Se constituyó el Foro ´Un Plan Fénix para América del Sur´
El documento “Declaración de Buenos Aires”, fue firmado el 10 de noviembre, por un grupo de economistas cercanos al Plan Fénix, coordinado por Aldo Ferrer. Quedó así constituido “un foro de discusión interdisciplinario e interregional para contribuir a la instalación, en la opinión pública, de la necesidad de desarrollar acciones que tiendan a la integración regional como un medio fundamental para sostener un proceso integral de desarrollo económico con equidad social”.
El documento fue discutido en un grupo de trabajo, en el marco del ECON 2011, y firmado por José Miguel Amiune, Ricardo Aronskind, Marta Bekerman, Carlos Bresser Pereira, José Briceño Ruiz, Alberto Couriel, Renato Dagnino, Jorge Elustondo, Aldo Ferrer (coordinador del Plan Fénix), Jorge Gaggero, Abraham Leonardo Gak (director ejecutivo del Plan Fénix), Cecilia Gómez, Martín Hopenhayn, Matías Kulfas, Alberto Muller, Oscar Oszlak, Sara Rietti, Julio Sevares, Hugo Varsky, Mariana Vázquez, Guillermo Wierzba, Alejandro Vanoli y Alfredo Zaiat.
En la presentación, el actual embajador argentina en París Aldo Ferrer, que mantiene la coordinación del Grupo Fénix, llamó a construir un “pensamiento académico”, en tanto de alguna manera estamos transitando desde la reforma neoliberal la construcción de políticas propias de desarrollo, de mayor autonomía nacional. Si bien el pensamiento hegemónico está en un ciclo de crisis, la globalización pone a prueba la densidad nacional de los países. En la actualidad se acrecent la intensidad de las fuerzas globalizadoras y fortalecieron las reglas del juego diseñadas por los países centrales. Pero, al mismo tiempo, se multiplicaron las oportunidades y la apertura de nuevos espacios para el desarrollo económico incluso en los países rezagados. La calidad de las respuestas a los desafíos y oportunidades de la globalización resultan así más decisivas aún que en el pasado para determinar el éxito o el fracaso. Tales respuestas siguen dependiendo, en primer lugar, de las condiciones internas, endógenas, de cada país en aspectos críticos como la integración social, el comportamiento de los liderazgos y la estabilidad del marco institucional y político, elementos que hacen a la densidad nacional, que amenaza con ser fracturada.
Por su parte, el embajador Miguel Amiune convocó a construir una agenda de discusión sobre tesis fundacionales, como la influencia estructuralista en los ciclos de desarrollo, hasta la hegemonía del poder financiero internacional, que en su lucha por la apropiación del excedente económico llevó a esta inconmensurable crisis. Destacó una característica fundamental de la debacle financiera generada en los países céntricos: la amenaza a la democracia.
A su tiempo, el embajador Hugo Varsky, coordinador nacional del Grupo de Integración Productiva del Mercosur de la Cancillería argentina, destacó la importancia del lanzamiento del Plan Fénix para América Latina, ya que, hay una fuerte falencia en la región de pensamiento sudamericano, no sólo necesario como tesis, sino como instrumento de trabajo para los dirigentes políticos. Propuso un trabajo de dos etapas, una de convocatoria y otra de profundización, usando para ello el tremendo poder de la sociedad sudamericana y las redes sociales. Explicó que desde su punto de vista, uno de los temas centrales del debate en relación con Unasur lo constituirá la elección del modelo, ya que hay quienes prefieren una estructura de TLC entre sus integrantes, otros de unión aduanera, sin contar con los distintos signos políticos de los gobiernos.
También advirtió sobre la necesidad de estudiar el proceso del Mercosur como un paso hacia la integración sudamericana.
