Muchos modelos, ¿varias Internet?

Modelos en pugna en la carrera por la tecnología digital: Estados Unidos, China y Unión Europea. Análisis surgido del trabajo ‘En busca de una nueva gobernanza: la digital’, de la fundación Embajada Abierta, fundada por el actual embajador en Estados Unidos, Jorge Argüello. El desarrollo de la tecnología en las últimas cuatro décadas puso al mundo frente a un horizonte de posibilidades inéditas para la humanidad, pero el rol diverso que están asumiendo en el proceso las grandes corporaciones y los Estados genera riesgos que demandan un nuevo tipo de gobernanza global: la digital. Lo destaca un trabajo de la Fundación Embajada Argentina.


Por ahora, lanzada la carrera de la tecnología digital en todo el espectro de sus posibilidades -sociales, económicas, del conocimiento y militares- hay tres grandes modelos en pugna de cuya articulación, por consenso o imposición, dependerá la gobernanza digital: el de Estados Unidos, el de China y el de la Unión Europea.

En Estados Unidos inició la carrera en los 70 con las innovaciones de “techs” como Intel, AMD, Atari, Apple y Oracle desde Sillicon Valley, que renovaron la antigua relación del capital privado con la demanda militar-espacial-informática. Washington promovió un sistema abierto hasta padecer las filtraciones del Caso Snowden (2013) y toparse además con la competencia de China, a la que enfrenta con sanciones comerciales. Mientras tanto, se aseguró el libre flujo de datos en acuerdos comerciales como el T-MEC (con México y Canadá, 2019).

El 92 % de los datos del mundo occidental los almacena Estados Unidos. Seis de las diez mayores empresas tecnológicas del mundo son estadounidenses. Sólo Amazon Web Services (AWS) tiene un tercio del mercado mundial de servidores externos con datos corporativos, según CEPS (Bruselas). Microsoft y Google lo siguen con 16% y 7,8% de la cuota de mercado, respectivamente.

Aún así, para contrarrestar el liderazgo global chino en redes de 5G, en particular el de la corporación Huawei, la Administración Trump negocia con Microsoft, Dell, AT&T, Nokia y Erikkson el desarrollo de estándares de tecnología comunes que permitan ejecutar códigos en dispositivos de cualquier fabricante de hardware.

La red digital china

En cuanto a China, mantiene bajo estricto aislamiento su gigantesca red digital, con plataformas propias que llegan a intercambiar decenas de miles de millones de dólares en un solo día, pero básicamente lo hace por razones de control político. Google cerró sus operaciones en el mercado del gigante asiático en 2010, cuando se supo que el gobierno había accedido a cuentas de correo de ciudadanos chinos.

Pero el de China no es el único poder político que ha optado por ignorar el principio inicial de una Internet abierta. Recientemente, el gobierno nacionalista de la India, otro gran emergente y el segundo país más poblado del planeta, interrumpió las redes parcialmente para silenciar las protestas de la minoría musulmana.

Otros episodios similares se vivieron en Irán y Egipto recientemente. Por su parte, Rusia también ha reivindicado el concepto de “soberanía digital”, alineado con Beijing, y ya aprobó una ley que le permite aislar inmediatamente a todo el territorio ruso de la Internet global basado en razones de seguridad.

La tercera vía europea

La Unión Europea (UE), decidida a evitar la dependencia con la tecnología de chinos y estadounidenses, se ha propuesto buscar una tercera vía para proteger a sus ciudadanos y empresas. Francia y Alemania impulsan una “nube europea”, la Gaia-X, "una infraestructura de datos competitiva, segura y fiable para Europa". La Comisión Europea anunció una financiación de €600 millones en este 2020.

Con anterioridad, en 2018, la UE creó la noción de los datos como un derecho humano, establecida en su Directiva General sobre Protección de Datos (GDPR), convertida en una guía para muchos países.

Pero no sólo eso: Francia lidera una reacción contra el despliegue de gigantes digitales estadounidenses a los que quiere imponer un impuesto, la “tasa Google”, que Estados Unidos resiste pero aceptó negociar como condición de que esas compañías puedan seguir operando en Europa. La UE controla sólo un 4% de los datos mundiales, cuando su participación en el PIB global es de 16,5%. El G20 ha incorporado ese debate sobre esa tasa, pero sin resolverlo aún.

"La batalla que estamos librando es de soberanía... Si no construimos nuestros propios campeones en todas las áreas - inteligencia digital y artificial - nuestras elecciones serán dictadas por otros", ha definido el presidente Emmanuel Macron, que reunió un fondo de €5.000 millones en tres años para sustentar su estrategia.

Un caso aparte es Japón, que se concentró en el aspecto económico y, al margen de estas disputas, ya firmó acuerdos comerciales con Estados Unidos y con la UE para coordinar la protección de datos de su economía y adecuarla mutuamente con la otra parte permitiendo el flujo libre de casi todos los datos personales. Canadá y Australia se mueven también en búsqueda de consensos.

Tim Berners-Lee, el padre de la www, creó en 2018 la tecnología Solid, que da a los usuarios más derechos sobre los datos, de tal modo que, salvo que lo permitamos explícitamente, nuestros datos no puedan ser compartidos con nadie.

El G20

El G20 tomó nota de la relevancia del asunto en la Cumbre de Osaka 2019, de la que surgió una Declaración sobre la Economía Digital que dio un impulso adicional a las negociaciones sobre e-commerce en la OMC. “Osaka será recordada como la cumbre que inició la gobernanza digital”, proclamó el primer ministro Shinzo Abe, al reivindicar su propuesta “flujo libre de datos con confianza” (Data Free Flow with Trust o DFFT).

Para esta edición del G20 en Riad en noviembre, el anfitrión propuso como uno de sus tres objetivos la gobernanza digital, bajo el título “Dar forma a nuevas fronteras” (Shaping New Frontiers). A lo largo de este año en distintas cumbres el foro abordará desafíos como la digitalización de la economía y el peso de las grandes compañías tecnológicas (BigTechs).

Al igual que con los commodities del siglo pasado, el flujo de datos será en lo inmediato motivo de tensiones internacionales, con el añadido de que la administración de este nuevo insumo tiene implicancias sociales y políticas más directas, en términos de privacidad y libertad, para los ciudadanos, y de seguridad para los Estados.

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