Dimensión social y desarrollo integrado
Para que el MERCOSUR se consolide es necesario compatibilizar el comportamiento de las economías nacionales constituyentes a través de la coordinación macro supranacional. Pero esta coordinación no podrá concretarse sin el fortalecimiento de las instituciones políticas supranacionales, en las cuales los componentes sociolaborales se constituyen en insoslayable factor de consolidación. Para el director del Instituto del Mundo del Trabajo, Julio Godio, la dimensión social necesita ser considerada como parte constitutiva de la economía política para el desarrollo, que es lo que hoy están planteando varios países de América del Sur, entre los que se incluye el bloque del Cono Sur. El ex funcionario de OIT se refirió a los modelos de integración posibles en la región y a la opción, en el caso específico de la Coordinadora de Centrales Sindicales del MERCOSUR por una asociación regional que se constituya como una compleja red de instituciones económicas, sociales y políticas. Un espacio de integración ubicado dentro de un largo proceso de constitución de una "civilización latinoamericana".
En América Latina y el Caribe (ALC) se registraron en los últimos veinte años múltiples relaciones entre los países latinoamericanos propiamente dichos. Este tipo de procesos de integración ha dado lugar a distintas modalidades de integraciones subregionales, entre las que se destacan el MERCOSUR, la Comunidad Andina de Naciones (CAAN), el CARICOM (Comunidad del Caribe) y otros.
Dado que es una región que convive con una potencia hegemónica (Estados Unidos) y dado que en el norte de la región no solo se encuentran los dos países mas desarrollados –Estados Unidos y Canadá- sino también México, el resultado es el de una creciente vinculación económica entre nuestros países latinos y caribeños con el propio Estados Unidos. El 70% del PBI de las Américas esta concentrado en la economía estadounidense.
Al mismo tiempo, se encuentran en curso otros procesos de cooperación económica internacional, como son los acuerdos de asociación y cooperación económica entre países de América Latina y la Unión Europea. También entre estos países y la APEC, especialmente en relación con los andinos; y también en los últimos años se observa una creciente presencia de inversiones y redes comerciales entre la región de ALC y China. Emergen también en el horizonte nuevos escenarios de integraciones con países del MAGREB, India, etc.
Los países de ALC están en pleno proceso de incorporación y ensamblaje con la segunda ola de mundialización e interdependencia de la economía mundial en curso. Estos procesos de integración originaron también cambios en la ubicación de la fuerza laboral en América Latina. Cambios que se derivan de los siguientes componentes: a) Creciente presencia de empresas multinacionales; b) apertura comercial; c) procesos de privatización de empresas públicas; d) inserción de empresas locales en mercados regionales mundiales; e) aumento sustancial de las migraciones laborales intra continentales, intrazona ALC.
Dimensión social de la globalización
Dicho de otra manera, las mutaciones económicas productivas y poblacionales han ido acercando a los trabajadores de los distintos países de ALC y los de ALC al resto del mundo. Nuevas realidades laborales supranacionales crean en forma constante las condiciones para que las organizaciones sindicales converjan en sus demandas y acciones para dotar a los procesos de integración regional de un “paraguas social protector”. Se lo conoce como “dimensión social de la globalización”. Incluye la necesidad de establecer instituciones que faciliten la participación de los trabajadores organizados en los escenarios de integración, con el objetivo de que los derechos laborales fundamentales sean parte integrante de la integración en curso.
¿En qué grado de evolución se encuentra esta dimensión en el caso especifico del MERCOSUR?
De lo general a lo particular, se registran varias instituciones en las cuales la introducción de normas laborales y sociales se está convirtiendo en un hecho real. A nivel continental, a través de la Conferencia Interministerial de Ministerios de Trabajo (CEMIT); en la creación en los distintos procesos de integración subregional de institutos sociolaborales tripartitos, y en la introducción de los Acuerdos de Asociación con la Unión Europea, de un Capitulo Sociolaboral; además del desarrollo de los Consejos Económicos Sociales, etc.