En su intervención, el titular del Cefid-Ar Guillermo Wierzba, destacó la importancia de agendar el tema de una nueva arquitectura regional –en lo que coincidió con Alfredo Zaiat-, los avances producidos con la creación del Banco del Sur, y la puesta en práctica del comercio regional con las monedas propias en reemplazo del dólar.
Por su parte, Mariana Vázquez, como directora de Identidad Mercosur, propuso usar todos los avances que ya se han logrado en el ámbito del Mercosur en lo que se refiere a pensamiento estratégico, desde áreas productivas, ambientales, tecnológicas. Nuestras realidades y amenazas son específicas, por lo que necesitamos un tratamiento específico. En ese sentido, sugirió convocar a la fundación CEFIR, con sede en Uruguay, para aportar todo lo que ha desarrollado en relación con América del Sur. Además de referirse a la red de universidades del Mercosur, en pleno funcionamiento, que podría usarse para el proyecto del Plan Fénix para América del Sur, para que su fructífero trabajo no quede circunscripto a una red más.
Las Cumbres Sociales, en donde se abarcan todos los temas sociales y estratégicos de la región, organizadas en forma simultánea a las Cumbres del Mercosur son otro ejemplo de participación de la sociedad civil. Este año, durante la presidencia pro tempore de Paraguay, la CS presentó el Instituto Social del Mercosur (ISM). -inaugurado por el presidente paraguayo, Fernando Lugo. Se trata de aprovechar la práctica política sistemática del bloque del Mercosur, sostuvo.
La declaración de Buenos Aires
El documento “Declaración de Buenos Aires”, fue firmado el 10 de noviembre, por un grupo de economistas cercanos al Plan Fénix, coordinado por Aldo Ferrer. El objeto fue el de constituir “un foro de discusión interdisciplinario e interregional para contribuir a la instalación, en la opinión pública, de la necesidad de desarrollar acciones que tiendan a la integración regional como un medio fundamental para sostener un proceso integral de desarrollo económico con equidad social”.
“Nuestros pueblos pueden enfrentar exitosamente las presiones de poderosos sectores nacionales y transnacionales que intentan que se transite el camino de la dependencia que permitió, otrora y aún hoy, la depredación de nuestros recursos, e insisten en proponer soluciones que sólo logran consolidar esa dependencia”.
“Colocamos esta contribución bajo la invocación del ave mitológica porque estamos convencidos de que América del Sur puede resurgir del agobio a que la han sometido ideas y políticas incompatibles con sus intereses fundamentales”. “Esta tarea es permanente, crítica y urgente en momentos como los actuales, signados por la crisis civilizatoria, la aparición de nuevos protagonistas en el escenario mundial y el riesgo de que nuestros países queden nuevamente atrapados en la función periférica de ser proveedores de productos primarios”, agrega el documento.
“Para resolver el problema histórico de la concentración de la riqueza y sus inaceptables consecuencias de pobreza y exclusión”, proponen “fortalecer la gobernabilidad de las economías de la región, avanzar en la transformación productiva e incorporar la ciencia y tecnología como elementos de transformación de la realidad”.
“Enfrentamos, pues, el desafío de recuperar a pleno la capacidad de decidir nuestro propio destino dentro del orden mundial contemporáneo, coordinando acciones comunes y atendiendo las significativas asimetrías que nuestros países presentan.”
“A fines de la década de 1940, Raúl Prebisch, planteó que el régimen de relaciones internacionales y las ideas que lo sustentan que, más tarde, llamaríamos “globalización”, era inequitativo e incompatible con el desarrollo y la gestión de la política económica de los países periféricos, y por extensión, de todos los países emergentes de la economía mundial”, sigue la declaración.
Prebisch definió la ortodoxia neoclásica como “pensamiento céntrico”, “el que sostiene que las economías nacionales son segmentos del mercado mundial, el cual determina la asignación de los recursos, la distribución del ingreso y la posición de cada una de ellas en la división internacional del trabajo, en las corrientes financieras, en las cadenas transnacionales de valor y en la creación y gestión del progreso técnico”.
