Una cooperación subrregional concebida como dispositivo disuasorio a nivel internacional
Si los Estados vecinos ya no constituyen hipótesis de conflicto sino de cooperación ¿Hasta qué punto la doctrina militar forjada en el nacionalismo más estricto es compatible con esta nueva realidad regional?
La pregunta se la hizo Héctor Saint Pierre, catedrático de la Universidad de San Pablo y asesor en temas de defensa del Brasil, durante el “Seminario de Defensa Nacional: Desafíos y Perspectivas en el Siglo XXI”, organizado por el Ministerio de Defensa argentino.
El investigador paulista comenzó su exposición desplegando una serie de conceptos tendientes a diferenciar la fuerza interna de la externa, señalando que cada una de ellas remite a doctrinas y estructuras particulares en las complejas sociedades modernas. De acuerdo con la noción hobbesiana, el monopolio de la fuerza interna –resultado del acuerdo entre los individuos para delegarla en una instancia superior de carácter soberano– tiene como finalidad la protección mutua de los ciudadanos al interior de los Estados, entendidos como unidades decisorias. Como contrapartida, la fuerza externa es aquella que se desenvuelve en la concurrencia exterior de las fuerzas de la totalidad de los Estados, y tiene como objetivo garantizar el respeto de la soberanía interna; es decir, la vigencia de las decisiones soberanas de cada unidad decisoria.
Estas nociones elementales, que enmarcan cualquier perspectiva estratégica de la política exterior y de la defensa, fueron eclipsadas a lo largo de la región durante las décadas de los ´80 y ´90 como consecuencia de una coyuntura que obligó a poner la atención casi exclusivamente en el control civil de la actividad militar, cuya insubordinación a los intereses colectivos había dado lugar a la instauración de regímenes de dictadura. De allí que se llegó al extremo de resistir cualquier idea que implicara otorgar algún tipo de legitimidad a la fuerza militar. Sin embargo, esta situación resulta a todas luces insostenible, en la medida en que es imposible pensar en la supervivencia de cualquier unidad decisoria prescindiendo de la fuerza externa como instancia de defensa y elemento fundamental de su política exterior.
Las fuerzas armadas son estructuras permanentes del Estado, en cuyo adoctrinamiento se ve involucrada la doctrina filosófica, el ethos militar, que es inseparable de la función en la política externa del Estado. Saint Pierre se pregunta hasta qué punto esa doctrina, forjada en el nacionalismo más estricto, es compatible con la nueva realidad de integración y cooperación regional. Buena parte de los actuales oficiales superiores en nuestros países han sido formados bajo una doctrina de hipótesis de conflicto cruzadas y de desconfianzas mutuas, e incluso en muchos casos ese tipo de formación sigue vigente en la actualidad. Sin embargo, se perfila un futuro de cooperación en donde los vecinos ya no son la hipótesis de empleo de la fuerza militar sino, por el contrario, un factor capaz de potencializar la fuerza propia.
Es en este sentido que el investigador paulista afirma que el régimen de cooperación subrregional sudamericano debe ser concebido como un dispositivo disuasorio a nivel internacional. Incluso cuando los mecanismos de cooperación no se producen a través de instancias formales, como puede ser el caso de los cursos cruzados entre oficiales de las diferentes fuerzas o escuelas, lo importante es la existencia misma de estas formas de cooperación y el hecho de que estén funcionando de manera satisfactoria.
Por último, un punto importante a tener en cuenta en relación con la integración y la cooperación entre los países de la región, tiene que ver con que no es necesaria –a juicio del investigador– la existencia de una plena comunidad de intereses entre las partes cooperantes. Las razones por las cuales dos o más países deciden cooperar entre sí pueden ser mutuamente diferentes, y en cierto sentido así debe ocurrir, en la medida en que la propia identidad, el propio pensamiento estratégico que tiene que ver con la esencialidad de una nación, es resultado no sólo de las características de su historia, su cultura o su lengua, sino también del hecho de que tales elementos la diferencian de las otras naciones. Esto significa que el otro es una referencia fundamental en la construcción de la propia identidad, a punto tal que las percepciones mutuas entre los diferentes Estados constituyen la materia empírica de las relaciones políticas internacionales.
La situación Brasileña
Adentrándose específicamente en la coyuntura de la defensa en el vecino país, Saint Pierre destacó que el Ministerio de Defensa está siendo reestructurado desde el punto de vista legal en el marco de una redefinición de la estrategia de defensa nacional. En este aspecto, señaló la importancia de la producción y difusión de un documento en el cual se expresan, de cara a la comunidad regional, los objetivos, dificultades y características de la política de defensa del Brasil. La creación del Estado Mayor Conjunto y el establecimiento de su estructura, tanto como la incorporación de personal civil especializado en cuestiones de defensa, constituyen otros de los ítems destacados de esta nueva realidad del líder sudamericano.
