Lula da Silva empodera a Brasil como actor internacional y regional

El esperado viaje de Lula a China. Reclamo por un sistema financiero internacional que no deprede la región. Plan de Paz en Ucrania. Acuerdos Estratégicos de desarrollo bilateral. Inversiones.


El presidente de Brasil empodera al gigante sudamericano, como actor internacional y regional, en el marco de su visita oficial a China. El proceso de pacificación en Ucrania, y el reclamo por un nuevo sistema financiero internacional ya en ciernes, lo ubican en uno y otro escenario.

El 12 de abril, después de una postergación de una semana por una neumonía, Lula da Silva concreta una gira por varias ciudades de China, que incluye la firma de 20 acuerdos, que encuadrarán los negocios concretados por los empresarios y un encuentro con su par chino Xi Jinping. También viajará a España y Portugal.

El discurso en el acto de asunción de la ex presidenta Dilma Rousseff como directora del Nuevo Banco de Desarrollo de BRICS, en su sede en China, marcó agenda en el debate regional por la “asfixia” de las entidades financieras internacionales -concretamente el FMI- sobre los países emergentes. Hizo hincapié en la situación de su socio regional, Argentina, sometida a estricto control financiero por la renegociación de una deuda contraida violando los propios estatutos del organismo, durante el gobierno de Mauricio Macri. (ver nota relacionada Lula desde Shangai bregó por un nuevo sistema financiero internacional )

El Plan de Paz y el rol de China

La secuencia de visitas de mandatarios europeos a China, que ocurrió en estos días, habla por sí sola, señala Eleonora Gosman. A fines de marzo, estuvo reunido con Xi Jinping el presidente del gobierno español Pedro Sánchez; más tarde lo haría el francés Emmanuel Macron; para concluir con el viaje de Lula da Silva. En todos los casos, sin excepción, el tema clave fue cómo detonar el proceso de paz entre Rusia y Ucrania, en una guerra devastadora que cumplió un año en febrero último. El jefe de Estado brasileño continuará con sus vuelos internacionales hasta fines de abril: tal como acaba de confirmar el Palacio del Planalto, estará en Lisboa entre el 20 y el 25, para luego desembarcar en Madrid, para un reunión con Sánchez, quién además será el próximo presidente de la Unión Europea, agrega Gosman.

Hubo otro periplo vinculado al “proceso de pacificación” que involucra a chinos, franceses, españoles y brasileños. Esta vez quien tomó el vuelo fue el asesor especial de Lula da Silva en relaciones internacionales, Celso Amorim, quien fue recibido directamente por Vladimir Putin en Moscú a fines de marzo.

En declaraciones al canal CNN Brasil, Amorim, ex canciller y actual asesor, destacó que aún es temprano para hablar de negociaciones “pero no me sorprendería que llegue antes de lo que pensamos”. En la entrevista reveló el papel que el gobierno brasileño espera cumplir en este frente bélico: “Podemos ser uno de los responsables por impulsar la paz y el diálogo entre el ucraniano Volodymyr Zelensky y el jefe del Kremlin”.

Después de salir de Moscú, Amorim hizo una escala en París donde se entrevistó con Emmanuel Bonne, también consejero diplomático. En la cita, ambos abordaron lo que parece ser la verdadera causa de los peregrinajes: el establecimiento de una mesa de negociaciones, abunda la especialista residente en Brasil.

Tanto Francia como España y Brasil, les dan a estas giras por el este asiático un papel relevante para los respectivos mundos empresariales. En el caso brasileño, cerca de 200 empresarios permanecieron en Beijing para negociaciones de inversión, luego que Lula se vio obligado a postergar la reunión cumbre por causa de una enfermedad. Ahora le tocará al presidente firmar los 20 acuerdos que efectivicen esos emprendimiento conjuntos, celebrados por industriales y hacendados.

Algo similar ocurre con Francia, cuya élite empresarial decidió acompañar a Macron en una muestra de gran interés de hacer negocios, explica Gosman.

La visita a EEUU y a China: una diferencia significativa

En una nota fechada el 22 de marzo, antes de que el viaje de Lula a la RPCh fuera pospuesto por un problema de salud, Eleonora Gosman se refería a los puntos que diferencian a las dos visitas de estado. Apenas habían transcurrido 40 días de gobierno cuando el presidente Luiz Inácio Lula da Silva viajó a Washington para encontrarse con su colega norteamericano Joe Biden. Poco más de 40 días más tarde de aquella visita, el brasileño embarcaría rumbo a Beijing.

Hay una diferencia significativa entre ambas giras. La primera no contó con ningún acuerdo económico firmado entre ambos gobernantes, más allá de la declaración conjunta. A esta invitación, en cambio, Lula proyectó el viaje de 200 empresarios, líderes de firmas agropecuarias, agroindustriales, industriales y financieras, varios parlamentarios y algunos de sus ministros. Las fuentes diplomáticas de Brasilia explicaron que hay 20 proyectos actualmente en curso entre ambos países, incluidos temas ambientales y la construcción de un satélite chino-brasileño.

Aunque programada con antelación, inclusive antes de asumir la presidencia, el periplo de Lula y su séquito por las tierras de la potencia asiática creó un ambiente de disconformidad en Estados Unidos. Por un lado, el brasileño mostró en la Casa Blanca su adhesión ideológica a los principios de democracia, los derechos humanos y ambientales. También condenó, en aquel momento, la guerra de Rusia con Ucrania.

En el punto opuesto, con China, que es su primer socio comercial, tiene muy fuertes lazos económicos. Las exportaciones confirman el papel clave de los chinos para el agro brasileño: entre 2012 y 2022, el total de ventas brasileñas al gigante mercado asiático totalizó 302.000 millones de dólares. La década anterior (2001-2011) había sumado 45.000 millones de la divisa norteamericana.

El viaje de Lula a China estrecha aún más los lazos que une ambas naciones, que son socias en los BRICS. Volverán a recuperar relaciones dinámicas después del período de desgaste que sufrieron durante el gobierno de Jair Bolsonaro. Para Brasil, que sufre en estos momentos por una restricción crediticia provocada por el Banco Central (por cuenta de una tasa básica de interés elevadísima de 13,75%), hay una esperanza de acceder a proyectos financiados por los chinos en el área industrial. Entre las industrias brasileñas que viajaron a China se encontraron la fabricante de aviones Embraer y la siderúrgica Vale.

Según fuentes de Itamaraty, entre los acuerdos figura uno llamativo, como es la compra por parte de una empresa privada china de la planta que tenía la norteamericana Ford en Bahía (y que fue abandonada para instalarse parte de ella en Argentina). En las instalaciones bahianas vacías, los chinos irá a fabricar el auto eléctrico BYD. “Es todo un símbolo, porque sale una conocida automotriz estadounidense y entra una planta china”, señalaron especialistas. EG. @br_egosman

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