“De allí deriva la política económica impuesta, fundada en la apertura incondicional al mercado mundial, la reducción del Estado a su mínima expresión y el abandono de toda pretensión de construir proyectos nacionales de desarrollo. Observar la ¨globalización¨ desde los países de la periferia del sistema, resulta fundamental para su desarrollo económico”, explica el documento.
“El primer requisito para impulsar el desarrollo es rechazar el cuerpo de ideas elaborado en los países dominantes, desde la teoría clásica del comercio internacional hasta la de las expectativas racionales y el Consenso de Washington”.
“En el transcurso de la década de 1970, la creciente influencia de la globalización financiera y la instalación de la ortodoxia neoliberal en las economías nacionales, revivió el propósito dominante del pensamiento céntrico”, relata el trabajo coordinado por Aldo Ferrer.
“Atrapada en sus desequilibrios macroeconómicos, altos niveles de deuda y conflictos sociales y políticos, la mayor parte e América Latina sucumbió a las nuevas tendencias bajo los programas de “ajuste estructural” inspirados en el Consenso de Washington”. El epílogo fue la década perdida de los años ´80 y, a partir de allí, diversas trayectorias nacionales, con combinaciones diversas del paradigma neoliberal y la búsqueda de caminos alternativos”.
“Desde las perspectivas del canon neoliberal y aún, de aún, de un progresismo resignado observable en nuestros países, las fuerzas de la globalización son tan abrumadoras que han dejado de ser viables los proyectos nacionales de desarrollo”. “Sólo sería posible buscar nichos del mercado en donde acomodarse y esperar que los impulsos externos promuevan el desarrollo, postura que reproduce el subdesarrollo y la condición periférica”, advierte el Grupo Fénix.
“La entronización del mercado como institución central, fundante e impuesta con particular fuerza desde fines de los ’70, ha mostrado ser –una vez más– una opción a la postre inviable”.
“En particular, la prevalencia del sistema financiero sobre el sistema productivo, también llamada “financiarización”, no sólo contribuye a anarquizar los mercados de capitales, sino que también ataca desde diversos flancos a la economía real y al empleo, induciendo espirales acumulativas que terminan desestabilizando la actividad económica, corroyendo los lazos sociales y, finalmente, dañando gravemente a los propios Estados-Nación”.
“El sistema financiero vigente instala también el despilfarro, la polarización en la distribución de la riqueza y los ingresos, la desvalorización del trabajo a favor de la especulación y la ‘economía-casino’ y, finalmente, la anomia moral”, explica el trabajo.
“En la actualidad la crisis global iniciada a fines de 2007, resultante del descalabro del sistema financiero globalizado y especulativo y su impacto en la economía real”. “Estos acontecimientos debilitan la influencia del paradigma neoliberal como “canon organizador del orden mundial” y por ende , la influencia del pensamiento céntrico en Sudamérica. En este renovado vacío teórico, vuelven a surgir las ideas inspiradas en Prebisch, Furtado y otros maestros del estructuralismo latinoamericano”.
“Nuestros países buscan respuestas propias a los desafíos y oportunidades, que actualmente plantea la globalización, pro caminos diversos, pero inspirados en una visión propia de la realidad y con convencimiento de que en definitiva, cada país tiene la globalización que se merece en virtud de sus políticas nacionales”.
“Esta convergencia de transformaciones e incertidumbres en el orden mundial y de cambios en la orientación económica de los países, es el escenario apropiado para organizar respuestas distintas a las neoliberales, en los diversos frentes de la globalización”
“En el plano sudamericano, por otro lado, la actual coyuntura es propicia para afienzar la estrategia de inserción internacional que se proyecta a un espacio regional a través de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)”.
“La integración de los países de la región es una de las opciones estratégicas de nuestros gobiernos que permitirá sintetizar el objetivo de una mejor inserción internacional, a la vez que generará condiciones de paz y desarrollo integral que puedan dar respuesta a las aspiraciones enraizadas en nuestra historia y geografía comunes”.
