Brasil y Argentina más allá de la coyuntura

En junio fue presentado en la Cumbre de Cancilleres Iberoamericanos, un sondeo en relación con la percepción de distintos actores mundiales realizado por CIMA sobre más de 8.000 casos en 18 países entre los meses de abril y mayo. Brasil y Argentina aparecieron como los dos países del contexto iberoamericano con una coincidencia más fuerte tanto en el escepticismo en materia de imagen positiva de los actores internacionales, como en la percepción de los más importantes. Factores fundamentales para que la política exterior de ambos países pueda desarrollarse en convergencia y con una agenda común. La visión histórica y estratégica muestra que la relación bilateral entre Brasil y Argentina, tiende a una clara convergencia a lo largo de los siglos, más allá de las diferencias circunstanciales.


Quienes miran la relación entre Brasil y Argentina, por lo general asumen que el Tratado del Mercosur, que firman en 1991 los presidentes Collor de Mello y Menem, fue un paso crucial en la convergencia entre ambos países.

Sin lugar a dudas lo fue, pero puede argumentarse que los acuerdos Alfonsín-Sarney, firmados un lustro antes constituyeron un paso trascendental, que preconfiguró las condiciones políticas que permitieron la conformación del Mercosur.

Alguien podrá decir, que sin los acuerdos que se firmaron a fines de los años setenta durante los respectivos gobiernos de facto, que resolvieron las diferencias por la explotación hidroeléctrica de los ríos de la Cuenca del Plata y que establecieron los primeros acuerdos nucleares, las hipótesis de conflicto históricas todavía se habrían mantenido en los años ochenta.

Más atrás en el tiempo, los historiadores podrán marcar que la entrevista de Uruguayana entre los presidentes Frondizi y Quadros, constituyó un paso fundamental en la idea de constituir un eje bilateral político y económico.

También puede señalarse, que a comienzos de los años cincuenta, Perón y Vargas intentaron avanzar en un acuerdo regional que no llegó a concretarse.

Alguien puede plantear que el intercambio de visitas entre los presidentes Vargas y Justo en los años treinta -este año se cumplieron 70 de la visita del entonces presidente del Brasil a Buenos Aires- con las decenas de acuerdos bilaterales, constituyó un intento de integración bilateral sin precedentes, que intentó modificar hasta los textos de enseñanza de historia y geografía en uso en los dos países, además de acordar la construcción del primer Puente binacional.

El historiador podrá argumentar, que este intercambio de visitas presidenciales, intentó retomar la política que iniciaron en 1899 y 1900 el intercambio de visitas de los Presidentes Roca y Campos Salles, que buscó crear un eje binacional, que el Presidente argentino continuó en los años siguientes a través de su relación con el Barón de Río Branco.

Siguiendo más atrás en el tiempo, hay quienes sostienen que las relaciones que se establecieron entre argentinos y brasileños en la Guerra de la Triple Alianza, generaron un vínculo a partir del cual pudo existir competencia por la influencia regional entre los dos países, pero ya no antagonismo.

Pero esta alianza, fue en realidad una consecuencia de la participación brasileña en la coalición contra Rosas, a partir de la cual se crearon condiciones para evitar que los aprestos bélicos jugaran un rol en la relación bilateral.

Más atrás en el tiempo, puede interpretarse que los proyectos planteados a comienzos del siglo XIX de coronar a la Princesa Carlota Joaquina de Borbón como Reina del Río de la Plata, de los que participaron precursores de la independencia argentina como Belgrano y Castelli, fueron un intento de unir políticamente lo que hoy constituye el Mercosur.

La realidad histórica es que la actual República Argentina, no existiría hoy si a fines del siglo XVIII no se hubiera creado el Virreinato del Río de la Plata y España no lo hubiera creado si no hubiera tenido la intención de constituir un centro político y militar frente a las posesiones portuguesas.

Y finalmente, cabe recordar que entre fines del siglo XVI y comienzos del XVII, la unificación de las coronas de España y Portugal durante varias décadas, hizo que en ese período los actuales territorios de Brasil y Argentina formaran parte de una misma unidad política.

La mirada histórica muestra que la relación y la cooperación entre Argentina y Brasil, si bien puede mostrar avances y retrocesos circunstanciales, refleja una clara tendencia histórica a la convergencia y la superación de las controversias, desde el siglo XVI al XXI y cualquier dificultad del presidente, debe ser analizada sin perder de vista el contexto histórico y estratégico de la relación entre los dos países.

Pero en la actualidad, con los dos países comenzando la tercera década continua de democracia, resulta interesante destacar la notoria convergencia de percepciones que muestra la opinión publica de los dos países en su visión del mundo.

En junio fue presentado en la Cumbre de Cancilleres Iberoamericanos, un sondeo realizado por CIMA sobre 8.249 casos en 18 países entre los meses de abril y mayo.

Las preguntas referentes a las percepciones sobre actores internacionales, muestran que mientras la UE tiene un promedio de 54% de imagen positiva en el promedio, en Brasil tiene 34% y en Argentina 33%; las Naciones Unidas que tienen 56% de imagen positiva en el promedio, en Argentina tienen 27% y en Brasil 29%.

Pero esta marcada coincidencia de la opinión pública de Argentina y Brasil, no sólo se da al preguntarse por la imagen de las Naciones Unidas y la UE. En el caso de la OEA, con 46% de imagen positiva en el promedio de los 18 países, tienen exactamente 20% tanto en Brasil como en Argentina. El Pacto Andino, con 33% en el promedio registra 14% en Argentina y 15% en Brasil y el FMI con 39% en el promedio, tiene 14% en Argentina y 18% en Brasil.

Bush que tiene 26% en el promedio de los 18 países, tiene 11% en Argentina y 10% en Brasil.

Alguna diferencia, aunque sobre la base de una percepción básicamente coincidente, se da en la imagen positiva de los EE.UU., que es del 41% en el promedio y del 12% en Argentina y 19% en Brasil; el Mercosur, con 42% de imagen positiva, registra 55% en Argentina y 50% en Brasil.

Sólo se encuentra una percepción relativamente diferente al indagarse sobre China y Rusia. El primer país, con 47% de imagen positiva, tiene 30% en Argentina y 41% en Brasil, en este caso más cerca del promedio. Rusia que tiene 30% de imagen positiva en los 18 países en Argentina alcanza a sólo 17% y en Brasil tiene 26%.

Brasil y Argentina aparecen así como los dos países del contexto iberoamericano, con una percepción más coincidente respecto a los actores internacionales. A la vez, ambos son los más escépticos en materia de imagen positiva, respecto a todos los actores.

Que en democracia, la opinión pública de dos países tenga una percepción tan coincidente sobre el mundo, resulta fundamental para que la política exterior de ambos países pueda desarrollarse en convergencia y con una agenda común.

En conclusión, la visión histórica y estratégica, muestra que la relación bilateral entre Brasil y Argentina muestra una tendencia clara hacia la convergencia a lo largo de los siglos, más allá de las diferencias circunstanciales.

Pero si a eso se agrega hoy que la opinión pública de los dos países muestra una notable coincidencia en sus percepciones sobre los actores internacionales, surge claramente que las condiciones básicas para que los dos países avancen en común en el escenario internacional, permiten superar las diferencias políticas o comerciales que puedan plantearse en la coyuntura.

Rosendo Fraga, Director del Centro de Estudios Nueva Mayoría

Rosendo Fraga