder que allí se pierde, se está reconvirtiendo, en todo el mundo, en el fortalecimiento de áreas política superiores, las grandes regiones, en algunos casos pertenecientes a una sola unidad política como China o Rusia, en otras a procesos de integración  multinacional como es el caso de América Latina y Sudamérica”, analiza el Director nacional de Política Criminal y Legislación Penal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

“Este gran movimiento tectónico de la política mundial, señala Barrios continuando con su perspicacia en el análisis dialéctico, no se da sólo en lo macro sino que, como es inevitable, altera también las funcionalidades políticas de lo micro. Siguiendo a uno de los grandes analistas políticos de la globalización, Jordi Pujol, ve cómo se acrecienta el rol autónomo político de lo local, como mediación necesaria entre la ciudadanía real y la macropolítica regional. A mayor integración, mayor poder local. Ante más red, más potencia de los múltiples nodos”.

“Éste es un magnífico marco institucional para reinscribir los análisis sobre seguridad que nos proporciona Barrios en su obra. Pero su aporte no se queda en ello, ya de por sí suficiente. Su conocimiento de la historia política internacional le permite apreciar la mutaciones del “problema de la inseguridad” a través del tiempo, cosa que muchos especialistas en la materia no ven, lo que los lleva a buscar tan afanosa como infructuosamente la verdad del asunto en una única matriz invariablemente ahistórica. En el siglo XX, antes de que se produjera la globalización financiera actual, el esquema de bipolaridad de la Guerra Fría implicó, necesariamente, que las cuestiones de seguridad hacia el interior del Estado-nación estuvieran atravesadas por la estrategia bélica del bando que el país en cuestión integraba. En nuestro caso la inseguridad pasaba por la posibilidad de “caer en manos del comunismo”. Ello moldeó e impregnó toda la “política de seguridad” transformada en seguridad nacional.

La globalización terminó con la gran guerra mundial pero ello no eliminó una conflictividad, que de las trincheras internacionales se trasladó al interior de los países, no ya como conflicto político sino como conflicto social. Los países occidentales centrales, ganadores provisorios del primer momento de la globalización, exportaron todo el costado negativo del nuevo libre intercambio a la periferia, para percibir sólo sus frutos. Así, en el resto del mundo, y sacando algunos países que siguieron manteniendo la organización política socialista interna como China, Cuba y algunos otros, la conflictividad delictiva y social ascendió vertiginosamente, incluso en los países ex socialistas de la órbita soviética”, señala Ciafardini.

“América Latina sufrió y sigue sufriendo este impacto en forma particular. El desembarco del neoliberalismo en nuestramérica fue sinónimo, entre otras lúgubres consecuencias, del aumento exponencial del delito y la criminalidad de todo tipo, común y de “cuello blanco”. Las dictaduras que precedieron, y prepararon el terreno, para este desembarco se hicieron cargo de destruir toda la trama social e institucional que podría haber contrarrestado, al menos en parte, este aluvión de violencia. La propuesta de Barrios es la indicada, la reconstrucción de esa trama social e institucional, que sólo puede hacerse a partir de la dimensión local, en el marco de lo macrorregional”, destaca el profesor Ciafardini.

 

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*Miguel Barrios es dr. en educación, dr en ciencia política, autor de obras de referencia sobre integración latinoamericana, como "El latinoamericanismo en el pensamiento político de Manuel Ugarte.2007", "Perón y el peronismo en el sistema mundo del siglo xxi-2008". "Diccionario latinoamericano de seguridad y geopolitica_director-2009". "El latinoamericanismo educativo en la perspectiva de la integración regional-2011", "Consejo suramericano de defensa. Desafíos geopolíticos -2011". Y ahora "Seguridad ciudadana: de lo municipal a lo continental", todos a través de la editorial Biblos. BsAs.Argentina. Dicta conferencias, cursos y seminarios en academias diplomáticas, militares y policiales de América latina, escribe artículos especializados de política internacional