El impacto del COVID-19 en el Mercosur

El de las negociaciones comerciales internacionales es uno de los planos más expuestos al impacto de los cambios que se producen en el entorno del Mercosur. Desde antes que se desatara la actual pandemia, la agenda 2020 de sus negociaciones internacionales ofrecía aspectos complejos, en los cuales era factible observar diferencias de criterios entre los cuatro países miembros, señala Félix Peña en un trabajo producido poco antes de que el gobierno argentino revisara y rectificara su decisión de quedar fuera de las negociaciones externas del bloque. A continuación se reproducen los principales fragmentos de este trabajo.


A medida que pasan los días se aprecian efectos globales que la pandemia del Covid-19 está desatando en el mundo y en muchos países, incluyendo los socios del Mercosur.

Como en toda crisis internacional de la magnitud que tiene la actual, es difícil prever su verdadera dimensión y el alcance de todos sus efectos. Se caracteriza por tornar precarios diagnósticos y pronósticos. Por ello no es fácil predecir cuáles serán sus impactos profundos en el desarrollo del Mercosur (como tampoco lo es en el caso de la UE). Sobre todo por los múltiples efectos que ya se están observando en cada uno de sus países miembros, tanto en el plano político como en el económico y social, e incluyendo por cierto en el de su inserción comercial internacional.

Los actuales son entonces tiempos que exigen mucha prudencia, tanto en el plano de los diagnósticos como en el de las estrategias y acciones que se emprendan. En particular por los protagonistas que tienen responsabilidades, entre otros, en el plano gubernamental, empresario, sindical, social, periodístico y académico. Leer al mundo que nos rodea con enfoques propios del pasado, incluso el inmediato, no parece ser hoy lo más recomendable.

El de las negociaciones comerciales internacionales parecería ser uno de los planos más expuestos al impacto de los cambios que se están produciendo en el entorno del Mercosur. Desde antes que se desatara la actual pandemia, la agenda 2020 de sus negociaciones internacionales ofrecía aspectos complejos, en los cuales era factible observar diferencias de criterios entre los cuatro países miembros. Algunos de ellos parecen haberse acentuado en el contexto de la actual crisis.

Uno de los aspectos en los que podían percibirse tales diferencias, era el de que fuera posible negociar acuerdos comerciales preferenciales en los que no todos los países miembros participaran, pudiendo por lo tanto generar impactos en el comercio intra-Mercosur y sobre todo en el valor relativo de las respectivas preferencias comerciales.

El debate que se ha observado al respecto, suele reflejar un no reconocimiento de que el Tratado de Asunción establece un mercado común con una unión aduanera y un arancel externo común. Más aún, en su artículo 2° establece que "el mercado común estará fundado en la reciprocidad de derechos y obligaciones entre los Estados Partes" (hemos analizado este tema en anteriores Newsletters incluyendo el de marzo de este año).

Implica por ejemplo, el reconocimiento de que aquello que un país otorgó a otro país miembro -por ejemplo, el arancel cero para el comercio recíproco- no se lo puede luego licuar dándole unilateralmente la misma ventaja a un país no miembro. Sólo se puede hacer a través de un acuerdo internacional negociado y firmado por todos los socios. De ahí la necesidad de negociar como conjunto los acuerdos comerciales preferenciales con terceros países.

¿Puede este compromiso diluirse o cambiarse sin modificar el Tratado con el acuerdo explícito de todos los socios? Desde el punto de vista jurídico la respuesta es no. No podría ser sólo por medio de una Decisión del Consejo del Mercosur, tal como resultaría, por ejemplo, de una modificación de la Resolución 32/00 del año 2000, como a veces se ha sugerido. Y se sabe que lo jurídico puede tener una clara implicancia política.

En el caso del Mercosur la restricción pactada en el Tratado de Asunción no deriva necesariamente de consideraciones teóricas. Es resultado del contexto en el cual se negoció el Tratado de Asunción. Además del peso que tuvo el "modelo europeo", recordemos que un telón de fondo fue la preocupación de los socios -en especial de la Argentina y del Brasil- con la posibilidad que uno u otro estuviera tentado a abrir una negociación comercial bilateral con los EEUU, que había ya lanzado su Iniciativa de las Américas orientada a negociar acuerdos bilaterales de libre comercio con países de la región.

Incluso, podría ser esa una de las razones que explicarían por qué Chile prefirió no aceptar ser miembro del Mercosur, a lo que estaba invitado. Luego concretó su acuerdo bilateral de libre comercio con los EEUU

En el plano latinoamericano, la reforma del Mercosur y su articulación con la Alianza del Pacífico, es hoy prioritaria. Parece conveniente alcanzar tal objetivo sin que sea necesario introducir en lo inmediato reformas de fondo en el Tratado de Asunción, ya que podría plantear dificultades internas en países miembros.

Sería ello factible si no se introducen enfoques dogmáticos sobre lo que debe ser una unión aduanera o una zona de libre comercio. La combinación entre sentido político, pragmatismo económico y flexibilidad jurídica, permitiría lograr resultados concretos, asegurando a la vez la necesaria previsibilidad de las reglas pactadas.

En todo caso, está siendo evidente la conveniencia de adaptar los métodos empleados para construir el Mercosur, a nuevas realidades globales, regionales y de sus propios países miembros. Ello sería mejor que abandonar objetivos políticos y económicos, que condujeron en 1991 a su creación, como resultante de la iniciativa fundacional de la integración entre Argentina y Brasil, a la que se sumaron luego Uruguay y Paraguay.

Félix Peña es Director del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación ICBC; Director de la Maestría en Relaciones Comerciales Internacionales de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF); Miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Miembro del Brains Trust del Evian Group.

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