Las negociaciones birregionales y la Cumbre de San Juan
Son importantes las señales que han surgido con nitidez de San Juan en relación a las negociaciones bi-regionales con la UE recientemente relanzadas.
Tres señales pueden ser destacadas, explica Félix Peña en su último trabajo. Una y fundamental, es la reiteración del compromiso de los socios de profundizar el Mercosur, incluso colocando diferendos comerciales en la perspectiva más amplia de una idea estratégica que trasciende lo económico. Conviene al respecto recordar una definición que diera no hace mucho el Canciller Amorim cuando señaló que para el Brasil el Mercosur era sinónimo de paz y estabilidad política en América del Sur. Una segunda señal resulta precisamente de las medidas adoptadas para completar los instrumentos básicos de una unión aduanera. Tanto el Código Aduanero, como el doble cobro del arancel externo y la distribución de la renta aduanera, han figurado en un lugar prioritario en las expectativas de la UE para negociar con el Mercosur. Y la tercera señal ha sido la reiteración por parte del Presidente Lula sobre su interés en que se avance rápido en la negociación bi-regional.
Al ejercer en este segundo semestre del año la presidencia pro-tempore del Mercosur, es natural que el Presidente Lula haga de los avances hacia la conclusión del acuerdo UE-Mercosur – al menos en sus aspectos sustanciales – una prioridad de la Cumbre en Foz de Iguazú, en diciembre próximo. Es un objetivo posible si es que, de ambos lados, hay una buena dosis de voluntad política, de visión estratégica y de creatividad técnica para atender con instrumentos flexibles (múltiples velocidades, geometrías variables, válvulas de escape, tratamientos diferenciados) y con las reglas de origen específicas, las respectivas sensibilidades. Estas existen en todos los países participantes de los dos lados del Atlántico. También podrá ser necesario abordar con tratamientos especiales sectores complejos y sensibles como, entre otros, el automotriz que desde el origen del Mercosur ha tenido un tratamiento especial. Algo similar ha ocurrido en el caso de la UE con la agricultura.
Y en las prioridades para la agenda futura del Mercosur, deben incluirse las tres cuestiones mencionadas por el Canciller Amorim en sus declaraciones mencionadas más arriba. En relación a una de ellas, la de las compras gubernamentales, cabe mencionar dos hechos. Uno es el de la aprobación de la Decisión CMC 23/10 sobre la modificación del Protocolo de Compras Públicas, que prevé que ella deberá ser presentada en la reunión del Consejo del Mercosur a realizarse en diciembre próximo, que introduce modificaciones al régimen legal de las compras gubernamentales para otorgar un margen de preferencia de hasta un 25% para bienes y servicios de origen brasileño. Tal preferencia se extiende a los países del Mercosur (cuando el Protocolo de Compras Públicos entre en vigencia, lo que constituye un estímulo para lograr que ello se produzca en plazos cortos) y a los países con los cuales el Brasil tenga acuerdos sobre compras gubernamentales. Ello abre un incentivo adicional para que las empresas europeas estén interesadas en la conclusión del acuerdo bi-regional que se está negociando entre el Mercosur y la UE.
Pero sobre todo, a la luz de los avances concretados y de las negociaciones que se están encarando – así como de otras que serán una consecuencia del eventual acuerdo con la UE y de las preferencias que serán una de sus resultantes -, el Mercosur requerirá un perfeccionamiento de sus instituciones a fin de asegurar una mayor calidad y eficacia de sus reglas de juego, y una activa participación de los distintos sectores sociales en su impulso.
Al ejercer en este segundo semestre del año la presidencia pro-tempore del Mercosur, es natural que el Presidente Lula haga de los avances hacia la conclusión del acuerdo UE-Mercosur – al menos en sus aspectos sustanciales – una prioridad de la Cumbre en Foz de Iguazú, en diciembre próximo. Es un objetivo posible si es que, de ambos lados, hay una buena dosis de voluntad política, de visión estratégica y de creatividad técnica para atender con instrumentos flexibles (múltiples velocidades, geometrías variables, válvulas de escape, tratamientos diferenciados) y con las reglas de origen específicas, las respectivas sensibilidades. Estas existen en todos los países participantes de los dos lados del Atlántico. También podrá ser necesario abordar con tratamientos especiales sectores complejos y sensibles como, entre otros, el automotriz que desde el origen del Mercosur ha tenido un tratamiento especial. Algo similar ha ocurrido en el caso de la UE con la agricultura.
Y en las prioridades para la agenda futura del Mercosur, deben incluirse las tres cuestiones mencionadas por el Canciller Amorim en sus declaraciones mencionadas más arriba. En relación a una de ellas, la de las compras gubernamentales, cabe mencionar dos hechos. Uno es el de la aprobación de la Decisión CMC 23/10 sobre la modificación del Protocolo de Compras Públicas, que prevé que ella deberá ser presentada en la reunión del Consejo del Mercosur a realizarse en diciembre próximo, que introduce modificaciones al régimen legal de las compras gubernamentales para otorgar un margen de preferencia de hasta un 25% para bienes y servicios de origen brasileño. Tal preferencia se extiende a los países del Mercosur (cuando el Protocolo de Compras Públicos entre en vigencia, lo que constituye un estímulo para lograr que ello se produzca en plazos cortos) y a los países con los cuales el Brasil tenga acuerdos sobre compras gubernamentales. Ello abre un incentivo adicional para que las empresas europeas estén interesadas en la conclusión del acuerdo bi-regional que se está negociando entre el Mercosur y la UE.
Pero sobre todo, a la luz de los avances concretados y de las negociaciones que se están encarando – así como de otras que serán una consecuencia del eventual acuerdo con la UE y de las preferencias que serán una de sus resultantes -, el Mercosur requerirá un perfeccionamiento de sus instituciones a fin de asegurar una mayor calidad y eficacia de sus reglas de juego, y una activa participación de los distintos sectores sociales en su impulso.
mercosurabc