Un nuevo horizonte para las regiones en el escenario global
La Región Centro concentra aproximadamente el 23 % del PBI de la Argentina y el 20 % de su población, ha creado su propia secretaría, y ha participado activamente en rondas de negocios internacionales tanto al nivel intra-MERCOSUR como en terceros países como China o Rusia. Si bien en 2005 aportaba el 32% de las exportaciones globales, y produce el 60% de las MOI, del total de las retenciones nacionales la región ha aportado el 60%, cuestión a considerar cuidadosamente para que “el Centro” pueda seguir creciendo, favoreciendo la reinversión y generando externalidades virtuosas. Lo explica el analista de integración económica Nahuel Oddone en una nota.
Históricamente las regiones han sido consideradas sólo “como las grandes divisiones territoriales de una nación, definidas por características geográficas e histórico-sociales”. Todo parece indicar que el actual horizonte económico global les asigna un nuevo rol internacional.
El concepto de región suele recordarnos aquella vieja división geográfica de nuestro territorio que el alumno solía estudiar en la escuela primaria y retomaba en el secundario. La región Pampeana, la región de Cuyo, la Mesopotámica, así se recorría todo el territorio nacional. Sabíamos que al hablar de regiones, no se hablaba de una unidad administrativa, sino de una “simple” división geográfica que se realizaba a partir de las características comunes de las provincias que las conformaban. La pregunta entonces a considerar es:
¿Hasta qué punto esta interpretación del concepto de región sigue siendo válida para el sistema internacional actual?
Desde nuestra perspectiva, en el nuevo orden global las regiones deben adquirir una serie de características específicas que implican “derribar” la imagen de un Estado-Nación fuerte y unívoco, y es en este sentido que el estudioso Kenichi Ohmae ha considerado las regiones como unidades geográficas y económicas de la Economía global.
Cómo entender a las regiones en un mundo global
Las regiones son los nuevos centros de crecimiento en el mundo actual; y básicamente podemos encontrar de dos tipos: aquellas que surgen como polo de desarrollo al interior de un Estado; o bien, aquellas que se pueden extender más allá de las fronteras uniendo porciones de territorio pertenecientes a dos o más Estados diferentes. La síntesis de estos procesos se encontrará en lo que la literatura ha dado en llamar: “Región-Estado”, en donde pesa más la idea de Región que la de Estado.
En principio podríamos sostener que las características de las Regiones Estado son las siguientes: la población es importante pero no definitoria numéricamente hablando, el mercado doméstico debe ser lo suficientemente grande como para favorecer la inversión interna, debe contar con un aeropuerto o puerto internacional de cierto relieve que favorezca las relaciones con el exterior, poseer una centro universitario de excelencia con alta dedicación a la investigación y desarrollo (IyD) y la generalidad del territorio debe contar con una actitud de apertura explícita hacia el exterior.
Para Ohmae, el tamaño es un estado mental de las cosas, transformándose así en un elemento clave del proceso: “la actitud de apertura mental hacia el exterior”, no debe existir diferenciación alguna entre nativo y extranjero, la tolerancia e igualdad de chances debe reinar para todos, pues esto favorece la creatividad e inventiva, el desarrollo de nuevas tecnologías y permite la reubicación de oficinas centrales de compañías internacionales dado que los índices de las regiones Estado resultan atractivos. La actitud de apertura mental hacia el exterior favorece la internacionalización del territorio.
El objetivo de la Región Estado es crear un círculo virtuoso para el crecimiento económico flexible y de características contrastadas (no ofrecer de todo y mal, sino un pequeño grupo de cosas con calidad y excelencia). Ejemplos de Región Estado tenemos en Vancouver y la Columbia Británica, la isla de Hainan en China, el triángulo conformado entre Estonia, Finlandia y Suecia, la región del Báltico, Sao Paulo, etc.
Una aplicación para la Argentina
La conformación de regiones, o regionalización, es un movimiento integracionista que en principio surge de hecho y al interior de un Estado; contando como única excepción lo que ha sido conocida como regionalización transfronteriza.
Este movimiento “de hecho” pasa a ser “de derecho” cuando se crean instituciones específicas desde las cuales se empieza a tomar decisiones, importando aquí claramente los derechos constitucional y administrativo de cada Estado. Por lo general, los Estados Federales están en mejores condiciones para favorecer los procesos de regionalización a partir de toda una serie de delegaciones que ya se han realizado en el territorio, particularmente importante la delegación impositiva y de recaudación.
Desde la Reforma Constitucional de 1994, se permite a las provincias encarar sus propios procesos de regionalización, presentándose actualmente como interesante el caso de la Región Centro (conformada por Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos).
La Región Centro concentra aproximadamente el 23 % del PBI de la Argentina y el 20 % de su población, ha creado su propia secretaría –institucionalizando así la regionalización-, y ha participado activamente en rondas de negocios internacionales tanto al nivel intra-MERCOSUR como en terceros países como China o Rusia.
Al aplicar las características de Ohmae a la Región Centro, encontramos los siguientes datos. Se cuenta con 29 universidades y un total de 350.000 estudiantes, la primera Universidad de la Argentina con su sede en Córdoba, e identificamos el dictado de carreras como: biotecnología, informática, nuevas tecnologías aplicadas a la producción agrícola y de medicamentos, etc., conformando así una oferta académica que busca intervenir sobre la realidad local.
En la región se encuentran tres importantes puertos: Rosario, Santa Fe y Paraná, y tres importantes aeropuertos: Córdoba, Rosario y Santa Fe, siendo considerado el primero de éstos como el segundo en importancia del país favoreciendo así la internacionalización de los territorios.
La región bajo estudio aportó en 2005: 32% de lo exportado por la Argentina; produciendo el 23% de los productos primarios, el 60% de las manufacturas de origen agroindustrial y el 14% de las manufacturas de origen industrial.
No obstante, debemos destacar que del total de las retenciones nacionales la región ha aportado el 60%, cuestión a considerar cuidadosamente para que “el Centro” pueda seguir creciendo, favoreciendo la reinversión y generando externalidades virtuosas.
Lic. Nahuel Oddone.
Analista en temas de Integración Económica y Desarrollo Regional.