El Mercosur en los grandes acuerdos regionales
La “oferta dialogada” que la Unión Europea intentó introducir con la visita de diferentes delegados comerciales a Buenos Aires, no llegó a cubrir las expectativas de la contraparte Mercosur en las negociaciones por el acuerdo biregional. Se esperaba un ofrecimiento formal y cuantificado, tal como lo hicieron los negociadores del Mercosur, cumpliendo con el intercambio formal de propuestas que debía concretarse el 15 de abril. El bloque del cono sur presentó una oferta compleja, detallada por el subsecretario de Integración Económica americana y de Mercosur de la Cancillería argentina, embajador Eduardo Sigal, en una extensa entrevista con Mercosur abc. Si bien es cierto que la UE podría incluso alargar los plazos de presentación de su oferta mejorada más allá de la reunión bilateral de Bruselas de esta semana, todavía existen expectativas por una apuesta europea de importancia para aumentar el flujo comercial con el Mercosur. Dado que se trata de un acuerdo que puede definir su presencia económica y política en la región en términos de ventaja con la otra gran negociación bilateral regional. En este punto, Sigal explicó los avances del Mercosur en su esfuerzo por replantear el ALCA. Un mínimo común denominador ALCA con un acuerdo profundizado, que habilite negociaciones entre países o grupos de países con distintos grados de desarrollo. Condición básica para lograr una negociación equilibrada, que respete las asimetrías que hay en la región.
Con respecto al tema de la negociación con la Unión Europea, diría que nos encontramos en un momento de diálogo muy intenso. Ha estado en Buenos Aires una importante delegación de negociadores hace unos 10 días encabezada por Peter Carl; en estas horas pasó por esta ciudad el Comisario de Agricultura, Franz Fischler. Esto indica que la UE está interesada en avanzar en el acuerdo con el Mercosur. ¿Dónde están las trabas?
El 15 de abril deberíamos haber concretado un intercambio de ofertas (para ser discutidas en la próxima reunión de Bruselas, respetando el cronograma de negociaciones acordado en forma bilateral hacia fines de 2003) . El Mercosur entregó sus ofertas mejoradas el día 16 en tiempo y forma; la UE prefirió no entregarlas y mandar estas delegaciones para hacer “una oferta dialogada”; o sea ir negociando, consensuando, avanzando hasta que llega el momento de la presentación de una oferta formal. Por un lado, esto es bueno porque muestra una voluntad. Pero tiene en mi opinión un aspecto muy malo, que es que el Mercosur presentó su oferta, con lo cual los negociadores europeos conocen la propuesta y tienen bases ciertas sobre las cuales siguen reclamando un mejoramiento de los ofrecimientos. Esto es absolutamente lícito, pero el Mercosur no cuenta con la oferta de la UE, entonces ahí se genera una situación de desventaja.
Concretamente, ¿cuál fue la oferta del Mercosur?
Se trata de una oferta compleja, que abarca todo el universo arancelario, estamos hablando de casi 10.000 productos. Desde el Mercosur lo que planteamos concretamente es una modificación del cronograma de desgravación. Se crea una canasta a tres años, de desgravámenes de una cantidad importante de productos, y estamos incorporando algunas áreas de servicios, como telecomunicaciones e informática, que eran temas que justamente preocupaban a Europa. El Mercosur ha hecho una oferta al respecto; por lo tanto movió las piezas, hizo una jugada. Esperamos de la UE que responda también con una oferta importante.
Europa viene hablando todavía sin propuesta concreta, de modificar la situación de la lista de productos que están sin incorporar a la desgravación arancelaria, como es el caso de la canasta E, que abarca unos 980 productos. La UE oferta, por ahora verbalmente, la incorporación de una parte de estos productos a la lista D (con plazo de desgravación arancelaria a 10 años); y para otra parte de aquella lista, la modificación de cupos de productos, un aumento de cuotas. Puede ser interesante pero insisto, la oferta aún es oral. Y las negociaciones tienen que estar plasmadas en números concretos, volúmenes y fechas.
Uno de los reclamos fundamentales que se le ha hecho al Comisario Fischler en su paso por Buenos Aires, es que los negociadores europeos han enviado borradores sobre algo así como unos 180 productos de los 980. Por lo tanto falta mucho. Y entre lo que falta, están los productos agrícolas elaborados, de sumo interés para el Mercosur.
