Argentina en el escenario internacional. Una política de círculos concéntricos

Argentina reparte su actuación en los escenarios internacionales entre dos grandes ejes. Uno de ellos de carácter global, apunta a lograr un equilibrio en un mundo de acentuadas asimetrías entre grandes economías y países en desarrollo, explicó el Embajador Alfredo Chiaradia en un seminario organizado por la Cámara Argentino-Brasileña del que participaron como inicio de una actividad conjunta, las Cámaras de Comercio Argentino Boliviana, Argentino Chilena, Argentino Mexicana y Argentino Sudafricana. El otro eje está relacionado con el MERCOSUR, como núcleo estratégico en una política de negociaciones internacionales que opera sobre la base de círculos concéntricos; desde el bloque “de cuatro” tendiendo a la unión aduanera perfeccionada, pasando por el entorno regional en la relación MERCOSUR, CAN y Chile, hacia una zona de libre comercio sudamericana, junto a la apertura del bloque a regines como la asiática y la africana, explicó el Secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales de la Chancillería.


El posicionamiento argentino en materia de negociaciones internacionales

En el posicionamiento de Argentina en el escenario internacional en materia de negociaciones hay una enorme cantidad de objetivos, pero hay dos que se destacan especialmente. Uno de ellos es de carácter global o multilateral, y es esencialmente el que se lleva a cabo en las negociaciones en las que participa Argentina en el ámbito de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Lo que allí Argentina y otros países con intereses similares buscan es conseguir un equilibrio en la “cancha” internacional de negociaciones, luego de sesenta años de asimetrías en las que hubo un sector puntual del comercio de bienes que fue dejado de lado en materia de liberalización del comercio: la agricultura y los productos agropecuarios procesados.

Históricamente ha habido países con mayor capacidad de determinación en las reglas comerciales; en general se trata de naciones desarrolladas que produjeron avances en rubros de su interés y han tenido una intervención decisiva en este acto de dejar de lado aquellos sectores en los su competitividad relativa no es tan importante.

Al estudiar el desarrollo del comercio de bienes se observa que hay una importante liberalización en estos productos con excepción de los relacionados con la agricultura, el sector textil, el acero, en donde los países desarrollados presentan en general una capacidad competitiva menor; por otra parte tienen interés por distintos motivos, en apoyar su propia agricultura.

Otro tanto ocurre con el sector de servicios, en donde se produjo una gran presión para la liberalización de su comercio en distintos modos, excepto en el modo “desplazamiento de personas”, que justamente es el que beneficiaría enormemente a los países en desarrollo.

En materia de inversiones, en forma similar hubo una gran presión negociadora para abrir mercados y favorecer el movimiento de capitales, pero se dejó de lado el movimiento del otro factor de producción, que es el de los trabajadores.

En todo caso, esta asimetría importante en el establecimiento de normas del comercio mundial es uno de los elementos centrales que guían al accionar de Argentina en su posicionamiento en las negociaciones multilaterales. Es justamente en el ámbito multilateral en donde es posible resolver los problemas sistémicos en lo que se refiere a las asimetrías, particularmente en materia de subsidios y ayudas y alta protección en algunos sectores.

Avance en las negociaciones de la OMC

En este momento, en el ámbito de la OMC tenemos un tablero de negociaciones bastante complejo, en el que se ha producido un avance al haberse alcanzado un entendimiento en materia de conversión en las tarifas no ad valorem al equivalente ad valorem en las negociaciones agrícolas. En el comercio de productos agrícolas, un número importante de países ejercen una protección arancelaria sobre estos productos, que no es de carácter aduanero; son aranceles muy poco transparentes, con un impacto muy perjudicial, ya que aumentan en la medida en que bajan los precios. La única forma de producir un corte de manera ordenada, es conociendo cuáles son los elementos de esta protección, y solamente se puede unificar a través de un esquema de aranceles ad valorem. Esta es una salida técnica que tiene sesgos políticos; se sentó un precedente en el caso del comercio de alfombras, en el que se llegó a la unificación por la ponderación de dos elementos fundamentales para determinar estos aranceles ad valorem, que es la determinación de los precios internacionales. Por un lado, existen los precios del sector importador, distorsionados por cuotas y preferencias, que da lugar a equivalentes ad valorem artificialmente bajos; por otro lado, países como los nuestros sostenían la necesidad de trabajar con precios internacionales, que indican claramente, aplicando el arancel específico, cuál es la protección real ad valorem de los productos.

En este escenario en que se ha avanzado en la determinación de estos precios, la expectativa es llegar a tener un primer entendimiento en materia de modalidades hacia mitad de año, para concluir las negociaciones en esta materia en el mes de diciembre.

Una política de círculos concéntricos

En lo que se refiere a las negociaciones internacionales, Argentina opera sobre la base de círculos concéntricos, desde el MERCOSUR de cuatro tendiendo a la Unión Aduanera perfeccionada, pasando por el entorno regional en lo que concierne a las relaciones entre MERCOSUR con la Comunidad Andina (CAN) y con Chile encaminándose a una Zona de Libre Comercio Sudamericana. Para el año 2007, el 90% del comercio MERCOSUR – CAN y Chile va a gozar de arancel Cero.

Quedan los esquemas de negociación que llevamos adelante con el MERCOSUR ante distintos ámbitos externos como regiones o países. Sudáfrica –uno de los países integrantes de la SACU- refrendó un acuerdo preferencial que implica la liberalización de productos o líneas arancelarias en forma equilibrada. Un acuerdo análogo se está alcanzando con la India. Son acuerdos menores en términos de cobertura pero son el primer paso hacia procesos de integración en el futuro.

Esto es lo que está ocurriendo en el caso de México, con quien tenemos un acuerdo bilateral, y el objetivo de establecer una zona de libre comercio operando como MERCOSUR. Las negociaciones no son lineales en esta materia, ya que la institución de una zona de libre comercio MERCOSUR / México es la condición sine qua non para transformarse en miembro asociado del MERCOSUR. En estos días se están llevando a cabo negociaciones con México en el marco de la Reunión del MERCOSUR de Asunción, para estudiar la profundización del Acuerdo ACE 6. Hay importantes requerimientos por parte del sector privado argentino para avanzar con las negociaciones mexicanas, pero persisten desequilibrios por la resistencia de México a poner sobre la mesa de negociaciones los capítulos 1 y 24, de sumo interés para nuestros empresarios.

Graciela Baquero