Brasil y China triplicaron su comercio desde 2000
En promedio, y desde el punto de vista de los efectos del comercio, América Latina se verá favorecida por la mayor demanda y crecimiento de China. Un estudio de Jorge Blázquez-Lidoy, Javier Rodríguez y Javier Santiso*, reproducido en la Revista CEPAL 90, de diciembre de 2006, asegura que en términos comparativos, como lo subraya el FMI, el único perdedor absoluto será Asia meridional, mientras que en América Latina los efectos en materia de bienestar serán positivos. Se prevé que hacia 2020 los efectos de la mayor integración de China en sectores como la agricultura de la región, producirán un crecimiento del producto agrícola de 4%. En cambio, sin duda, se verán perjudicados sectores como los textiles, así como los países que se especializan en la exportación de manufacturas con alto contenido de mano de obra. Países como Brasil, se vieron beneficiados por el aumento del comercio bilateral; en 2004, las ventas a China generaron la mitad de los mayores ingresos que obtuvo Brasil por concepto de exportaciones.
En general, a corto y mediano plazo los efectos del comercio chino en América Latina son positivos. Los resultados del estudio publicado por CEPAL, coinciden con los de otras investigaciones, como la realizada por economistas del FMI y por otros economistas (Lall y Weiss, 2004). En promedio, y desde el punto de vista de los efectos del comercio, América Latina se verá favorecida por la mayor demanda y crecimiento de China. En términos comparativos, como lo subraya el FMI, el único perdedor absoluto será Asia meridional, mientras que en América Latina los efectos en materia de bienestar serán positivos.
Por ejemplo, se prevé que hacia 2020 los efectos de la mayor integración de China en sectores como la agricultura de la región serán claramente positivos, con un crecimiento del producto agrícola de 4%. En cambio, sin duda, se verán perjudicados sectores como los textiles, así como los países que se especializan en la exportación de manufacturas con alto contenido de mano de obra. Sin embargo, habrá que realizar estudios más detallados, en especial respecto de los efectos del comercio chino en el mercado interno de países latinoamericanos como México, por ejemplo.
En lo que se refiere a las relaciones comerciales, en los últimos 10 años China y América Latina han estado empeñadas en profundizarlas. De acuerdo con estadísticas chinas, el volumen del intercambio entre ambos países aumentó de 2.000 millones de dólares a comienzos de la década de 1990 a 15.000 millones en el año 2001.
El comercio entre Brasil y China se ha casi triplicado desde 2000, lo que constituye una bendición para la endeudada economía brasileña y especialmente para los exportadores de soja, acero y mineral de hierro, productos que representaron dos tercios de las exportaciones totales brasileñas.
En general, América Latina posee una abundancia de productos básicos que estimula las sinergias con las necesidades de China y su estrategia para asegurar las importaciones de alimentos y energía que requiere para evitar la escasez. No obstante, es posible que una de las consecuencias del rápido aumento de la demanda china en América Latina no sea tan positiva. Ante todo, el incremento cada vez mayor de la demanda de productos básicos desde China ha hecho que los países latinoamericanos acentúen su especialización en estos bienes. Estos se han caracterizado tradicionalmente por una marcada inestabilidad de precios, lo que también podría contribuir a acrecentar la volatilidad de los ingresos fiscales.
Segundo, al intensificar sus vínculos comerciales con China, América Latina ha quedado más expuesta a la evolución de esta economía asiática. En 2003, los embotellamientos en la entrega de los productos y la demanda de China contribuyeron a elevar los precios de las materias primas y de los productos básicos, pero la industria china está sujeta a vaivenes propios de períodos de bonanza y recesión.
Además, en los últimos años han surgido tensiones entre Brasil y China a causa del poder cada vez mayor de este último país para fijar precios en mercados clave para Brasil, como los de mineral de hierro y soja. Por otro lado, la creciente dependencia china de las exportaciones latinoamericanas también obliga a la región a mantenerse atenta a la dinámica del crecimiento de Asia y China. Según la CEPAL, en 2003 China se convirtió en el segundo destino principal de las exportaciones brasileñas, lugar que conserva hasta
la fecha.
En 2004, las ventas a China generaron la mitad de los mayores ingresos que obtuvo Brasil por concepto de exportaciones. Así, pues, China se está convirtiendo en importante impulsor del crecimiento brasileño y en responsable de la cuarta parte de la meta oficial de crecimiento del PBI de Brasil. Dado que China está procurando aminorar el sobrecalentamiento de su economía, el crecimiento de las exportaciones brasileñas podría amortiguarse. (Texto ampliado en Dossier Temas del Cono Sur Nº 31)
* Jorge Blázquez-Lidoy, Oficina Económica del Presidente, España Javier Rodríguez, Economista, Departamento de Mercados Globales, Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) y Javier Santiso, Economista Jefe y Director Adjunto, Centro de Desarrollo, Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE)