Argentina y Brasil 2015. La visión compartida

La idea central del informe Argentina y Brasil 2015. Construyendo una Visión Compartida, fue la de contribuir a un “ejercicio de apreciación conjunta de cuestiones internacionales relevantes para ambos países”. El trabajo de análisis y discusión fue desarrollado a lo largo de 2005 entre investigadores del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) y el Centro Brasileiro de Relaçôes Internacionais (CEBRI), bajo la coordinación del investigador de UNTREF Félix Peña y el ex embajador de Brasil en Argentina, hoy director del CEBRI, José Botafogo Gonçalves. En la investigación aparecen una serie de enfoques compartidos y acciones concertadas en temas estratégicos,como seguridad y producción alimentaria, proyectados hacia 2015. Una de las ideas más interesantes surgidas en esta investigación es la de la futura conformación de Redes Transnacionales de Producción y Comercialización regionales; como producto de la aplicación de una estrategia orientada a incentivar la transformación productiva en los países del bloque, junto a una política arancelaria que tienda a la integración con América latina.


Aparecen en el trabajo una serie de enfoques estratégicos compartidos y acciones concertadas alrededor de problemas nodales, como los escenarios post-negociaciones comerciales internacionales; la producción de Alimentos de Calidad; la producción y distribución de Productos Energéticos en la región; y la Seguridad en el espacio sudamericano.

El ejercicio conjunto realizado por el CARI y el CEBRI contó con el apoyo de la Fundación Konrad Adenauer de ambos países. Se desarrolló teniendo en cuenta criterios sobre el sentido y los alcances de la alianza estratégica entre la Argentina y el Brasil, y las definiciones adoptadas en los momentos fundacionales de 1985 y de 1990, y colocándolos en una perspectiva de largo plazo, esto es un horizonte del año 2015. Uno de sus capítulos relevantes es el relacionado con los escenarios post- negociaciones comerciales internacionales.

Escenarios post-negociaciones comerciales internacionales. Nuevo mapa de la competencia económica global

Argentina y Brasil deben prepararse para encarar escenarios post-negociaciones, sea que culminen con éxito en los plazos previstos, o se estanquen o fracasen las actuales negociaciones comerciales de la Ronda de Doha en la Organización Mundial del Comercio (OMC), con los Estados Unidos en el marco del libre comercio hemisférico, y con la Unión Europea (UE) en el marco de una asociación estratégica bi-regional, señala el informe.

Esto es en la perspectiva de esos escenarios, tanto el desarrollo y consolidación de un espacio de preferencias económicas -incluyendo servicios y compras gubernamentales- entre los dos países y sus socios del MERCOSUR, como pasos conducentes al objetivo estratégico de un mercado único, cuyo plazo de plena concreción conviene mantener aún indefinido.

El necesario proceso de revisión del actual arancel externo común debería, en tal caso, efectuarse aprovechando al máximo la flexibilidad que permite el GATT 1994 - en su definición de una unión aduanera incompleta, incluida en el artículo XXIV-8.a, a fin de incluir un enfoque de geometría variable y de múltiples velocidades durante un período de transición de diez años, recomienda el trabajo.

Institucionalizar la flexibilidad en el desarrollo del MERCOSUR, reforzar las disciplinas colectivas basadas en reglas exigibles, y modernizar sus métodos de trabajo en base al perfeccionamiento de las actuales instituciones, debería contribuir a lograr ganancias de previsibilidad y más inversiones. Al mismo tiempo, tal enfoque permitiría articular una estrategia que concilie la profundización del espacio económico común del MERCOSUR, con su extensión a los países sudamericanos, aprovechando plenamente las reglas de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI).

Transformación productiva y redes transnacionales

El eje del proceso de integración debería trasladarse a políticas públicas y acciones orientadas al desarrollo de la competitividad en cada uno de los países, con especial énfasis en aquellos sectores con mayores sensibilidades a las condiciones de mercado resultantes, sea de las negociaciones comerciales internacionales actuales o las que se desarrollen en el futuro o, del nuevo mapa de la competencia económica global.

Una estrategia orientada a incentivar la transformación productiva en ambos países y en sus socios, tendría que poner énfasis asimismo en el desarrollo de redes de innovación científica y tecnológica que faciliten incorporar valor agregado intelectual a bienes y servicios, y en la de los ejes de infraestructura física, y redes de transporte y logística, orientados tanto a facilitar el comercio intra-regional como, en particular, el comercio con terceros mercados. En el marco de la nueva competencia económica global, con el activo protagonismo de países como China e India, las redes de desarrollo de conocimiento científico y tecnológico del Mercosur en el campo de la biotecnología, tendrán una incidencia especial en potenciar la capacidad de aprovechamiento pleno de una mayor dinámica del comercio mundial de alimentos. En particular con la inclusión de la agricultura en las actuales negociaciones comerciales internacionales (ver nota OMC).

El espacio económico integrado, en el marco de disciplinas comunes en materia de competencia económica y defensa comercial, tiene que contribuir a incentivar la operación de redes transnacionales de producción y comercialización, así como el desarrollo de redes originadas en ambos países.

En este enfoque, un énfasis especial tendría que ser puesto en un salto cualitativo en la relación con Chile y otros países sudamericanos, aprovechando una mayor flexibilidad en el futuro arancel externo común del MERCOSUR.

En el plano de las negociaciones comerciales internacionales dos ideas pueden ser contempladas. La primera, sería la de crear un mecanismo que facilite la coordinación de las negociaciones actuales y del posterior desarrollo de lo acordado. En tal sentido, parece recomendable analizar la experiencia del Caribbean Regional Negotiating Machinery (RNM) (www.crnm.org). La segunda, sería la de encarar las negociaciones comerciales con China a fin de establecer un marco de relaciones preferenciales estables compatibles con las disciplinas establecidas en la materia por la Organización Mundial de Comercio (OMC).

En este sentido se deberá trabajar también fuertemente sobre temas logísticos y de infraestructura para poder llegar a los mercados asiáticos en condiciones competitivas, señala el trabajo, que también sugiere al adopción de mecanismos conjuntos -incluso autoridades comunes- abocados al control de la calidad sanitaria y fito-sanitaria. Sin olvidar un plano de acción conjunta en lo que se refiere al tratamiento de los transgénicos en el ámbito de la OMC.

Graciela Baquero