Un Mercosur potenciado
Proyectando un escenario de integración para el Siglo XXI, más inclusivo, la incorporación de nuevos socios al Mercosur debiera ser considerada estratégica por su potencial dinamizador. De acuerdo con lo que asegura Oscar Casal en su nota, se ajusta a la posición sostenida por Argentina, Brasil y Uruguay sobre la vigencia normativa en el Mercosur, contemplada en el Tratado de Asunción (artículo 20, 3°) y la Decisión del Consejo del Mercado Común (CMC) Nro. 28/05, que lo reglamenta.
Proyectando un escenario de integración para el Siglo XXI, más inclusivo, la incorporación de nuevos socios al Mercosur debiera ser considerada estratégica por su potencial dinamizador. Es por ello que el ingreso de Venezuela al Mercosur, que se producirá inminentemente, de ninguna manera debiera ser visto como un ingreso por la ventana, muy por el contrario, es un ingreso por la puerta principal para dar el puntapié inicial de una integración sudamericana basada en un nuevo paradigma estratégico e histórico.
En mi opinión, asegura Oscar Casal en su nota, se ajusta a la posición sostenida por Argentina, Brasil y Uruguay sobre la vigencia normativa en el Mercosur, contemplada en el Tratado de Asunción (artículo 20, 3°) y la Decisión del Consejo del Mercado Común (CMC) Nro. 28/05, que lo reglamenta. Sobre el particular señalan que la Decisión 29/05 del CMC aprueba por unanimidad, incluyendo Paraguay, la solicitud de Adhesión de Venezuela al Mercosur ratificada por el Protocolo de Adhesión de la República Bolivariana al Mercosur, que solamente no ha sido ratificado, por cuestiones políticas domésticas, por el Senado de Paraguay.
El referido Protocolo establece que entrará en vigor 30 días contados a partir de la fecha de depósito del último instrumento de ratificación. Argentina, Brasil y Uruguay ya habían depositado oportunamente sus instrumentos ratificatorios, Venezuela hizo lo propio el 13 de julio ppdo, lo cual, desde la normativa vigente, la entrada en vigor del mismo ocurrirá el 12 de agosto próximo y como lo establece el artículo 2 de la Decisión 28/5 será el Consejo del Mercado Común quien por unanimidad la aprobará. Al estar Paraguay suspendido, por ende sin derecho a voz ni a voto, serán los representantes de Argentina, Brasil y Uruguay, miembros en ejercicio pleno de sus derechos, quienes deberán legitimar la adhesión en cuestión. Sería ilógico pensar que la suspensión de un Estado Parte implique el “congelamiento” de todo el Mercosur. A su vez, la medida excepcional de urgencia presentada por Paraguay ante el Tribunal de Revisión Permanente del Mercosur, que tenía por objeto anular, aunque sea temporalmente, la suspensión adoptada en Mendoza, y continuar vetando el ingreso de Venezuela, fue denegada por dicho Tribunal en su Laudo 1/2012 del 21 de julio ppdo. donde “decide que no están presentes los requisitos para la admisibilidad del procedimiento excepcional de urgencia reglado en la Decisión 23/04” , toda vez que existen vías jurisdiccionales previstas en el Protocolo de Olivos y normas complementarias.
Coincidiendo con lo expresado por el Presidente Mujica, de unificar Mercosur y UNASUR, creo que debiera abrirse un amplio y profundo debate acerca de que modelo de integración se está en condiciones realistas de poder desarrollar en un escenario político, institucional y económico sensiblemente distinto al que dio origen al Mercosur allá por 1991.
El modelo europeo, clonado por el Mercosur en los 90, hoy está en crisis y evidencia preocupantes falencias políticas y de diseño que afectan a la eurozona y al planeta en su conjunto. ¿Es éste el modelo que precisa la región para su desarrollo económico y su inserción internacional?
Crisis europea mediante, se abre una oportunidad para que el Mercosur pueda evaluar en el actual contexto histórico, la conveniencia de mantener la matriz original, de características rígidas, que le ha impedido avanzar con fluidez desde hace mas de una década, o bien consensuar y construir un nuevo modelo de integración moderno, inclusivo, flexible e innovador contemplando las especificidades autóctonas de nuestra asimétrica diversidad regional.
Frente al desafío que produjo la situación política paraguaya, se abren interesantes posibilidades y perspectivas para analizar en profundidad objetivos, tácticas y estrategias de integración regionales, a partir de una plataforma de integración como el Mercosur que ciertamente es perfectible.
Por un lado el desafío de “blindar la democracia” en la región como principio superior e innegociable para que hechos destituyentes como el caso Paraguay se desalienten y destierren definitivamente.
Por el otro lado reafirmar y consolidar de modo conceptual y pragmático un modelo de integración regional para el Siglo XXI asumiendo compromisos políticos y reglas de juego que los países miembros estén en condiciones de cumplir de manera realista y no dogmática.
