POR UNA VISION ETICA
El Siglo XXI es el escenario de desarrollos vertiginosos en el avance del conocimiento científico-tecnológico. Son un instrumento potentísimo pero deben ser conducidos desde una visión ética.
Se suceden los descubrimientos en comunicaciones, informática, robótica, ciencia de los materiales, biología molecular, microelectrónica, y muchas otras disciplinas. Tesla y otras empresas anuncian que pronto estará disponible el auto que se conduce solo. Ya en Finlandia se está experimentando con buses sin conductor. La utilización de los nuevos descubrimientos en medicina permite prolongar la esperanza de vida en más de 20 años. Las impresoras 3D siguen sumando nuevas aplicaciones, y ya se construyen casas en China utilizándolas. Es una etapa histórica de posibilidades sin precedentes de dar a todos los seres humanos una vida digna. Sin embargo no bastan los avances tecnológicos para solucionar problemas claves que afectan a gran parte de la población. Son un instrumento potentísimo pero deben ser conducidos desde una visión ética, como la que reclama permanentemente el Papa Francisco.
Entre los macro problemas claves de este siglo que reclaman esa visión, se hallan:
1. La persistencia de la pobreza
800 millones de personas tienen hambre diaria, a pesar de que el mundo produce alimentos para una población mucho mayor que la actual, y que la producción per cápita de calorías y proteínas es muy superior a la de 30 años atrás. Más de 2000 millones padecen de malnutrición. Les falta algunos de los micronutrientes básicos. Más de 700 millones no tienen agua potable, tomando aguas contaminadas. 2400 millones de personas no tienen acceso a una instalación sanitaria adecuada. Ello lleva a altos riesgos en salud particularmente para los niños pobres, creando condiciones para la potenciación de diarreas, uno de los principales asesinos de niños y otras enfermedades gastrointestinales. Estas tres dimensiones combinadas y otras como la falta de viviendas y de electricidad, hacen muy difícil la vida de los pobres. Más de 16.000 niños mueren por día debido a causas que son evitables.
2. Las grandes desigualdades
Las Naciones Unidas han puesto en el centro de las nuevas metas de desarrollo sostenible 2016-2030, la reducción de las desigualdades. El 1% de la población del planeta es dueño hoy del 50.4% del producto bruto mundial. El Banco Mundial en un informe titulado “La pobreza y la prosperidad compartida”, llama la atención sobre el papel fundamental que puede desempeñar “la prosperidad compartida” en enfrentar la pobreza. Entre las lecciones que extrae de experiencias concretas, se hallan:
a) Dar prioridad al desarrollo y nutrición en la primera infancia
b) Cobertura universal de salud
c) Acceso universal a educación de calidad
d) Garantizar un ingreso básico a las familias más pobres
e) Desarrollar la infraestructura rural.
Una batería de vigorosas políticas en estos y otros campos puede abrir oportunidades reales a los excluidos.
3. El cambio climático
Como lo explica el Papa en su Encíclica Laudato. SI, no es que el cambio climático va a venir, ya está presente para los pobres. Está hoy afectándolos masivamente. Lo sufren los pequeños campesinos golpeados por las sequías continuadas, los pescadores ante el ascenso de los mares y las inundaciones, los que viven en viviendas precarias. Es una de las causas principales de las migraciones masivas.
Francisco tiene una propuesta frente a estos problemas. Aboga por “una economía justa que permita el desarrollo pleno de todos y la armonía con la naturaleza”.
(*) Asesor internacional. kliksberg@aol.com
Fuente: Boletín Fundación Planeta