Redefine modelo de integración regional

La derrota de Ollanta Humala en Perú impide por ahora seguir aglutinando fuerzas alrededor de la propuesta de integración del ALBA, que queda limitada a Cuba, Venezuela y Bolivia. Sin embargo, esto no impide nuevos y graduales cambios políticos al interior de los paises andinos.


El APRA y su mandato reciben un país fragmentado, azotado con altos índices de pobreza --que el discurso de Humala puso en aguda evidencia-- y ahora dividido política y socialmente: el norte y Lima votaron por el APRA, el sur fronterizo con Bolivia por Humala. Ricos y clases medias por Alan; pobres y campesinos e indígenas por Humala, que de todos modos ha recibido un respaldo electoral importante, para una figura prácticamente salida de la nada y con un pasado y un perfil autoritario, señala el historiador boliviano Rodríguez Ostria.

Humala hace una muy buena elección y funda una fuerza de izquierda que en forma similar al MAS en Bolivia, podría trabajar en una oposición radicalizada y movilizada, especialmente de cara a las elecciones de gobernadores que se producirán en Perú en un lapso de 100 días.

Alan García, por su parte, es conciente de lo acotado de su poder y de la necesidad de ir a un gobierno de concertación que impida el crecimiento de la nueva fuerza nacionalista. Los cambios en relación con los errores de su gobierno del ´80 se reflejaron en lo inmediato en las instrucciones del partido aprista, prohibiendo la recreación de las las asociaciones de trabajadores apristas (las ATA), las cuales, durante el primer gobierno de Alan García (1985-1990) "fueron una suerte de pequeños lobbies que los apristas formaron en la administración pública para presionar por mayores puestos de trabajo en las entidades del Estado".

La derrota de Ollanta Humala tendrá un efecto continental. Por primera vez en décadas, las elecciones peruanas importan tanto dentro como afuera de su geografía y deben leerse en clave geopolítica, insiste Rodríguez Ostria. Para el historiador, la trasnacionalización de la política, a la que ha llevado el presidente Hugo Chávez en su enfrentamiento con los Estados Unidos, obliga a que los gobiernos andinos terminen tomando posiciones a favor o en contra.

García, autoposicionado como socialdemócrata, no está definido en posiciones pronorteamericanas, pero tampoco declaró una oposición al TLC firmado por su antecesor con Estados Unidos, que pende de aprobación parlamentaria. La estructura de la Comunidad Andina sale fortalecida de la misma manera, aún sin Venezuela, con la permanencia de un país importante para la región, como es Perú.

En lo que se refiere al Mercosur, la asunción del líder del APRA beneficia al bloque en tanto pone límites al poder de su inminente nuevo miembro pleno, Venezuela. Sin duda, no será difícil para Garcia encontrar puntos de contacto con los gobiernos de izquierda moderada aunados en el bloque del Cono Sur.

Es innegable la influencia económica del gobierno de Venezuela. Chávez viene comprando títulos de deuda de Argentina, Ecuador y Bolivia, además de facilitar contratos de petróleo y combustibles a países como Uruguay. Sin embargo, sus posiciones no son públicamente apoyadas ni tampoco su idea de fundar una petroquímica latinoamericana. El Mercosur, con los reclamos de las economías pequeñas, aún responde al eje Argentina-Brasil, con el acercamiento político de Chile, especialmente por la necesidad de diseñar una política energética común para el Cono Sur.

En cuanto al resto de la comunidad latinoamericana, si bien hay coincidencias con el candidato mexicano de izquierda Andrés Manuel López Obrador que se presentará en las elecciones del mes de julio, apoyado abiertamente por Chávez, los analistas no vislumbran su alineamiento en un eje provenezolano.

El tiempo que media de aquí a octubre, momento en que se producirán las elecciones ecuatorianas, podría ser aprovechado por Hugo Chávez para avanzar en la brecha abierta con Estados Unidos a raíz de la promulgación de la ley de hidrocarburos y la sanción a la empresa norteamericana Oxy. Si bien no se descuenta que un eventual candidato afin pueda presentarse a elecciones, tampoco se vislumbra como un país que pueda sumarse al eje del ALBA. Pero como en el caso peruano, podría salir políticamente fortalecida una propuesta nacionalista-indigenista de cara al futuro.

Fuente: mercosurabc/ adnmundo

Graciela Baquero