Alcanzar a Brasil. Políticas, mercados y modelo pro competitivo

Hoy la brecha de productividad entre Argentina y Brasil se amplió notablemente. Esto se expresa básicamente en cuatro grandes áreas, que es donde están los conflictos comerciales con Brasil, que es el mundo de los textiles, calzados, metalmecánica y autopartes, señaló el director de la oficina argentina de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Bernardo Kosacoff, en el marco de un seminario organizado por el Instituto de Servicio Exterior de la Nación. La única gran diferencia es que nosotros paramos de invertir en el año ´98 y Brasil siguió invirtiendo en muchos sectores, fundamentalmente con políticas públicas de apoyo importantes. ¿Cómo hacer para alcanzar a los brasileños? Es un problema complejo de vínculo entre políticas y mercados. Son mecanismos de coordinación que cuando mercados imperfectos no tienen la capacidad de generarlos, deben ser reemplazados por un conjunto de políticas públicas. Afortunadamente, en este momento la Argentina recuperó el manejo de los instrumentos de política económica que tienen todos los países que presentan buen desempeño, factor esencial para emprender esta tarea. En suma, la cuestión es lograr un conjunto de instituciones e incentivos para generar un modelo pro competitivo que permita recuperar la capacidad de crecer.


A mediados de los ´90 teníamos iguales niveles de eficiencia en muchos sectores, pero hoy la brecha de productividad entre los dos mayhores socios del Mercosur se amplió notablemente. Esto se expresa básicamente en cuatro grandes áreas, que es donde están los conflictos comerciales con Brasil, que es el mundo de los textiles, calzados, metalmecánica y autopartes. Entonces, ¿cómo hacer para alcanzar a los brasileros? crear las instituciones cuando no existen y crear los mercados cuando estos no existen.

Es un problema complejo de vínculo entre políticas y mercados. El otro tema fundamental es recrear los bienes públicos que en esta sociedad se han erosionado. Todos estos mecanismos de coordinación, cuando mercados imperfectos no tienen la capacidad de hacerlo tiene que ser reemplazado por un conjunto de políticas públicas.

Nosotros les vendíamos alimentos sin valor agregado y energía a Brasil durante todos estos años, los próximos años ya no lo va a comprar porque va a ser autosuficiente. Cuando uno mira el desempeño general de Brasil y Argentina, a los dos nos fue mal durante todos estos años, tenemos más o menos los mismos problemas, crecimos poco, mala distribución del ingreso, mala ocupación del territorio, patrón de especialización con pocos productos con valor agregado, etc. La única gran diferencia es que nosotros paramos de invertir en el año ´98 y Brasil siguió invirtiendo en muchos sectores, fundamentalmente con políticas públicas de apoyo importantes. Esto nos da que a mediados de los ´90 teníamos iguales niveles de eficiencia en muchos sectores, y hoy la brecha de productividad se amplió notablemente. Esto se expresa básicamente en cuatro grandes áreas, que es donde están los conflictos comerciales con Brasil, que es el mundo de los textiles, calzados, metalmecánica y autopartes.

Alcanzar a Brasil

La brecha es muy grande, porque Brasil tiene plantas mucho más eficientes y modernas, ganó mucho en tecnología de procesos, tiene buenos proveedores, cadenas productivas más integradas.

Necesitaríamos de grandes inversiones. Ahí viene el gran miedo de endeudarse, independientemente de que en Argentina no hay en dónde endeudarse. El otro problema es que las acciones individuales no son suficientes, aparece un problema de coordinación muy complejo. Cuando me enfrento al mercado de trabajo no tengo mano de obra calificada, no tengo proveedores, no tengo sistema financiero. La persona, individualmente no lo puede resolver, entonces viene todo el conjunto de cosas fundamentales que son las que justifican las intervenciones de políticas, esto es, crear las instituciones cuando no existen y crear los mercados cuando estos no existen.