El proceso, que ha comenzado hace casi una década, está en pleno desarrollo, aunque tiene obstáculos. De hecho, hay fuerzas interesadas en desarrollar solamente el libre comercio y la acumulación de capitales a las que no les interesa contar con un capítulo sociolaboral de esta naturaleza. Pero la introducción de los temas sociolaborales y sindicales se vuelve también imprescindible para que los intentos de coordinación macroeconómica y de construcción de mercados comunes –al estilo de la Unión Europea- favorezcan la aplicación de las normas internacionales de trabajo y la creación de instituciones de diálogo social y concertación tripartita.
En el fondo todos los procesos de integración en curso giran alrededor de opciones estratégicas precisas: a) construir escenarios sólo de libre comercio y de libertad de circulación de capitales, tal como lo expresa el diseño neoliberal del área de libre comercio de las Américas (ALCA); o b) ir construyendo escenarios definidos por mercados integrados. Los sindicatos agrupados en la región de ALC han definido su opción por el desarrollo integrado y no por el libre comercio.
En este sentido es necesario entender la existencia en el MERCOSUR de instituciones sociolaborales específicas, como el Subgrupo de Trabajo 11 (SG 11) en el que negocian los Ministerios de Trabajo y las representaciones empresarias y sindicales; además del Consejo Económico y Social.
La existencia en el MERCOSUR de instituciones políticas y político sociales forman parte de la idea ya presente en el Acuerdo de Asunción de 1991, en el Acuerdo de Ouro Preto I de 1994 y el Ouro Preto II de 2004, de continuar avanzando hacia la construcción del MERCOSUR como un mercado común.
Por eso en el MERCOSUR existe una cooperación estrecha entre la Coordinadora de Centrales Sindicales del MERCOSUR y la Comisión Parlamentaria Conjunta. Lo mismo que la creciente cooperación entre el Comité de Representantes Permanentes del MERCOSUR y la Coordinadora Sindical.
Los sindicatos aspiran a que el MERCOSUR se constituya como una compleja red de instituciones económicas, sociales y políticas que permitan constituir una especie de Unión Europea autóctona, proceso que no es sencillo porque el MERCOSUR es aún una Unión Aduanera imperfecta, existen fuertes asimetrías entre los países constituyentes y también es notoria la influencia de lobbies de intereses económicos para que este espacio de integración no vaya más allá de la concreción de un mero acuerdo comercial.
El MERCOSUR es para los sindicatos un espacio de integración que debe ser ubicado dentro de un largo proceso de constitución de una “civilización latinoamericana” capaz de garantizar la presencia dinámica de nuestros países y estados en la definición del sistema - mundo en construcción.
Para que el MERCOSUR se consolide es necesario compatibilizar el comportamiento de las economías nacionales constituyentes a través de la coordinación macro supranacional. Pero la coordinación macroeconómica supranacional tampoco se podrá concretar sin el fortalecimiento de las instituciones políticas supranacionales. Tampoco es posible consolidar estas políticas sin incorporarles componentes sociolaborales, porque la vigencia de los derechos laborales y sindicales son en definitiva los que garantizan mayores niveles de productividad, trabajo y eficiencia. La dimensión social debe ser considerada como parte constitutiva de la economía política para el desarrollo, que es lo que hoy están planteando vario países de América del Sur, como Argentina, Brasil, Chile, Venezuela, Paraguay y Uruguay, también Perú se acerca a esta definición.
En definitiva, la dimensión social se asocia con el éxito de nuevas políticas de tipo neodesarrollista en curso en la región, que son el resultado de la reacción en cada uno de estos países a los efectos negativos de la economía de libre mercado y de los neoliberalismos aplicados durante las últimas dos décadas, bajo presión de los intereses de Estados Unidos, las políticas del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y otros organismos multilaterales de crédito.