En este sentido, carecer de objetivos económico/comerciales ambiciosos pero realistas en un proceso de integración, sólo sentará las bases de una matriz debilitada. Ahora bien, desde una perspectiva moderna e inclusiva de integración para el Siglo XXI, no debieran de estar ausentes los temas estratégicos que harán a la agenda regional tales como la integración de cadenas de valor, integración para el desarrollo económico, integración en ciencia y tecnología, integración física y energética, integración política y económica en relación a los recursos naturales, integración en defensa y seguridad, una estrategia regional eficaz en materia de relacionamiento y posicionamiento internacional y por supuesto la integración ciudadana que dote de identidad y pertenencia al proceso regional.
Por Oscar Casal Presidente de EPICA – Espacio para la integración y la convergencia
En mi opinión, asegura Oscar Casal en su nota, se ajusta a la posición sostenida por Argentina, Brasil y Uruguay sobre la vigencia normativa en el Mercosur, contemplada en el Tratado de Asunción (artículo 20, 3°) y la Decisión del Consejo del Mercado Común (CMC) Nro. 28/05, que lo reglamenta. Sobre el particular señalan que la Decisión 29/05 del CMC aprueba por unanimidad, incluyendo Paraguay, la solicitud de Adhesión de Venezuela al Mercosur ratificada por el Protocolo de Adhesión de la República Bolivariana al Mercosur, que solamente no ha sido ratificado, por cuestiones políticas domésticas, por el Senado de Paraguay.
El referido Protocolo establece que entrará en vigor 30 días contados a partir de la fecha de depósito del último instrumento de ratificación. Argentina, Brasil y Uruguay ya habían depositado oportunamente sus instrumentos ratificatorios, Venezuela hizo lo propio el 13 de julio ppdo, lo cual, desde la normativa vigente, la entrada en vigor del mismo ocurrirá el 12 de agosto próximo y como lo establece el artículo 2 de la Decisión 28/5 será el Consejo del Mercado Común quien por unanimidad la aprobará. Al estar Paraguay suspendido, por ende sin derecho a voz ni a voto, serán los representantes de Argentina, Brasil y Uruguay, miembros en ejercicio pleno de sus derechos, quienes deberán legitimar la adhesión en cuestión. Sería ilógico pensar que la suspensión de un Estado Parte implique el “congelamiento” de todo el Mercosur. A su vez, la medida excepcional de urgencia presentada por Paraguay ante el Tribunal de Revisión Permanente del Mercosur, que tenía por objeto anular, aunque sea temporalmente, la suspensión adoptada en Mendoza, y continuar vetando el ingreso de Venezuela, fue denegada por dicho Tribunal en su Laudo 1/2012 del 21 de julio ppdo. donde “decide que no están presentes los requisitos para la admisibilidad del procedimiento excepcional de urgencia reglado en la Decisión 23/04” , toda vez que existen vías jurisdiccionales previstas en el Protocolo de Olivos y normas complementarias.
Coincidiendo con lo expresado por el Presidente Mujica, de unificar Mercosur y UNASUR, creo que debiera abrirse un amplio y profundo debate acerca de que modelo de integración se está en condiciones realistas de poder desarrollar en un escenario político, institucional y económico sensiblemente distinto al que dio origen al Mercosur allá por 1991.
El modelo europeo, clonado por el Mercosur en los 90, hoy está en crisis y evidencia preocupantes falencias políticas y de diseño que afectan a la eurozona y al planeta en su conjunto. ¿Es éste el modelo que precisa la región para su desarrollo económico y su inserción internacional?
Crisis europea mediante, se abre una oportunidad para que el Mercosur pueda evaluar en el actual contexto histórico, la conveniencia de mantener la matriz original, de características rígidas, que le ha impedido avanzar con fluidez desde hace mas de una década, o bien consensuar y construir un nuevo modelo de integración moderno, inclusivo, flexible e innovador contemplando las especificidades autóctonas de nuestra asimétrica diversidad regional.
Frente al desafío que produjo la situación política paraguaya, se abren interesantes posibilidades y perspectivas para analizar en profundidad objetivos, tácticas y estrategias de integración regionales, a partir de una plataforma de integración como el Mercosur que ciertamente es perfectible.
Por un lado el desafío de “blindar la democracia” en la región como principio superior e innegociable para que hechos destituyentes como el caso Paraguay se desalienten y destierren definitivamente.
Por el otro lado reafirmar y consolidar de modo conceptual y pragmático un modelo de integración regional para el Siglo XXI asumiendo compromisos políticos y reglas de juego que los países miembros estén en condiciones de cumplir de manera realista y no dogmática.
En este sentido, carecer de objetivos económico/comerciales ambiciosos pero realistas en un proceso de integración, sólo sentará las bases de una matriz debilitada. Ahora bien, desde una perspectiva moderna e inclusiva de integración para el Siglo XXI, no debieran de estar ausentes los temas estratégicos que harán a la agenda regional tales como la integración de cadenas de valor, integración para el desarrollo económico, integración en ciencia y tecnología, integración física y energética, integración política y económica en relación a los recursos naturales, integración en defensa y seguridad, una estrategia regional eficaz en materia de relacionamiento y posicionamiento internacional y por supuesto la integración ciudadana que dote de identidad y pertenencia al proceso regional.
Por Oscar Casal Presidente de EPICA – Espacio para la integración y la convergencia
Oscar Casal