Por último, y en relación con el rol fundamental que debe cumplir la comunidad epistémica, se puso de resalto el significativo esfuerzo que constituye el Prodefensa. Se trata de un proyecto en conjunto con el Ministerio de Educación destinado a la generación de cuadros académicos, con títulos de masters y doctores en el área de la defensa, y que ya ha sido aprobado por el Consejo de Defensa Sudamericano, constituyendo en sí mismo un mecanismo de confianza mutua entre los cursantes de los diferentes países involucrados.
Gustavo Sánchez
El investigador paulista comenzó su exposición desplegando una serie de conceptos tendientes a diferenciar la fuerza interna de la externa, señalando que cada una de ellas remite a doctrinas y estructuras particulares en las complejas sociedades modernas. De acuerdo con la noción hobbesiana, el monopolio de la fuerza interna –resultado del acuerdo entre los individuos para delegarla en una instancia superior de carácter soberano– tiene como finalidad la protección mutua de los ciudadanos al interior de los Estados, entendidos como unidades decisorias. Como contrapartida, la fuerza externa es aquella que se desenvuelve en la concurrencia exterior de las fuerzas de la totalidad de los Estados, y tiene como objetivo garantizar el respeto de la soberanía interna; es decir, la vigencia de las decisiones soberanas de cada unidad decisoria.
Estas nociones elementales, que enmarcan cualquier perspectiva estratégica de la política exterior y de la defensa, fueron eclipsadas a lo largo de la región durante las décadas de los ´80 y ´90 como consecuencia de una coyuntura que obligó a poner la atención casi exclusivamente en el control civil de la actividad militar, cuya insubordinación a los intereses colectivos había dado lugar a la instauración de regímenes de dictadura. De allí que se llegó al extremo de resistir cualquier idea que implicara otorgar algún tipo de legitimidad a la fuerza militar. Sin embargo, esta situación resulta a todas luces insostenible, en la medida en que es imposible pensar en la supervivencia de cualquier unidad decisoria prescindiendo de la fuerza externa como instancia de defensa y elemento fundamental de su política exterior.
Las fuerzas armadas son estructuras permanentes del Estado, en cuyo adoctrinamiento se ve involucrada la doctrina filosófica, el ethos militar, que es inseparable de la función en la política externa del Estado. Saint Pierre se pregunta hasta qué punto esa doctrina, forjada en el nacionalismo más estricto, es compatible con la nueva realidad de integración y cooperación regional. Buena parte de los actuales oficiales superiores en nuestros países han sido formados bajo una doctrina de hipótesis de conflicto cruzadas y de desconfianzas mutuas, e incluso en muchos casos ese tipo de formación sigue vigente en la actualidad. Sin embargo, se perfila un futuro de cooperación en donde los vecinos ya no son la hipótesis de empleo de la fuerza militar sino, por el contrario, un factor capaz de potencializar la fuerza propia.
Es en este sentido que el investigador paulista afirma que el régimen de cooperación subrregional sudamericano debe ser concebido como un dispositivo disuasorio a nivel internacional. Incluso cuando los mecanismos de cooperación no se producen a través de instancias formales, como puede ser el caso de los cursos cruzados entre oficiales de las diferentes fuerzas o escuelas, lo importante es la existencia misma de estas formas de cooperación y el hecho de que estén funcionando de manera satisfactoria.
Por último, un punto importante a tener en cuenta en relación con la integración y la cooperación entre los países de la región, tiene que ver con que no es necesaria –a juicio del investigador– la existencia de una plena comunidad de intereses entre las partes cooperantes. Las razones por las cuales dos o más países deciden cooperar entre sí pueden ser mutuamente diferentes, y en cierto sentido así debe ocurrir, en la medida en que la propia identidad, el propio pensamiento estratégico que tiene que ver con la esencialidad de una nación, es resultado no sólo de las características de su historia, su cultura o su lengua, sino también del hecho de que tales elementos la diferencian de las otras naciones. Esto significa que el otro es una referencia fundamental en la construcción de la propia identidad, a punto tal que las percepciones mutuas entre los diferentes Estados constituyen la materia empírica de las relaciones políticas internacionales.
La situación Brasileña
Adentrándose específicamente en la coyuntura de la defensa en el vecino país, Saint Pierre destacó que el Ministerio de Defensa está siendo reestructurado desde el punto de vista legal en el marco de una redefinición de la estrategia de defensa nacional. En este aspecto, señaló la importancia de la producción y difusión de un documento en el cual se expresan, de cara a la comunidad regional, los objetivos, dificultades y características de la política de defensa del Brasil. La creación del Estado Mayor Conjunto y el establecimiento de su estructura, tanto como la incorporación de personal civil especializado en cuestiones de defensa, constituyen otros de los ítems destacados de esta nueva realidad del líder sudamericano.
Por último, y en relación con el rol fundamental que debe cumplir la comunidad epistémica, se puso de resalto el significativo esfuerzo que constituye el Prodefensa. Se trata de un proyecto en conjunto con el Ministerio de Educación destinado a la generación de cuadros académicos, con títulos de masters y doctores en el área de la defensa, y que ya ha sido aprobado por el Consejo de Defensa Sudamericano, constituyendo en sí mismo un mecanismo de confianza mutua entre los cursantes de los diferentes países involucrados.
Gustavo Sánchez
mercosurabc