Sin mencionar el proceso del Mercosur, el documento instala idea de que “deben construirse, para ello, instituciones y mecanismos que permitan avanzar en el tratamiento de los inevitables conflictos que conllevan estos procesos”.
“Destacamos que la Unasur debe constituir, a nuestro entender, un capítulo central de las políticas exteriores de los paíes que la integran, principalmente por el espacio económico y político ampliado con mayor potencialidad para sustentar el desarrollo nacional de nuestros países y su integración solidaria”.
“Debemos instalar el debate sobre las políticas regionales necesarias, no sólo para enfrentar las consecuencias de la crisis de los países centrales, sino principalmente para corregir las asimetrías que puedan constituir un obstáculo insalvable para el progreso común de todos nuestros habitantes, generando la posibilidad de un desarrollo apoyado en una distribución equitativa del ingreso que nos permita una vida en común que será digna si alcanza a todos”, termina el documento.
Acerca del Grupo Fénix
En su declaración constitutiva, el Fénix se define como un grupo de economistas que desde fines de 2000 está discutiendo, en el ámbito de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, los problemas centrales de la economía argentina y formulando propuestas, con la mirada puesta en el mediano y largo plazo, y también con algunas medidas de corto plazo que permitan enfrentar la crisis actual.
En el mes de diciembre de 2001 la Universidad de Buenos Aires resolvió aprobar el proyecto estratégico "Hacia el Plan Fénix, diagnóstico y propuestas. Una estrategia de reconstrucción de la economía argentina para el crecimiento con equidad" mediante resolución No 6846 de su Consejo Superior y designar como Director del Proyecto al Dr. Abraham Leonardo Gak.
En uno de sus documentos fundacionales el Grupo señala:
"La Universidad tiene, entre sus responsabilidades, la de pensar el país en el marco del escenario mundial para contribuir a elevar la calidad de vida del conjunto de la población y consolidar la democracia.
Esta tarea es particularmente crítica y urgente en momentos como los actuales, signados por el estancamiento, la concentración de la riqueza, el aumento de la pobreza y la exclusión, y la pérdida de la capacidad de decidir nuestro propio destino.
En cumplimiento de esa responsabilidad ineludible, docentes e investigadores convocan a la reflexión común para aportar a un diagnóstico acerca de la naturaleza de los problemas centrales de la economía argentina y comenzar a formular propuestas que permitan resolver la crisis y movilizar el formidable potencial con que cuenta nuestro país", concluye en su declaración del año 2000.
En la presentación, el actual embajador argentina en París Aldo Ferrer, que mantiene la coordinación del Grupo Fénix, llamó a construir un “pensamiento académico”, en tanto de alguna manera estamos transitando desde la reforma neoliberal la construcción de políticas propias de desarrollo, de mayor autonomía nacional. Si bien el pensamiento hegemónico está en un ciclo de crisis, la globalización pone a prueba la densidad nacional de los países. En la actualidad se acrecent la intensidad de las fuerzas globalizadoras y fortalecieron las reglas del juego diseñadas por los países centrales. Pero, al mismo tiempo, se multiplicaron las oportunidades y la apertura de nuevos espacios para el desarrollo económico incluso en los países rezagados. La calidad de las respuestas a los desafíos y oportunidades de la globalización resultan así más decisivas aún que en el pasado para determinar el éxito o el fracaso. Tales respuestas siguen dependiendo, en primer lugar, de las condiciones internas, endógenas, de cada país en aspectos críticos como la integración social, el comportamiento de los liderazgos y la estabilidad del marco institucional y político, elementos que hacen a la densidad nacional, que amenaza con ser fracturada.