En la conferencia de prensa que ofreció en Buenos Aires, Fischler dijo que Europa tenía en mente una propuesta muy ambiciosa que iba a incluir los alimentos agroindustriales...
Estamos esperando... queremos ver la oferta. En esta semana se reúne el 13º Comité de Negociaciones Birregionales (CNB) en Bruselas. Europa habló de avanzar en esta reunión en algunos elementos más de la propuesta, pero que se puede esperar una propuesta concreta recién entre la Reunión del CNB del 3 al 7 de mayo y la Cumbre de Guadalajara (la reunión Iberoamericana) que se celebrará el 28 de mayo. En la práctica, se están tomando la posibilidad de un mes más de plazo para definirse.
Y lo cierto es que nosotros queremos terminar esta negociación tal cual lo ha establecido el cronograma de Bruselas, en octubre. Porque compartimos con la Comisión Europea que el nuevo escenario que se presenta a partir del 1º de mayo, con la incorporación de 10 nuevos países (los nuevos miembros de Europa Central) a la UE y el cambio de autoridades de la conducción europea en octubre, puede lógicamente alterar el escenario que se viene construyendo hace ya ocho años.
¿Y los intereses concretos de Argentina en las negociaciones con la UE?
Básicamente, un incremento del acceso al Mercado Europeo de nuestros productos y de aquellos con el mayor valor agregado de acuerdo a nuestro desarrollo productivo. Esto es lo que estamos analizando producto a producto, canasta a canasta. Ese es un interés clave de Argentina. No podemos olvidar que el Mercosur tiene un comercio muy importante con la UE, que representa aproximadamente un cuarto de nuestras exportaciones. La posibilidad de incrementar ese porcentaje es muy importante también para la generación de empleo en la Argentina, para producir un proceso de inclusión social. Este es un país que estuvo al borde de la disolución nacional en el año 2001; recuperarse de eso es difícil y el comercio exterior tiene que estar al servicio de la recuperación nacional. Hoy la balanza comercial con Europa es decitaria para la Argentina. Necesitamos vender más productos que los que compramos, por lo tanto es mucho todavía lo que hay que hacer y la UE tiene que entender que este es un acuerdo trascendente para el Mercosur, porque es la primera vez que va a firmar un acuerdo con otro bloque extracontinental. Bloque de países desarrollados que tiene como objetivo transformarse en uno de los polos del mundo en la competencia con EEUU.
Europa debe entender que está tratando con países en desarrollo, y en consecuencia tiene que aportar más para que nuestros países se puedan desarrollar, además de ayudar a otros países que a su vez tienen más dificultades que el Mercosur.
Incluso aportando a la resolución de las asimetrías dentro del Mercosur...
Hay una asimetría global entre los bloques, ellos llevan cincuenta años de construcción, tienen moneda única, tienen un nivel de vida y PBI muy superior al de esta región; tienen un desarrollo industrial, científico, tecnológico, cultural, que nosotros reconocemos, respetamos, admiramos. Ahora, ellos tienen que reconocer que en el caso de la Argentina, tenemos un 50% de la población por debajo de la línea de pobreza, que se ha destruido buena parte del sistema productivo nacional, que tenemos cifras enormes de desocupados; y que para que un país se desarrolle tiene que producir, generar empleo, incluir, dar educación, etc. Entonces, este es un acuerdo que tiene implicancias más allá de lo comercial. Es un acuerdo de libre comercio, pero también es un acuerdo de cooperación y de coincidencias de enfoque en el área política.
Hay una diferencia con la propuesta del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que en el fondo es una propuesta de mercado...
Sí, el ALCA fue un proceso de negociación distinto. El área hemisférica está en un replanteo muy profundo, nosotros somos partidarios de que ese replanteo se profundice. Lo ha planteado el Mercosur en junio de 2003 en soledad, con resistencia y hasta con actitudes de fuerte rechazo de algunos de los 30 países que estamos en ese proceso de negociación. Por suerte, los distintos países fueron recapacitando acerca de esa discusión; entendieron que la hegemonía del mundo de esta época no es la hegemonía del modelo neoliberal del año ’94 donde se concibió el proyecto del ALCA. Empezaron a entender que el Mercosur no estaba en contra del ALCA y que no era una discusión ideológica, sino que lo que buscábamos era una negociación equilibrada, que respete las asimetrías que hay en la región, que todos los países podamos tener algún beneficio al integrarnos en esta sociedad, y que en lo único que podíamos avanzar en esta etapa es en la posibilidad de acceder al mercado de los países desarrollados.