Es un problema complejo de vínculo entre políticas y mercados. El otro tema fundamental es recrear los bienes públicos que en esta sociedad se han erosionado, esto es cuestiones elementales de innovación, calificación de recursos humanos, información para comercio exterior, desarrollo de proveedores, etc. Todos estos mecanismos de coordinación, cuando mercados imperfectos no tienen la capacidad de generarlos, tiene que ser reemplazado por un conjunto de políticas públicas que nos permitan crear los mercados y los mecanismos de coordinación que sirvan para que la gente tome decisiones en contextos de alta incertidumbre, tendiendo a su reducción.

Cuando pensamos en cómo nos integramos con Brasil y con el mundo, y seguimos viviendo en una economía abierta, y hacemos sustentable el crecimiento, hay un conjunto de políticas que es necesario implementar para fortalecer las actividades privadas, en la dirección en donde los beneficios privados coincidan con los beneficios sociales. Me da la impresión de que la macro actual provee un tiempo suficiente para pensar en estas cosas, pero a medida que más rápido crezcamos menos tiempo vamos a tener. El crecimiento no solamente va a resolver los problemas distributivos; tiene que estar acompañado por cambios de incentivos y regulaciones en términos de generar situaciones de equidad mayor.

El caso argentino

En Argentina han existido ciclos de todo tipo. En el año ‘80 el PBI per cápita argentino era de 15.000 dólares (medido en dólares del año 2000), o sea mayor de lo que tenían varios países europeos. Esto duró poco, nos fuimos rápidamente a los 5.000, la inflación nos llevó a menos de 3.000, y luego tuvimos un largo proceso, entre el ´91 y el ´98, en donde nuevamente volvimos a estar a un paso de Europa, con un ingreso de 9.000 dólares per cápita. Todos sabemos perfectamente que no lo pudimos mantener, no pudimos hacer las políticas adecuadas, nos fuimos a los 2.000 del año 2000, y ahora estamos en los 3.500.

Cuando miramos hacia atrás, por ejemplo la convertibilidad, aparece claramente que vivíamos una especie de ilusión. Tuvimos un nivel de endeudamiento muy alto, vendimos una gran cantidad de activos públicos, y se vendieron casi mil posiciones de mercado de empresas nacionales a filiales de empresas transnacionales; eso generó una entrada de dinero que fue mayor que la riqueza que generábamos, esto estuvo asociado a consumos públicos y privados, justamente mayor que la generación de valor.

De esa ilusión, obviamente caímos a algo mucho más abajo de lo que realmente es el potencial de la Argentina.

Trataré de hacer algunas referencias en términos de tratar de ver qué pasó con el aparato productivo y cuál es el punto de partida que tenemos ahora para tratar de entender donde están las posibilidades de crecimiento de la economía argentina, donde todos sabemos que para crecer, es necesario disponer de recursos, de buenas intenciones, de una buena macro economía, una buena infraestructura, pero básicamente, el factor esencial es cómo generamos modelos de organización de la producción que estén profundamente asociados al desarrollo de capacidades tecnológicas endógenas, a un proceso de innovación permanente y a una permanente calificación de los recursos humanos.

Todos sabemos que estas inestabilidades derivaron en que la economía, durante todas estas décadas, quedó limitada a los aspectos macro económicos.

Si uno mira los años ´90, cuando se eligió la convertibilidad, en esencia fue porque llevábamos varias décadas de fracaso en términos de manejo de las políticas económicas para tratar de lograr la estabilidad y la reforma del sistema económico, y los agentes económicos ya no creían más a los ejecutores de políticas. Entonces se eligió un programa de política económica en donde el Ministro se ataba las manos y le decía a la gente “esta vez créanme porque no tengo posibilidad de emitir moneda, de tener un juego fiscal propio, de mover el tipo de cambio”, y lo que esta planteado acá es el margen estrecho donde lo que estoy tratando de ganar es credibilidad frente a la pérdida de flexibilidad, que se necesitaba sobre todo cuando variaban las condiciones externas.