Por su parte, el embajador Miguel Amiune convocó a construir una agenda de discusión sobre tesis fundacionales, como la influencia estructuralista en los ciclos de desarrollo, hasta la hegemonía del poder financiero internacional, que en su lucha por la apropiación del excedente económico llevó a esta inconmensurable crisis. Destacó una característica fundamental de la debacle financiera generada en los países céntricos: la amenaza a la democracia.
A su tiempo, el embajador Hugo Varsky, coordinador nacional del Grupo de Integración Productiva del Mercosur de la Cancillería argentina, destacó la importancia del lanzamiento del Plan Fénix para América Latina, ya que, hay una fuerte falencia en la región de pensamiento sudamericano, no sólo necesario como tesis, sino como instrumento de trabajo para los dirigentes políticos. Propuso un trabajo de dos etapas, una de convocatoria y otra de profundización, usando para ello el tremendo poder de la sociedad sudamericana y las redes sociales. Explicó que desde su punto de vista, uno de los temas centrales del debate en relación con Unasur lo constituirá la elección del modelo, ya que hay quienes prefieren una estructura de TLC entre sus integrantes, otros de unión aduanera, sin contar con los distintos signos políticos de los gobiernos.
También advirtió sobre la necesidad de estudiar el proceso del Mercosur como un paso hacia la integración sudamericana.
En su intervención, el titular del Cefid-Ar Guillermo Wierzba, destacó la importancia de agendar el tema de una nueva arquitectura regional –en lo que coincidió con Alfredo Zaiat-, los avances producidos con la creación del Banco del Sur, y la puesta en práctica del comercio regional con las monedas propias en reemplazo del dólar.
Por su parte, Mariana Vázquez, como directora de Identidad Mercosur, propuso usar todos los avances que ya se han logrado en el ámbito del Mercosur en lo que se refiere a pensamiento estratégico, desde áreas productivas, ambientales, tecnológicas. Nuestras realidades y amenazas son específicas, por lo que necesitamos un tratamiento específico. En ese sentido, sugirió convocar a la fundación CEFIR, con sede en Uruguay, para aportar todo lo que ha desarrollado en relación con América del Sur. Además de referirse a la red de universidades del Mercosur, en pleno funcionamiento, que podría usarse para el proyecto del Plan Fénix para América del Sur, para que su fructífero trabajo no quede circunscripto a una red más.
Las Cumbres Sociales, en donde se abarcan todos los temas sociales y estratégicos de la región, organizadas en forma simultánea a las Cumbres del Mercosur son otro ejemplo de participación de la sociedad civil. Este año, durante la presidencia pro tempore de Paraguay, la CS presentó el Instituto Social del Mercosur (ISM). -inaugurado por el presidente paraguayo, Fernando Lugo. Se trata de aprovechar la práctica política sistemática del bloque del Mercosur, sostuvo.
La declaración de Buenos Aires
El documento “Declaración de Buenos Aires”, fue firmado el 10 de noviembre, por un grupo de economistas cercanos al Plan Fénix, coordinado por Aldo Ferrer. El objeto fue el de constituir “un foro de discusión interdisciplinario e interregional para contribuir a la instalación, en la opinión pública, de la necesidad de desarrollar acciones que tiendan a la integración regional como un medio fundamental para sostener un proceso integral de desarrollo económico con equidad social”.
“Nuestros pueblos pueden enfrentar exitosamente las presiones de poderosos sectores nacionales y transnacionales que intentan que se transite el camino de la dependencia que permitió, otrora y aún hoy, la depredación de nuestros recursos, e insisten en proponer soluciones que sólo logran consolidar esa dependencia”.
“Colocamos esta contribución bajo la invocación del ave mitológica porque estamos convencidos de que América del Sur puede resurgir del agobio a que la han sometido ideas y políticas incompatibles con sus intereses fundamentales”. “Esta tarea es permanente, crítica y urgente en momentos como los actuales, signados por la crisis civilizatoria, la aparición de nuevos protagonistas en el escenario mundial y el riesgo de que nuestros países queden nuevamente atrapados en la función periférica de ser proveedores de productos primarios”, agrega el documento.