A cambio de ello estamos dispuestos a hacer algunas concesiones a los países desarrollados de la región. Me refiero básicamente a EEUU y Canadá; deben entender que este no es un acuerdo en el que puedan concentrar todos los beneficios. Ese fue el enfoque del neoliberalismo de los años ’90, con esa piedra no nos queremos volver a tropezar. Y por eso el Mercosur se pone firme reclamando una “cancha equilibrada”; no pueden pedir libre comercio y mantener una actitud de protección para su comercio y producción. Es evidente que no pueden seguir defendiendo como un tema de principios los subsidios a las exportaciones y a la producción interna.
Para reclamar en la mesa de negociaciones, EEUU y Canadá tienen ofrecer concesiones proporcionales a su desarrollo; es el mismo caso que la UE. No puede ser que hablen de libre comercio y que en la práctica estén aplicando proteccionismo para sus productos; ¿libre comercio para nosotros y protección para ellos?
Proteccionismo interno y también la discusión sobre qué protección puede existir para sus inversiones en los países de la región.
Por eso habría que cambiar el enfoque. Ese es el motivo por el cual Mercosur planteó: lleguemos a un mínimo común denominador como piso contenedor de lo que podríamos llamar ALCA; y habilitemos la posibilidad de negociaciones bilaterales o plurilaterales dentro del contexto de los criterios generales ALCA, que cada país o bloque de países lo establezca de acuerdo a las coincidencias que puedan ir encontrando entre ellos. No pretendamos que en un solo acuerdo esté contenido todo, porque no estamos hablando de los mismos desarrollos. Las necesidades e intereses de los países del Caribe son diferentes a los de Brasil; los de Argentina no se parecen a los de Ecuador o Centro América. Entonces, respetemos las asimetrías y busquemos una negociación de respeto mutuo de carácter bilateral.
Y lo mismo le planteamos a EEUU, por eso el Mercosur quiere llegar a un mínimo común denominador ALCA con un acuerdo profundizado, lo que hemos definido como Cuatro más Uno, los cuatro integrantes del Mercosur más EEUU, Canadá o la Comunidad Andina de Naciones. O como le hemos planteado al Canciller de Guyana, una negociación Mercosur – Caricom (la Comunidad del Caribe). Ahí podemos avanzar, porque estamos dicutiendo entre intereses de países que nos queremos desarrollar o entre países en desarrollo y grandes potencias como EEUU.
¿Cómo incide en las negociaciones del ALCA la firma de los acuerdos bilaterales de EEUU con las pequeñas economías? ¿Podría generar un plafond de ventajas comerciales que termine condicionando las relaciones en el ALCA?
Bueno, el Mercosur también está construyendo esos acuerdos. Ya los teníamos con Bolivia y Chile como asociados, hemos avanzado en noviembre con Perú, se cierra la negociación Mercosur – CAN; estamos negociando, abriendo líneas de discusión importantes con México, con los países del Caribe, Caricom, y otros bloques.
¿Cuál sería el tipo de acercamiento que podría tener México con el Mercosur? ¿Puede asociarse plenamente teniendo la membresía del NAFTA?
Ellos podrían ser socios plenos del Mercosur si esa fuese la decisión política y estuviesen dispuestos a aceptar lo que son las pautas establecidas por el propio bloque; para eso deberían aceptar los protocolos del Mercosur, establecer un Tratado de Libre Comercio como una de las condiciones básicas, sin restricciones y en todo el universo arancelario. En fin, no es lo que nosotros veníamos percibiendo en las cuatro rondas de negociaciones que hemos tenido en el año 2003 con este país. Daría la impresión de que el Canciller Derbez, con sus recientes declaraciones en pro de la integración de México al Mercosur, lo que hizo fue manifestar que había una voluntad política de avanzar en esto. Pero la voluntad política si no va acompañada de negociaciones concretas, no alcanza. Cuando el Presidente Vicente Fox concurra a la Cumbre de Presidentes el día 8 de julio en Buenos Aires, le presentaremos un Plan de un proceso de negociaciones acorde con la voluntad política que expresó el Canciller en su reciente gira por el Mercosur.