Argentina/ Brasil. Definir la transacción política

¿Cuál es la naturaleza de la transacción de Argentina con Brasil en términos de política regional? La dificultad en encontrar la respuesta no tiene que ver con la ausencia de un interés nacional, sino por la convivencia de varios intereses nacionales que se expresan en forma contradictoria, sostuvo Roberto Bouzas en el marco de una conferencia sobre integración regional organizada por la Comisión de Representantes del Mercosur. En lo que se refiere al espinoso tema de las salvaguardias, el investigador sostiene que no es posible convivir en el MERCOSUR sin algún mecanismo de compensación, que siempre será una opción preferible a una batería de medidas ad hoc tomadas de manera discrecional por presión de intereses particulares.


La idea de que para Brasil el MERCOSUR sigue siendo importante tendría que ser relativizada. La percepción brasileña tanto en sectores del sector público como del sector privado es que si algún día hicieron una apuesta y una inversión no les resultó demasiado bien en el marco del MERCOSUR. Deben convivir con esta sociedad que se construyó de la mejor manera posible, promoviendo sus intereses. Existe una revalorización del MERCOSUR hacia abajo por parte de estos sectores, que también tiene que ver con un cambio en la agenda internacional y la aparición de otros escenarios. Argentina como socio de Brasil tampoco Si es verdad que Brasil se acercó a la Argentina en una ecuación en donde factores económicos se compensaron con los políticos en uno y otro caso, no funcionó. Argentina no le concedió a Brasil la política que esperaba en el marco del Mercado Común. Podría ser que esa política entre en contradicción con los intereses argentinos y la transacción sea imposible.

La pregunta básica es entonces ¿cuál es la naturaleza de la transacción de Argentina con Brasil en términos de política regional? La dificultad en encontrar la respuesta tiene que ver no con la ausencia de un interés nacional, sino por la convivencia de varios intereses nacionales que se expresan en forma contradictoria. No es por eso extraño que los países que se relacionan con Argentina como colectivo tengan la sensación de estar hablando con interlocutores escindidos, que defienden alternativamente una u otra posición, expresando contradicciones domésticas. Con ese nivel de inestabilidad de proyecto estratégico es difícil transformarse en interlocutor valioso para países que tienen intereses permanentes relativamente definidos por cualquier motivo, sea tener una burocracia competente o una sociedad bien constituida. Este sería el corazón del dilema de la relación con Brasil y la razón por la cual la Argentina va perdiendo importancia relativa en la relación.

Salvaguardias y medidas ad hoc

El MERCOSUR es hoy una virtualidad, ¿es una unión aduanera o un área de libre comercio?, la vieja discusión. El problema es definir cuál es el conjunto de regulaciones que tienen un efecto sobre la realidad. No hay un mecanismo de salvaguardias, pero hay un conjunto de cosas que son tremendamente peores, un montón de medidas ad hoc tomadas de manera discrecional que responden a la presión de intereses particulares, y que son proporcionales a la capacidad que tienen esos intereses de hacerse oír en un gobierno determinado. Y eso no es del último año, sino que es un fenómeno que se produce desde el año 1999.

Un mecanismo coordinado, aceitado y transparente de aplicación de salvaguardias es preferible a un mecanismo opaco que responde a la presión de intereses particulares. Las salvaguardias no me gustan, pero se me hace difícil entender cómo es posible convivir sin algún mecanismo de compensación, y no consigo ver las salvaguardias como un retroceso porque no me coloco en la perspectiva del MERCOSUR como un acuerdo con una densidad y una consistencia tal como para poder vivir sin un mecanismo de ese tipo. Es decir, no podemos no tener salvaguardias sin tener un mecanismo que funcione de defensa de la competencia en donde las ayudas del Estado tengan alguna supervisión centralizada.

Esta discusión debería ser colocada en un contexto más amplio, el de cómo se encaran las asimetrías estructurales y las asimetrías de políticas, que están ahí y sirven para compensar en cierta medida las ventajas del tipo de cambio. Tenemos un problema de escala, y también de régimen de política diferente de los países. Y el régimen de política es una cuestión de historia.

No podemos tener un BNDES con más fondos para prestar que el BID, de hoy para mañana, no sólo porque no tenemos los recursos, sino tampoco la institución, ni los técnicos ni el conocimiento. Estos son los problemas del Mercosur, y mi impresión es que nosotros en Argentina, espasmódicamente vemos esos problemas pero no acertamos a colocar el problema de manera funcional a la política más general. En Brasil existe también una visión estratégica con miras bastante cortas. Hasta ahora no ha tenido la capacidad de construir una regulación que sea funcional para los otros tres países.

Esto se resuelve con políticas, no hay otra solución. Son nuestras elites políticas las que tienen que encontrar una manera de resolver estas contradicciones.

Graciela Baquero