“Para resolver el problema histórico de la concentración de la riqueza y sus inaceptables consecuencias de pobreza y exclusión”, proponen “fortalecer la gobernabilidad de las economías de la región, avanzar en la transformación productiva e incorporar la ciencia y tecnología como elementos de transformación de la realidad”.
“Enfrentamos, pues, el desafío de recuperar a pleno la capacidad de decidir nuestro propio destino dentro del orden mundial contemporáneo, coordinando acciones comunes y atendiendo las significativas asimetrías que nuestros países presentan.”
“A fines de la década de 1940, Raúl Prebisch, planteó que el régimen de relaciones internacionales y las ideas que lo sustentan que, más tarde, llamaríamos “globalización”, era inequitativo e incompatible con el desarrollo y la gestión de la política económica de los países periféricos, y por extensión, de todos los países emergentes de la economía mundial”, sigue la declaración.
Prebisch definió la ortodoxia neoclásica como “pensamiento céntrico”, “el que sostiene que las economías nacionales son segmentos del mercado mundial, el cual determina la asignación de los recursos, la distribución del ingreso y la posición de cada una de ellas en la división internacional del trabajo, en las corrientes financieras, en las cadenas transnacionales de valor y en la creación y gestión del progreso técnico”.
“De allí deriva la política económica impuesta, fundada en la apertura incondicional al mercado mundial, la reducción del Estado a su mínima expresión y el abandono de toda pretensión de construir proyectos nacionales de desarrollo. Observar la ¨globalización¨ desde los países de la periferia del sistema, resulta fundamental para su desarrollo económico”, explica el documento.
“El primer requisito para impulsar el desarrollo es rechazar el cuerpo de ideas elaborado en los países dominantes, desde la teoría clásica del comercio internacional hasta la de las expectativas racionales y el Consenso de Washington”.
“En el transcurso de la década de 1970, la creciente influencia de la globalización financiera y la instalación de la ortodoxia neoliberal en las economías nacionales, revivió el propósito dominante del pensamiento céntrico”, relata el trabajo coordinado por Aldo Ferrer.
“Atrapada en sus desequilibrios macroeconómicos, altos niveles de deuda y conflictos sociales y políticos, la mayor parte e América Latina sucumbió a las nuevas tendencias bajo los programas de “ajuste estructural” inspirados en el Consenso de Washington”. El epílogo fue la década perdida de los años ´80 y, a partir de allí, diversas trayectorias nacionales, con combinaciones diversas del paradigma neoliberal y la búsqueda de caminos alternativos”.
“Desde las perspectivas del canon neoliberal y aún, de aún, de un progresismo resignado observable en nuestros países, las fuerzas de la globalización son tan abrumadoras que han dejado de ser viables los proyectos nacionales de desarrollo”. “Sólo sería posible buscar nichos del mercado en donde acomodarse y esperar que los impulsos externos promuevan el desarrollo, postura que reproduce el subdesarrollo y la condición periférica”, advierte el Grupo Fénix.
“La entronización del mercado como institución central, fundante e impuesta con particular fuerza desde fines de los ’70, ha mostrado ser –una vez más– una opción a la postre inviable”.
“En particular, la prevalencia del sistema financiero sobre el sistema productivo, también llamada “financiarización”, no sólo contribuye a anarquizar los mercados de capitales, sino que también ataca desde diversos flancos a la economía real y al empleo, induciendo espirales acumulativas que terminan desestabilizando la actividad económica, corroyendo los lazos sociales y, finalmente, dañando gravemente a los propios Estados-Nación”.
“El sistema financiero vigente instala también el despilfarro, la polarización en la distribución de la riqueza y los ingresos, la desvalorización del trabajo a favor de la especulación y la ‘economía-casino’ y, finalmente, la anomia moral”, explica el trabajo.