La gran sorpresa ahora es que la Argentina recuperó el manejo de los instrumentos de política económica que tienen todos los países que presentan buen desempeño. Esto es, aparece un gobierno populista, en condiciones sociales muy difíciles y con elecciones a corto plazo, que para gran sorpresa de todos, aprendió la lección macroeconómica. Este es un punto importante.

La Argentina hoy tiene tipo de cambio flexible, política monetaria activa, una política fiscal que pocos nos imaginábamos que se podía tener. Hoy tenemos la primera condición necesaria para recuperar el crecimiento, pero al mismo tiempo sabemos que eso no es todo en la economía. Lo que tenemos que tratar de lograr es el conjunto de instituciones e incentivos para generar un modelo pro competitivo que permita recuperar esa capacidad de crecer.

Inversión y exportaciones

Frente a esto, la Argentina tiene dos temas centrales, que son recrear la inversión y aumentar las exportaciones. En términos de las inversiones, uno puede ver el vaso vacío o el vaso lleno. Si miramos el vaso lleno, hoy el coeficiente de inversión de la economía argentina va a superar el 17%, que frente al 11% que teníamos al final de la convertibilidad es una recuperación notable. Otra buena noticia es que en el sector Pymes, básicamente el que lidera el proceso de inversión, hay ventajas para desarrollar y ventajas competitivas dinámicas muy importantes a largo plazo que pueden estar asociadas a procesos de inversión.

Después de todas las grandes crisis internacionales viene una fuerte inversión de capital extranjero. En el caso argentino ha tenido una particularidad: como hicimos una crisis asociada con el default, lo que sucedió fue que las casas matrices de estas empresas que no quieren que se las acuse de un exceso de codicia y que el sistema financiero y sus accionistas los critiquen muy fuertemente, no han venido a invertir a la Argentina. Estas empresas son muy grandes en la Argentina, pero todas las filiales que operan en el país son menos del 1% de la facturación de sus casas matrices, con lo cual han perdido la oportunidad de comprar estos activos devaluados. Esto, al mismo tiempo fue una ventana de oportunidad para que haya una fuerte entrada de empresas latinoamericanas en estos últimos años, como el capital chileno, el mexicano, el brasileño.

Entonces, ¿por qué hoy las empresas no están invirtiendo? Porque una inversión en el presente les compromete en el futuro. Cuando uno trae una máquina, la trae de acá a diez años, tiene que tomar gente, hacer un programa de inserción en el mundo, etc. En el pasado había una preferencia frente a la inversión que era la colocación financiera, esto tenia que ver con que cuando hay incertidumbre la gente prefiere la liquidez, y colocar el dinero en el sistema financiero era mucho mas rentable que en el sistema productivo. Lo que se esta verificando en los últimos meses es que hay otra preferencia que es intermedia, que tiene que ver con la aceleración de las importaciones. En los últimos meses han crecido en forma notable. El nivel de importaciones que tenemos ahora en el 2004 es más o menos parecido al que teníamos a mediados de la década del ´90, pero con una economía en dólares que es menos de la mitad, con lo cual tenemos el coeficiente de importaciones más alto de la historia. Esto se ve favorecido porque la gente ya tuvo los procesos de aprendizaje.

Hoy sin duda, hay una ventana de oportunidad porque nos enfrentamos con un manejo macro económico muy sólido y sin las perturbaciones de los que puede ser nuevamente un financiamiento exagerado, ni una crisis fiscal. El desafío que tenemos es cómo aprovechamos el tiempo para generar los incentivos adecuados, para aumentar la base productiva dentro de un esquema de economía abierta que nos permita recomponer entramados productivos que nos permita generar valor, recomponer el territorio y generar trabajo decente fundamentalmente, que va a ser lo que nos permita crecer y va a permitir que esta consistencia que tenemos hoy en la macro economía sea sustentable en el largo plazo.

Graciela Baquero