Dilma 2015: os desafios do segundo mandato

(Versión en portugués y español). O grande desafio de Dilma é manter o tripé que sustentou seu governo e o de Lula: políticas sociais, estabilidade econômica e melhoria da infraestrutura. // El gran desafío de Dilma es mantener el trípode que apoyó a su gobierno y el de Lula: la estabilidad social, económica y mejora de la infraestructura.


Foto: Lula Marques/ Versión esp

Um pessoa nunca se banha duas vezes no mesmo rio. Da segunda vez, já não será a mesma pessoa, nem o mesmo rio" (Heráclito de Éfeso).

A presidenta que tomou posse para o segundo mandato já não é mais a mesma pessoa e não está mais no mesmo Brasil de quatro anos atrás.

Dilma tem agora mais experiência. Aprendeu por tentativa e erro e, também, aos trancos e barrancos, que precisará agir de forma diferente para sobreviver às constantes tentativas de cerco contra seu governo. Precisará ser outra Dilma.

Sua popularidade começa menor, comparada à de 2011. Seus partidos de apoio diminuíram de tamanho no Congresso e estão mais pulverizados. Os movimentos sociais veem boa parte de seu ministério com desconfiança.

A oposição partidária e midiática está mais agressiva do que nunca.

A economia vai mal. Vai mal praticamente no mundo inteiro, o que torna difícil qualquer cenário mais otimista.

A única boa notícia possível é a de que este ano tende a ser um pouco melhor do que anterior, mas não o suficiente para imaginar que o Brasil e a América Latina recuperem sua atividade econômica em ritmo mais intenso.

Dilma tem em mãos muitos grandes problemas. Os três principais são:

  1. na política, a relação com o Congresso, com os movimentos sociais e com a mídia;
  2. na macroeconomia, a sintonia fina para reforçar as contas públicas e controlar a inflação sem comprometer o emprego e retomando aos poucos o crescimento;
  3. Nas obras de infraestrutura, o grande problema é que a espinha dorsal dos investimentos depende das estatais, em especial da Petrobrás, e das empreiteiras, todas elas enredadas em uma crise instalada pelas revelações da Operação Lava Jato.

O ano de 2015 será de vacas magras. O governo precisa imediatamente preparar a população para isso.

Terá deixar claro onde serão feitos ajustes e mesmo sacrifícios e a que preço. O grande desafio de Dilma é manter o tripé que sustentou seu governo e o de Lula: políticas sociais de redução das desigualdades, estabilidade econômica e melhoria da infraestrutura.

Esses três ingredientes serão fundamentais para o sucesso ou fracasso de su segundo governo e estarão sob constante disputa de todos os setores - esperemos também que os movimentos sociais estejam atentos para essa agenda.

Está claro que não basta eleger presidentes da República.

O Brasil, em 2015, é um carro com pouco combustível enfrentando um terreno esburacado e íngrime. Precisará ser empurrado para o rumo certo por aqueles que torcem para que ele possa voltar a engrenar.

 

Dilma 2015: los retos del segundo mandato

El gran desafío de Dilma es mantener el trípode que apoyó a su gobierno y el de Lula: la estabilidad social, económica y mejora de la infraestructura.

"Una persona nunca se baña dos veces en el mismo río. La segunda vez, ya no será la misma persona o el mismo río" (Heráclito de Éfeso). 

El presidente al asumir el cargo para un segundo mandato ya no es la misma persona y ya no está en el mismo Brasil de hace cuatro años. Rousseff ahora tiene más experiencia. Ha aprendido por ensayo y error, y también a pasos agigantados, que debe actuar de forma diferente para sobrevivir a los constantes intentos de asedio contra su gobierno. Necesita ser otro Dilma. 

Comienza con menor popularidad, en comparación con 2011. Sus partidos de apoyo se redujeron en tamaño en el Congreso y están más fragmentados. Los movimientos sociales ven buena parte de su gabinete con recelo. 

La oposición partidaria y mediática está más agresiva que nunca. 

La economía está mal. Está mal prácticamente en el mundo entero, lo que hace difícil cualquier escenario más optimista. 

La única buena noticia es que es posible que este año tienda a ser un poco mejor que el anterior, pero no lo suficiente como para imaginar que Brasil y América Latina recuperarán la actividad económica a un ritmo más intenso. 

Dilma tiene en sus manos muchos grandes. Los tres principales son: 

  1. en política, la relación con el Congreso, con los movimientos sociales y los medios de comunicación;
  2. en la macroeconomía, la sintonía fina para fortalecer las cuentas públicas y controlar la inflación sin comprometer el empleo y retomando lentamente el crecimiento;
  3. en obras de infraestructura, el gran problema es que la columna vertebral de las inversiones depende del estado, especialmente Petrobras, y los contratistas, todo enredado en una crisis instalada por las revelaciones de la Operación Lava Jato.

El año 2015 será de vacas flacas. El gobierno debe preparar de inmediato a la población para ello.

Tendrá ue dejar claro dónde serán hechos los ajustes e incluso cuáles serán los sacrificios y a qué precio.

El gran desafío de Dilma es mantener el trípode que sustentó a su gobierno y el de Lula: políticas sociales de reducción de desigualdades, estabilidad económica y mejora de la infraestructura.

Estos tres ingredientes serán la clave para el éxito o el fracaso de su segundo mandato y estarán bajo constante disputa de todos los sectores – esperemos también que los movimientos sociales sean concientes de esta agenda.

Está claro que no basta elegir presidentes de la República.

El Brasil, en 2015, es un coche con poco combustible frente a un terreno accidentado y escarpado. Tendrá que ser empujado por el camino correcto por aquellos que están esperando que pueda volver a funcionar.

(*) Antonio Lassance é cientista político. Publicado en Carta Maior.

Antonio Lassance