“En la actualidad la crisis global iniciada a fines de 2007, resultante del descalabro del sistema financiero globalizado y especulativo y su impacto en la economía real”. “Estos acontecimientos debilitan la influencia del paradigma neoliberal como “canon organizador del orden mundial” y por ende , la influencia del pensamiento céntrico en Sudamérica. En este renovado vacío teórico, vuelven a surgir las ideas inspiradas en Prebisch, Furtado y otros maestros del estructuralismo latinoamericano”.
“Nuestros países buscan respuestas propias a los desafíos y oportunidades, que actualmente plantea la globalización, pro caminos diversos, pero inspirados en una visión propia de la realidad y con convencimiento de que en definitiva, cada país tiene la globalización que se merece en virtud de sus políticas nacionales”.
“Esta convergencia de transformaciones e incertidumbres en el orden mundial y de cambios en la orientación económica de los países, es el escenario apropiado para organizar respuestas distintas a las neoliberales, en los diversos frentes de la globalización”
“En el plano sudamericano, por otro lado, la actual coyuntura es propicia para afienzar la estrategia de inserción internacional que se proyecta a un espacio regional a través de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)”.
“La integración de los países de la región es una de las opciones estratégicas de nuestros gobiernos que permitirá sintetizar el objetivo de una mejor inserción internacional, a la vez que generará condiciones de paz y desarrollo integral que puedan dar respuesta a las aspiraciones enraizadas en nuestra historia y geografía comunes”.
Sin mencionar el proceso del Mercosur, el documento instala idea de que “deben construirse, para ello, instituciones y mecanismos que permitan avanzar en el tratamiento de los inevitables conflictos que conllevan estos procesos”.
“Destacamos que la Unasur debe constituir, a nuestro entender, un capítulo central de las políticas exteriores de los paíes que la integran, principalmente por el espacio económico y político ampliado con mayor potencialidad para sustentar el desarrollo nacional de nuestros países y su integración solidaria”.
“Debemos instalar el debate sobre las políticas regionales necesarias, no sólo para enfrentar las consecuencias de la crisis de los países centrales, sino principalmente para corregir las asimetrías que puedan constituir un obstáculo insalvable para el progreso común de todos nuestros habitantes, generando la posibilidad de un desarrollo apoyado en una distribución equitativa del ingreso que nos permita una vida en común que será digna si alcanza a todos”, termina el documento.
Acerca del Grupo Fénix
En su declaración constitutiva, el Fénix se define como un grupo de economistas que desde fines de 2000 está discutiendo, en el ámbito de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, los problemas centrales de la economía argentina y formulando propuestas, con la mirada puesta en el mediano y largo plazo, y también con algunas medidas de corto plazo que permitan enfrentar la crisis actual.
En el mes de diciembre de 2001 la Universidad de Buenos Aires resolvió aprobar el proyecto estratégico "Hacia el Plan Fénix, diagnóstico y propuestas. Una estrategia de reconstrucción de la economía argentina para el crecimiento con equidad" mediante resolución No 6846 de su Consejo Superior y designar como Director del Proyecto al Dr. Abraham Leonardo Gak.
En uno de sus documentos fundacionales el Grupo señala:
"La Universidad tiene, entre sus responsabilidades, la de pensar el país en el marco del escenario mundial para contribuir a elevar la calidad de vida del conjunto de la población y consolidar la democracia.
Esta tarea es particularmente crítica y urgente en momentos como los actuales, signados por el estancamiento, la concentración de la riqueza, el aumento de la pobreza y la exclusión, y la pérdida de la capacidad de decidir nuestro propio destino.
En cumplimiento de esa responsabilidad ineludible, docentes e investigadores convocan a la reflexión común para aportar a un diagnóstico acerca de la naturaleza de los problemas centrales de la economía argentina y comenzar a formular propuestas que permitan resolver la crisis y movilizar el formidable potencial con que cuenta nuestro país", concluye en su declaración del año 2000.
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