Cumbre Energética de Comunidad Sudamericana

Una reunión de ministros de Energía sudamericanos previa a la I Cumbre Energética, a la que acudieron diez mandatarios sudamericanos, analizó entre el 16 y 17 de abril en la Isla Margarita de Venezuela, una estrategia para consolidar la unión energética, que logró incluir a los cuestionados biocombustibles. La Comunidad Sudamericana de Naciones, cuyo nombre viró a Unión de Países de América del Sur, a propuesta del mandatario anfitrión Hugo Chávez, aprobó en el cónclave la creación de una Secretaría Permanente con sede en Ecuador. Otro viraje se produjo cuando el presidente venezolano, que había aparecido como neto opositor a la posición brasileña de fomentar la producción de etanol, por su posible incidencia negativa en la producción de alimentos, confirmó que retomará las importaciones de ese combustible desde Brasil, interrumpidas en octubre. La medida fue interpretada como una señal de que el líder bolivariano no se opondría a la expansión de esa producción en América del Sur, siempre que no afecte las necesidades alimentarias regionales.


El proyecto de conformar una organización de países productores y exportadores de gas en América del Sur, Oppegasur, promovido por Venezuela, Argentina y Bolivia, presentado en la reunión de ministros quedó en suspenso. La mayor disidencia provino de Brasil, país enrolado no sólo en la producción sino también en el consumo. El tema no fue mencionado en la declaración final, que sí se refirió a la conformación de un Consejo Energético que funcionará en Ecuador, además de la instauración de la Secretaria-Ejecutiva Permanente de Unasur en el mismo país.


El proyecto de la OPEP del gas, fue motorizado en marzo por aquellos tres países.
"La propuesta es que la Organización de Países Productores y Exportadores de Sudamérica (Oppegasur), que por el momento integran Venezuela, Argentina y Bolivia, se amplíe a otros países productores", explicó en el marco de la reunión el ministro boliviano de Hidrocarburos, Carlos Villegas. Agregó que con la mejora de la tecnología, principalmente de licuado, que puede permitir una mejor exportación de esta energía, se hará un rápido pasaje de "los mercados regionales a un mercado mundial del gas”. En ese punto, la organización podría transformarse en regulador de precios a nivel mundial, reflexionó.


Tensiones e interacciones

En principio, el presidente Chávez, que había aparecido como neto opositor a la posición brasileña de fomentar la producción de etanol como fuente de energía alternativa al petróleo, por su incidencia en la producción de alimentos, confirmó en la apertura de la reunión de Isla Margarita, que retomará las importaciones de etanol de Brasil, que habían sido interrumpidas en octubre, lo que fue interpretado como una señal de que no se opondría a la expansión de esa producción en América del Sur.

Chávez propuso la construcción de usinas de etanol al lado de nuevas refinerías de petróleo. “Eso significará el cultivo de millones de hectáreas de caña y palma africana, para oxigenar la gasolina”, señaló en declaraciones reproducidas por la prensa brasileña. En suma, el anfitrión acepta la complementariedad de ambos tipos de energía, "siempre que no se perjudique la producción de alimentos".

Un Consejo Energético, quedó integrado por los ministros del área, que actuará como órgano de diseño de estrategias y planificación para el sector.

A pesar de este consenso, Brasil no dio su apoyo a la propuesta de la Opep del Gas viabilizada principalmente por Venezuela. En este sentido, el gobierno de Brasil optó por señalar la necesidad de discutir el tema en profundidad, y el canciller Celso Amorim, señaló que la división entre “consumidores y productores de gas”, no conciliaba intereses en un proyecto de integración como el abordado en la reunión.

La mayor parte de los países de la región aprobaron los planes de agricultura impulsados por Brasil para producir biocombustibles. Argentina avanza en la producción de biodiesel, Uruguay y Chile expresaron gran interés. Colombia acordó un incentivo a la producción con Estados Unidos y Ecuador hizo lo propio con Brasil.

El anuncio del presidente boliviano Evo Morales a su par de Brasil, sobre la merma del 50% en el pago de las indemnizaciones por la nacionalización de las refinerías de Petrobrás afincadas en territorio boliviano, produjo un momento de tensión. El valor de las instalaciones está calculado en unos US$ 180 millones, y de acuerdo con lo reseñado por la prensa brasileña, el gobierno de ese país habría decidido retirar su plan de inversiones en Bolivia si se incumplen los compromisos indemnizatorios.

La Cumbre también incluyó una reunión bilateral entre Chávez y la presidenta de Chile Bachelet, que estuvo a punto de no concurrir por el choque entre el Senado de ese país, que elevó un pedido a la mandataria para censurar la revocación del gobierno de Venezuela de la concesión de una televisora de oposición que tuvo activa participación en el intento de golpe institucional que sufriera el mandatario venezolano hace tres años.

Perú y Chile no se mantuvieron ajenos a los conflictos de intereses. El incremento de la flota de aviones chilenos cazabombarderos F-16 y el desplazamiento de un grupo de estas maquinarias a la frontera con Perú, fueron advertidos por este país, en palabras del canciller García Belaunde a su vuelta de Venezuela. El jefe diplomático expresó que la compra masiva de armamento afecta el equilibrio militar en la región y es un motivo de preocupación. Después de asegurar que no tenía información oficial acerca del traslado de un grupo de estas aeronaves a la base militar de Antofagasta, el ministro señaló a la prensa peruana, que el tema de la homologación de la información sobre gastos militares debe ser retomado en la reunión del 2+2 (de cancilleres y ministros de Defensa de Chile y de Perú) que se realizará en el mes de octubre.


Tratado Energético

El presidente Chávez difundió en la Cumbre presidencial una propuesta energética integrada, de cuatro patas: gas, petróleo, energías alternativas y ahorro energético. De concretarse, permitiría unificar a todos los países de la región en torno a planes de extracción conjunta de crudo y gas, procesamiento y transporte de estos hidrocarburos y su conversión en materias primas petroquímicas que potencien las industrias internas de cada nación, detalla El Universal.

Chávez explicó que a partir de la extracción de gas -Venezuela ideó el proyecto Delta Caribe que engloba una serie de planes de explotación y cada país por separado maneja opciones de extracción y exportación- se prevé la construcción de los llamados Centros Industriales de Gas (Cigas), plantas de procesamiento que permitirán tratar el gas en territorio sudamericano.

De esos centros se podrá exportar gas natural licuado -una opción que hasta ahora no ha sido emprendida en Venezuela-, para lo cual se plantea la necesidad de construir terminales de regasificación en varias naciones de la región. Otra opción de transporte son los gasoductos, de los cuales hay tres proyectos concretos hasta ahora: el del Sur, el rebautizado como Transoceánico, y uno nuevo llamado Trasandino Simón Bolívar que entrecruzaría a Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú.

Su última fase es la gasificación de los hogares y la conversión del parque automotor suramericano a gas natural para vehículos.

En el área petrolera el proyecto arranca a partir de la explotación conjunta de la Faja del Orinoco por parte de las petroleras estatales de la región.
Graciela Baquero